Hora cero
La carrera rumbo a la sucesión veracruzana
Luis Alberto Romero
Termina una semana política en la que el interés mediático se centró en la contienda interna de Morena por la Presidencia de la República; en los acuerdos entre los aspirantes cinco aspirantes registrados –Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, Adán Augusto López y Fernández Noroña– y en las renuncias de éstos a los cargos que ocupaban en la CDMX, el gobierno federal, el Senado y la Cámara de Diputados.
En Veracruz, esta semana robaron reflectores tanto la ola de calor que afecta a todo el territorio estatal con temperaturas de hasta 40 y 43 grados, como la actividad y las declaraciones de las "corcholatas" de Morena en el marco de la sucesión de 2024.
Morena está en plena carrera por la selección de candidatos; recordemos que no sólo está en juego la Presidencia, sino también 8 gubernaturas (Chiapas, Guanajuato, Jalisco, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz y Yucatán) y la jefatura de gobierno de la Ciudad de México, 128 escaños en el Senado y las 500 diputaciones federales del Congreso.
En el caso de Veracruz, los ciudadanos votarán en las elecciones del dos de junio de 2024 por los 50 diputados locales –30 de mayoría relativa y 20 más de representación proporcional–.
Adicionalmente, 2024 será el año previo a la renovación de los 212 ayuntamientos veracruzanos y por ello la actividad política será aún más intensa.
El proceso de 2024 servirá también para que los veracruzanos califiquen en las urnas el desempeño –los resultados o la falta de éstos, según sea el caso– del actual gobierno estatal.
En ese marco inician formalmente su carrera los aspirantes de Morena a suceder en la gubernatura a Cuitláhuac García. Hasta este momento se han mencionado los nombres de una mujer, Rocío Nahle García; y cuatro hombres, Zenyazen Escobar, Manuel Huerta, Sergio Gutiérrez y Eric Cisneros.
En esa interna, Ricardo Ahued ha dado un paso de costado al asegurar que concluirá su periodo en la Presidencia Municipal de Xalapa. De no buscar la gubernatura en 2024, muy difícilmente veremos en el Poder Ejecutivo a un personaje que del comercio pasó con éxito a la actividad política para convertirse en un fenómeno electoral en la capital veracruzana. Ahued llegará a 2030 –la próxima sucesión– con 72 años.
Mientras eso ocurre en Morena, la oposición veracruzana esta semana pareció aletargada, casi dormida; con las únicas excepciones del senador Julen Rementería y del diputado José Francisco Yunes, quienes esta semana se refirieron, por separado, a las deficiencias de los servicios públicos de salud.
Es innegable que a estas alturas del año, cuando faltan sólo 4 meses para el arranque formal del proceso electoral 2023-2024, no existe claridad sobre el rumbo de la alianza opositora; tampoco hay una carta perfilada a la candidatura a la Presidencia y menos aún al gobierno veracruzano.
Ni siquiera se tiene la certeza del partido que postularía al candidato opositor al gobierno del Estado, aunque todo apunta a que será el Revolucionario Institucional. Si así fuera, es muy probable que el abanderado sea el diputado federal José Francisco Yunes, cuyos partidarios esperan ver una vez más en las boletas electorales. @luisromero85
Prosa aprisa
Paranoico culto a la personalidad
Arturo Reyes Isidoro
¿En qué momento quienes hoy gobiernan Veracruz –es un decir, que conste– perdieron la dimensión de su verdadera estatura y sin que termine todavía su sexenio, sin que se sometan –o la sociedad los someta– al juicio de la historia, que nunca perdona, se creen ya merecedores de ser venerados y fomentan la práctica del culto a la personalidad?
Me pregunto quién les dijo y les hizo creer que sin que todavía los veracruzanos emitan su veredicto y los lleven a juicio para decidir si son inocentes o culpables, ya son merecedores de honores reservados solo para los hombres insignes, ilustres.
El 16 de octubre de 1953, Fidel Castro hizo una histórica defensa, la suya, ante el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba, que lo juzgó por el ataque al Cuartel Moncada el 26 de julio de ese año, que inició la cruenta lucha que culminaría con el triunfo de la Revolución cubana. Pronunció entonces una frase que pasó a la historia y que da sustento, desde entonces, a los movimientos de los pueblos en su lucha por su libertad y a quienes los encabezan: “La historia me absolverá”.
Un hombre de su estatura no se declaró ni se creyó entonces héroe. Sabía que luchaba por una causa justa, pero que él mismo no podía calificarse; que solo su pueblo y el tiempo habrían de colocarlo en el sitio que se mereciera, si es que se merecía algo; que le darían su justa dimensión. Lo cito porque según el cuitlahuista es un gobierno de izquierda y según los mueven también figuras de la estatura de Castro, del Che Guevara, de Camilo Cienfuegos.
