Tierra de Babel
Jorge Arturo Rodríguez
¡Qué barbieriedad, Oppenheimer!
La vida color rosa, rosa pastel, o la vida color rojo, rojo sangre, apocalíptico. Que cada quien piense lo que quiera, puesto que cada cabeza es un mundo, y decida; pero por favor, reflexione, medite su voto... ¡Corte! No, no es para ponernos más torpes. Vea su realidad del color del cristal que prefiera, al fin y al cabo somos lo que elegimos, aparte de lo que tragamos o hacen que nos traguemos. Mi estimado Aurelio Asiain me comentó que quizá todos tenemos grandes ideas y no sabemos reconocerlas. Las dejamos pasar, inadvertidas. Pensamos distraídamente. Pensamos sin pensar. Usted puede elegir entre "[Barbielandia es] donde se pueden resolver todos los problemas de feminismo e igualdad" o "Ahora me he convertido en la muerte, el destructor de mundos."
¿Qué nos queda? Reconstruir un mundo de amor y paz, encontrar la fórmula real. Abrazarnos, tendernos al menos la mano, para salir de atolladero. Ya me lo decía Margarito Cuéllar, el golpe más contundente es el del amor. No hay condición humana que lo resista. Así seas noqueado cien veces, vuelves al ring con el asombro y el temor de siempre.
Pero por favor, tomemos en cuenta que con el amor ocurre lo mismo que con los gobiernos: siempre tiene uno la ilusión de que el próximo sea menos desastroso, como me escribió Marco A. Almazán.
Lo he dicho: la vida no es muy seria en sus cosas. Así que fíjense ustedes:
"Un hombre va a comprarle un juguete a su hija y le pregunta a la vendedora:
-¿Cuánto cuesta la Barbie del escaparate?
De una manera condescendiente la de la juguetería le respondió:
-¿Cuál?... tenemos:
Barbie va al gimnasio, por 19.95 euros,
Barbie juega al volley, por 19.95 euros,
Barbie va de compras, por 19.95 euros,
Barbie va a trabajar, por 19.95 euros,
Barbie va a bailar, por 19.95 euros,
y Barbie divorciada, por 265.95 euros.
Asombrado, el hombre pregunta:
-¿Por qué la Barbie divorciada cuesta 265.95 euros cuando las demás cuestan 19.95?
La vendedora con aire de autosuficiencia responde:
-Señor, Barbie divorciada viene con: el coche de Ken, la casa de Ken, la lancha de Ken, los muebles de Ken, el ordenador de Ken... ¡y un amigo de Ken!"
¡Qué barbieriedad! Y va otro:
"-Hijo, ¿qué quieres por Navidad?
-Una Barbie.
-¿Qué? Tú eres un macho, ¡pide algo de hierro!
-Pues una plancha."
Los días y los temas
Fíjate, Oppenheimer, este 1 de agosto es Día Mundial de la Alegría, y qué crees, pos que en nuestro chingón país no se celebra, ni aparecemos en la lista de los 10 países más alegres el mundo. ¿Podrás creerlo? O será cierto lo que dijo Salvador Elizondo: "Siempre que encuentro a alguien que tiene por principio manifestar, aunque sólo sea de una manera retórica, la alegría de vivir, experimento la sensación inquietante de estar ante alguien que trata de engañarme." ¡Uff! ¡Cuántos me han engañado! ¡Cuántos han caído en mi engaño!
De cinismo y anexas
Honor a la alegría, por favor... Cuán felices podríamos ser... ¡Todos juntos ya! Y dice así:
-¡Mamá!, ¡conseguí un papel en aquel casting!
-¡Qué alegría! ¿Y de qué harás?
-De marido.
-Bueno hijo, no te preocupes, ya te tocará un personaje con diálogo la próxima vez...
Hasta la próxima.
Ruta Cultural. Centenario del Natalicio de Alvaro Mutis (I) “Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero: La nieve del Almirante.”