En lo que parece ya una paranoia de que son los salvadores de Veracruz, de que son únicos, de que Veracruz empezó su historia, a ser, a partir de que ellos llegaron al gobierno y que han hecho tanto bien que no necesitan ni el fallo ni la sentencia del pueblo veracruzano ni la perspectiva que da el paso del tiempo, apenas a cuatro años y medio de ejercicio ya empezaron a autoglorificarse.
Cuando empezamos a ver que el secretario de Gobierno Eric Cisneros mandaba pintar la imagen de su rostro en murales que él patrocina, creíamos que era una más de sus chifladuras. Pero, ahora sí, como el Quijote a Sancho, al que contagió su locura, ahora vemos que el afrodescendiente contagió al gobernador Cuitláhuac García Jiménez y al secretario de Educación, Zenyazen Escobar García, quienes han procedido a imitarlo.
¡Se comparan con Heberto Castillo!
¡Recáspita!, exclamé y me fui para atrás cuando vi la imagen del mural que Cuitláhuac y Zenyazen mandaron pintar en el nuevo edificio del plantel 338 del Conalep en Córdoba, ¡en el que ordenaron que incluyeran las imágenes de sus rostros!, una forma de quererse inmortalizar y pasar a la historia como los grandes constructores de escuelas, como si sus antecesores no hubieran mandado construir todas las que ya había cuando ellos llegaron, aunque a ninguno se le ocurrió que a cambio pintaran en ellas sus caras, sus rostros, sus imágenes.
Pero, además, qué insolencia, qué grosería, qué ofensa para los verdaderos izquierdistas y verdaderos luchadores sociales, aquellos que perdieron la vida o que pasaron buena parte de su vida huyendo, escondiéndose de los gobiernos represores del PRI, como el ingeniero Heberto Castillo, uno de los héroes del 68, veracruzano ilustre, de Ixhuatlán de Madero, a cuya altura histórica pretenden estar y se hacen colocar en el mural al lado de él.
Los jóvenes del 68, los de mi generación, no olvidamos el 28 de agosto de aquel año cuando policías de Díaz Ordaz intentaron secuestrarlo y le propinaron una golpiza afuera de su casa, que le provocó una fisura de cráneo. Como pudo escapó y fue a dar a Ciudad Universitaria donde lo atendieron estudiantes de Medicina Veterinaria. Como lo buscaban, escapó de ahí y fue a dar a la casa del general Lázaro Cárdenas, quien lo tuvo escondido. En 1969 finalmente lo detuvieron y lo encerraron en Lecumberri. Lo conocí en Coatzacoalcos cuando yo casi era un chamaco y él ya andaba con aquel Movimiento para la Liberación Nacional, con el que simpatizaba.
Ahora Cuitláhuac y Zenyazen se hicieron pintar compartiendo espacio con él. Qué atrevimiento. Cuánta osadía. Cuánta procacidad, además, compararlo con López Obrador y hacerlo dibujar a su lado.
Pero este mural no es el único. Quién no recuerda el que mandó pintar Eric Cisneros en Misantla en agosto del año pasado en el que hizo que dibujaran también su imagen y al que los habitantes mostraron su rechazo mandándolo a embadurnar con pintura negra. En esa ocasión, Cuitláhuac reprobó ese hecho de culto a la personalidad de su colaborador. Dijo que creía que no se volvería a repetir, aunque después se repitió en otro pueblo. Y cuando los reporteros le dijeron que por qué Eric y no él era quien aparecía en el mural, respondió: “Yo no soy fotogénico”. ¿Es que diez meses después ya cambió, ya es fotogénico y por eso se hizo pintar en la escuela de Córdoba?
Y según López Obrador, no le gusta el culto a la personalidad
La acción de Cuitláhuac, Cisneros y Zenyazen choca con la postura de su presidente, López Obrador, quien el 3 de enero de 2022 dijo que no le gustaba el culto a la personalidad.
Ello a raíz de que una estatua de él que había erigido e inaugurado en su honor el ayuntamiento de Atlacomulco, Estado de México, cinco días antes había sido derribada por los pobladores. “Yo les agradezco mucho por sus buenas intenciones, pero también que me hagan caso porque no me gusta lo que tenga que ver con la vanidad, el culto a la personalidad”, manifestó.
Pidió a los lambiscones que quieren quedar bien con él “que tomen en cuenta de que yo he expresado de que no quiero que pongan a calles, a parques, a bibliotecas mi nombre, ni quiero tampoco que me levanten ninguna estatua, no quiero nada de eso, lo he expresado varias veces”. Pero en Veracruz las autoridades de su partido tienen los oídos sordos.
Cuando se da uno cuenta lo que acaba de pasar en Córdoba no puede dejar de pensar que es pura hipocresía.