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Centenario del Natalicio de Alvaro Mutis (I)
“Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero: La nieve del Almirante.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
“Saber que nadie escucha a nadie. Nadie sabe nada de nadie. Que la palabra, ya, en sí, es un engaño, una trampa que encubre, disfraza y sepulta el precario edificio de nuestros sueños y verdades, todos señalados por el signo de lo incomunicable.” Lo transcrito es un pequeño párrafo de frases sueltas que conoceremos del emblemático personaje llamado Maqroll el Gaviero, pero que, en sí, son frases muy íntimas y sentidas por el creador del personaje, me refiero al extraordinario escritor colombiano Álvaro Mutis, de quien se recuerda el centenario de su nacimiento siendo un 25 de agosto de 1923 en Bogotá.
Álvaro Mutis nació en Colombia, mas, su infancia la vivió en Bruselas, Bélgica. Fue un niño que creció viajando de Europa a América, disfrutando de la buena mesa, rodeado de libros, empero, al morir su padre, su madre decidió regresar a vivir de manera permanente a Colombia. Esta experiencia será fundamental en sus obras literarias, por lo menos en los paisajes de las historias donde aparece Maqroll el Gaviero, el lector se encontrará con ríos, flora y fauna colombiana. Literalmente Álvaro Mutis expresó: “Todo lo que he escrito está destinado a celebrar, a perpetuar ese rincón de la tierra caliente del que emana la substancia misma de mis sueños, mis nostalgias, mis terrores y mis dichas. No hay una sola línea de mi obra que no esté referida, en forma secreta o explícita, al mundo sin límites que es para mí ese rincón de la región del Tolima, en Colombia.”
Y si seguimos hablando de las experiencias personales como punto de partida para la creación de sus obras literarias, el lector debe saber que Álvaro Mutis llegó a vivir a México cuando tenía aproximadamente unos treinta y tres años de edad. Y que por problemas con la justicia colombiana fue encarcelado en la prisión de Lecumberri. Esta difícil experiencia será la piedra angular que le permitió escribir siete novelas donde el personaje central es Maqroll el Gaviero, aclarando que este singular personaje ya había aparecido en algunos poemas de su creador, no obstante, cuando el personaje adquiere transcendencia, cuando se convierte en un protagonista icónico en la obra de Mutis y de la literatura hispanoamericana, es a través de las siete novelas.
No significa que las historias que vive Maqroll son hechos que suceden en una cárcel, no, no va por ahí. La prisión le enseñó a Álvaro Mutis la profunda sensación de soledad, angustia, vacío, tristeza, desinterés, en palabras textuales sobre su estancia en prisión Mutis afirmó: “En la cárcel tú llegas al final de la cuerda…En la cárcel estás frente a nada.” Y todas estas impresiones, conmociones, son ampliamente abordadas mediante las historias que le suceden a Maqroll. Así que, en este mes dedicado a Álvaro Mutis, en las cinco semanas de agosto conoceremos las primeras cinco novelas de la serie titulada: “Empresas y tribulaciones de Maqroll el Gaviero”, e iniciamos con la titulada: “La nieve del Almirante”, publicada en 1986.
Todo inicia cuando el personaje que nos cuenta la vida y andanzas de Maqroll el Gaviero, se encontró con un libro que le interesaba mucho leer sobre el asesinato del Duque de Orleans Luis de Valois a instancias de su primo Juan I de Borgoña. Atrapado por su nuevo hallazgo en una librería ubicada en Barcelona, de pronto percibe que al interior del libro se encuentran varias hojas sueltas tipos facturas comerciales o formatos de contabilidad. Empieza a leer las hojas y descubre que se ha topado con un diario escrito por Maqroll el Gaviero, un personaje que ya ha estudiado, conocido sus aventuras y que pensó no daba para más. Así que emocionado lo lee y lo comparte con nosotros bajo el título: “La nieve del Almirante”. La explicación del titulo es muy sencilla, así se llamaba la tienda u hostal donde Maqroll vivió feliz junto a Flor Estévez, por lo menos hasta esta primera historia, la única mujer que lo ha comprendido y creo yo, amado.
La historia que narra el diario inicia el 15 de marzo y concluye el 29 de junio. Sabrá Dios de qué año. Maqroll va embarcado con la ilusión de llegar a un aserradero y comprar mucha madera para con ella hacer el negocio de su vida. Flor Estévez le otorgó todos sus ahorros para que emprendiera esta nueva aventura, puntualizando que ella no estaba de acuerdo en este lance, más, en silencio lo amaba y lo demostraba con hechos. El viaje es largo, en el a veces amplio y en momentos angosto rio Xurandó, vivirán un sinfín de peligros, incidentes, sufrimientos, temores. Los protagonistas que van abordo son: El gaviero, el capitán, el mecánico, el práctico, y un extranjero de origen eslavo llamado Ivar.
El 18 de marzo ya tuvieron su primera experiencia muy singular: “Al anochecer se presentó una familia de indígenas, el hombre, la mujer, un niño de unos seis años y una niña de cuatro. Todos desnudos por completo. Se quedaron mirando la hoguera con indiferencia de reptiles. Tanto el hombre como la mujer son de una belleza impecable…Esa noche, mientras dormía profundamente, me invadió de pronto un olor a limo en descomposición, a serpiente en celo, una fetidez creciente, dulzona, insoportable. Abrí los ojos. La india estaba mirándome fijamente y sonriendo con malicia que tenía algo de carnívoro, pero al mismo tiempo de una inocencia nauseabunda. Puso su mano en mi sexo y comenzó a acariciarme. Se acostó a mi lado. Al entrar en ella, sentí cómo me hundía en una cera insípida que, sin oponer resistencia, dejaba hacer con una inmóvil placidez vegetal…Una náusea incontenible iba creciendo en mí. Terminé rápidamente, antes de tener que retirarme a vomitar sin haber llegado al final. Ella se alejó en silencio. Entretanto, en la hamaca del eslavo, el indio, entrelazado al cuerpo de éste, lo penetraba mientras emitía un levísimo chillido de ave en peligro.”
Los días pasarán y vendrán muchas experiencias, en algunas estuvieron muy cerca de la muerte. Además, hubo días que no tuvieron contacto más que con la naturaleza bruta, agresiva, y no sin sufrimientos resistieron. Conforme avanza la historia se va conociendo a los personajes y este conocimiento permite comprender su conducta, sus actitudes y, en lo personal, poco a poco el capitán me fue cautivando. Un hombre que desde niño la vida se le complicó. Su padre era un minero que se casó con una mujer de la raza piel roja, al enterarse la familia de la mujer de este amorío, los hermanos de ella buscaron al minero para vengarse, entonces, al minero no le quedó de otra más que con la ayuda de su mujer asesinar a todos sus cuñados. De este matrimonio nació un hijo, el capitán de la embarcación donde va Maqroll el Gaviero. El capitán creció en un ambiente de extrema dureza, rigidez, de joven fue abandonado, cuando se enamoró y fue correspondido, terminó abandonando a ese amor de forma incomprensible, inexplicable…
La soledad, el sentido o sinsentido de la vida, el sentimiento de absurdo, la inmediatez del tiempo, son temas ampliamente planteados por los protagonistas, o la misma historia que van viviendo y contando, implícitamente hace que en el lector surjan esas eternas interrogantes que nos hacemos y a las cuales casi nunca les encontramos una respuesta que nos satisfaga. La historia continúa, pero hay dos posturas en los personajes centrales que son claves, por una parte, el capitán al final del viaje cuando vio que Gaviero casi muere, tuvo un cambio muy fuerte de actitud, su actitud es la renuncia, sintió que a determinado tiempo ya no vale la pena continuar con el viaje, porque según él, todos nuestros viajes terminan en lo mismo, en la nada:
“–Sí, por eso y por lo que me hizo reflexionar. Es como si hubiera descubierto de repente, que estaba jugando el juego que no me tocaba. Es muy malo cuando se vive parte de la vida haciendo el papel que no era para uno, y peor aun es descubrirlo cuando ya no se tienen las fuerzas para remediar el pasado ni rescatar lo perdido. ¿Me entiendes?”
El capitán sentía que: “Nadie escucha a nadie. Nadie sabe nada de nadie.” Creo que esta sensación es la peor enfermedad que podemos padecer los humanos. Sin embargo, por vigente y agresivo que sea este mal, la cura sigue estando a nuestro alcance. Hay que escucharnos. Hay que mirarnos a los ojos. Hay que darnos un abrazo. Hay que dialogar. No vivamos encerrados en una gran cárcel, en la cárcel de la indiferencia, en la cárcel de la inmediatez que no nos conduce a ninguna salida. Si entendemos esto, la postura que tendremos no será la del pobre capitán, sino la del valiente Maqroll el Gaviero:
“Si bien termino siempre por consolarme pensando que en la aventura misma estaba el premio y que no hay que buscar otra cosa diferente que la satisfacción de probar los caminos del mundo que, al final, van pareciéndose sospechosamente unos a otros.” No importa, mientras haya vida nuestro deber es seguir caminando los caminos del mundo. Porque: ¿Para qué derrotarse entes de tiempo?, ¿para qué anticiparse a lo que ya está asegurado? Sigamos caminando.
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Prosa aprisa
Son tiempos de escuchar, proclama Ahued
Arturo Reyes Isidoro
Soy de los que cree, y estoy convencido, que si el gobierno del estado hubiera encargado desde un principio al presidente municipal Ricardo Ahued que cabildeara con tiempo con los vecinos de la avenida Lázaro Cárdenas y ambientalistas sobre las obras para construir el llamado Paso Superior Vehicular (PSV), la construcción estaría avanzando a buen ritmo.
Hasta donde tengo conocimiento, el PSV lo proyectó el gobierno estatal a través de la Secretaría de Infraestructura y Obras Públicas (SIOP), que, como en los viejos tiempos del PRI, diseñó la construcción sobre el escritorio, de la forma más burocrática posible, en forma vertical, sin la asesoría de especialistas en medio ambiente, y las consecuencias las están pagando.
Desde principios de la segunda quincena de julio, ambientalistas ya habían expresado su preocupación por el derribo de 64 árboles que iban a hacer, incluso se manifestaron en la avenida Lázaro Cárdenas, pero nadie de la SIOP ni de alguna otra dependencia del gobierno se presentó a atenderlos y escucharlos, como ya es costumbre en el gobierno cuitlahuista.
La inconformidad en forma de protesta estalló cuando en las primeras horas y la madrugada del martes 18 de julio el gobierno procedió al derribo de por lo menos la mitad de los árboles, sin consideración alguna, y desde entonces los ambientalistas se instalaron sobre el camellón para tratar de impedir que arrasen con los que quedan, esto es, la obra tiene ya una quincena parada y no se tienen visos de solución.
Ambientalistas dan un primer paso de solución
Pero por fin, ayer se dio un primer paso que podría llevar a un acuerdo, cuando los ambientalistas, a través del presidente de “Resistencia Ciudadana Xalapeña”, Ricardo Alarcón, presentaron al alcalde Ahued la solicitud para que se realice un plebiscito al tiempo que acusaron que hay “autoritarismo” por parte del gobierno del estado.
Fue un buen paso, pero lo mejor –a mi juicio– fue la actitud abierta y receptiva del presidente municipal, quien los recibió, los atendió, los escuchó y ofreció atender su solicitud, además de que les dejó las puertas abiertas para continuar dialogando y tratar de llegar a un acuerdo.
Dijo algo que no tiene desperdicio: “Me parece que son tiempos de tratar de ser solidarios por el bien general, son tiempos de escuchar, aunque no acordemos. Pero siempre es importante que miremos por el diálogo”, lo que me llevó a recordar que en los tiempos de los gobiernos del PRI mucha gente en forma resignada quería que por lo menos se le escuchara, aunque no se le resolviera nada. El ciudadano, aquí si el pueblo bueno, es tan noble y aguantador hasta el estoicismo que se conforma (aunque cada vez menos) conque su autoridad lo escuche, tan maltratado ha sido.
Esa es, ahí está la clave de todo. Si algo caracteriza al gobierno de Cuitláhuac García es que está alejado del pueblo que lo llevó al poder, que pone oídos sordos a sus reclamos y protestas y siempre sale con justificaciones que nadie cree, actúa en forma vertical y autoritaria, impone por la fuerza y no abre las puertas a nadie ni practica el diálogo que puede llevar al convencimiento y al acuerdo.
Son tiempos de escuchar, aunque no acordemos, dijo el alcalde. Creo que escuchar es el principio de todo acuerdo. No puede haber acuerdo con oídos sordos, con una sola voz cantante. Todo acuerdo es de dos y se inicia a partir de que una parte escuche a la otra, y viceversa. En política no hay nada que no se resuelva con diálogo y el diálogo es negociación. No se trata de que alguna de las partes pierda, sino de que los dos contendientes salgan ganando y, como en el caso que nos ocupa, que toda la ciudad, su población, ganen también. Es posible.
En realidad, no me extraña que el munícipe haya recibido a los inconformes. No porque una de las principales características de su administración es que trabaja siempre con puertas abiertas para todos e incluso facilita el diálogo, porque por lo menos una vez a la semana lo dedica a dar audiencias y a atender a todas las comisiones de vecinos que se presentan a plantearle alguna preocupación, alguna carencia, algún problema, alguna petición y, que se sepa, hasta ahora nadie ha salido con una respuesta negativa.
A principios del mes pasado, por casualidad me tocó ver cómo, por un uso y costumbre de conceder dos días de asueto a los trabajadores del ayuntamiento con motivo del carnaval de Veracruz, estando las puertas del palacio municipal cerradas, cuando le informaron al presidente municipal que había afuera mucha gente que no estaba enterada de la medida y que había ido a audiencia para ser escuchada, en ese momento pidió que abrieran las puertas y dejaran pasar a todos para atenderlos.
Creo que eso fue lo que animó a los ambientalistas a ir a buscarlo, con lo que, además, le mostraron confianza, y el primer diálogo ya se dio. Ni para que el secretario de Gobierno Eric Cisneros lo acuse que los anda grillando. Solo cumplió con su deber y con el compromiso que tiene con sus representados. Pienso que si el gobierno del estado le da su apoyo para que negocie algún acuerdo, el problema se resolverá.
Tienen razón los vecinos, terceros afectados
En plenas vacaciones, me llamó la atención lo que interpreté como un angustioso llamado de los vecinos del tramo en disputa, frente a la plaza Urban Center, que son los terceros en discordia a los que, creo, nadie ha tomado en cuenta ni pensado en ellos cuando son los principales afectados. Me dije que había que ponerse en su lugar para tratar de entenderlos.
En el portal alcalorpolitico.com leí que pedían que se buscara una solución y no se suspendiera la obra, que consideran necesaria y benéfica. Al pedir que se pensara en ellos, dijeron que a diario sufren las consecuencias de la saturación vehicular que hay en la avenida y que les afecta en su salud, por la grave contaminación que se origina por las emisiones de gases de los vehículos, por el ruido que generan, por el calentamiento de los motores, por el estrés que les causa y por la pérdida de tiempo que les trae poder salir a realizar sus actividades diarias, como ir a sus centros de trabajo o llevar a sus hijos a la escuela.
No les falta razón. Dijeron que, en efecto, había sido un error iniciar los trabajos sin dialogar previamente con ellos, pero que era tiempo de que se corrigiera llamando a las partes enfrentadas para buscar un acuerdo. Dieron también un argumento que, creo, se debe tomar en cuenta: que se escuchara a especialistas, “pues estudios serios pueden demostrar que al final es peor la contaminación que genera la carga vehicular sobre la avenida, que se aliviaría con el Paso Superior Vehicular, que la poda de árboles que se hizo y que falta por hacer”.
Es algo que se debe considerar y evaluar. El diálogo entre el alcalde Ahued y los ambientalistas puede llevar a una solución. Ojalá y lo logren, por el bien de los vecinos afectados, pero también de la ciudad en general.
Acto con más de 10 mil (¿sin acarreados?) de Adán Augusto, en Chiapas
Adán Augusto López presumió ayer en sus cuentas de las redes sociales que a la “asamblea informativa” que encabezó ayer en Tapachula, Chiapas, asistieron “más de 10,000 compañeras y compañeros.
Por las imágenes que subió, en efecto, se ve mucha gente en un gran domo, una especie de auditorio circular, y la pregunta obligada es si los miles asistieron por su voluntad o si en su caso también el gobierno de Chiapas los llevó de acarreados.
Hasta donde he visto, ni Claudia Sheinbaum ni Marcelo Ebrard han tenido un acto tan concurrido y a ver si no el tabasqueño da la sorpresa en el mes que falta de campaña. Las imágenes son testimonio fiel de que no se le puede dar por muerto y de que, como decía el legendario cronista de beisbol Buck Canel: “No se vayan que esto se pone bueno”, o lo que decía el también legendario cátcher Yogi Berra, “esto no se acaba hasta que se acaba”.
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