Desde 2018 ya habían puesto su nombre a una calle
El culto a la personalidad lo trae inoculado Cuitláhuac desde que era gobernador electo. El 27 de agosto de aquel año, en “Prosa aprisa” (“Culto a la personalidad”) comenté que su mismo equipo de prensa había dado a conocer que una calle de Huiloapan, en la región de las Altas Montañas, llevaría su nombre, lo que además había confirmado el ayuntamiento que presidía José Gabriel Flores Sarabia.
“Me extraña sobremanera que el gobernador electo haya permitido tal desatino político porque el hecho abrió el paso al culto a la personalidad en su administración cuando ni siquiera es proclamado gobernador constitucional y cuando todavía no se tienen los resultados de su gestión y por lo tanto no se sabe sí será merecedor de que alguna obra lleve su nombre”, comenté entonces.
Agregué: “El culto a la personalidad lo practicaron, y de qué forma, los priistas en su época de esplendor, poniendo su nombre, o el de su esposa, a calles, mercados, colonias y a las más diversas obras y espacios públicos, o construyendo estatuas de su persona para perpetuar su nombre. Pensé que los de Morena, que tanto han criticado a tricolores y a panistas, no caerían en esa práctica”.
¿Rebautizarán con sus nombres todos los espacios públicos?
Pero sí lo hicieron, ¡cuando todavía les falta año y medio para terminar su gestión! No será raro entonces que en adelante veamos que obligan a los ayuntamientos del estado a cambiar la nomenclaturas de calles, avenidas, puentes, parques, mercados, a las autoridades educativas el de las escuelas, en fin, la de todos los sitios públicos.
Así, a nadie debe sorprender si mañana hay avenidas Cuitláhuac García, puentes Eric Cisneros, escuelas Zenyazen Escobar, calles Eleazar Guerrero, mercados Dorheny García, reclusorios Verónica Hernández Giadáns, si además colocan estatuas de ellos y de otros, si pintan sus rostros en cuanto mural se pueda, si les ponen sus nombres a colonias, si a los auditorios les cambian los nombres por los de Claudia Sheinbaum y Rocío Nahle. En fin.
Como ya acabaron con la pobreza, como ya no hay inseguridad ni violencia, como ya no hay desempleo, como están a rebosar de medicamentos los hospitales, como ya dotaron a las ciudades de agua y no hay escasez, como ya lograron que bajen las tarifas eléctricas, como ya no permiten que roben los de las grúas, como ya no hay inocentes en la cárcel, como encarcelaron a la presidenta del Tribunal Superior de Justicia por amenazar a los jueces que aplican la ley, por todos esos logros y más, merecen que, desde ya, los inmortalicen. Cómo no. ¿O no? ¿Qué no? (por favor, no se ría).
Claroscuros. Andrés Manuel y la democracia: cuidado las corcholatas y el escenario superficial...
Published in EditorialCLAROSCUROS
Andrés Manuel y la democracia: cuidado las corcholatas y el escenario superficial...
José Luis Ortega Vidal
(1)
"En El futuro de la democracia (1984), Bobbio cuestionó las transformaciones de la democracia y, analizó la «crisis» del sistema democrático teorizando que las amenazas a la democracia en realidad no son externas. Existen más dificultades en cuanto a razones internas por la opacidad, burocratismo y restricciones del garantismo del Estado, así como por la formalización de las instituciones que pierden poder decisional capacidad de control y por el distanciamiento entre el poder y la sociedad (Rodríguez-Aguilera, 1997).
En el análisis de esta obra, Rodríguez-Aguilera (1997), explica cómo es que Bobbio analizó los problemas de la democracia realmente existente y las dificultades a la hora de cumplir sus promesas. Bobbio consideraba que la democracia real se ve condicionada e incluso limitada por fenómenos como el aumento desorbitado de aparatos burocráticos, el elitismo tecnocrático y oligárquico, la mediatización e incluso manipulación de la participación política popular:
Estas consideraciones llevan a Bobbio a sostener que uno de los principales desafíos de la democracia real es el de las «promesas no mantenidas» que no se han podido cumplir porque los obstáculos materiales existentes no sólo son técnicos sino específicamente políticos. (Rodríguez-Aguilera, 1997, apartado 1).
Bobbio no negaba la importancia de los principios y valores de la democracia como lo son la tolerancia, la no violencia, la legalidad e instituciones representativas equilibradas. Por tanto, Bobbio concluyó que la democracia real es "la forma política menos mala" de gobierno conocida hasta el presente. A su juicio, no hay alternativas superiores a la democracia constitucional (Rodríguez-Aguilera, 1997).
Por su parte, Acevedo (2000) refiere que, en esta obra, Bobbio realizó un cuidadoso análisis acerca de los obstáculos que ha tenido la democracia para surgir y consolidarse dentro de la sociedad mundial:
Para Bobbio, las transformaciones por las que ha pasado el sistema democrático demuestran que hay un futuro para la democracia moderna, porque allí donde los derechos de libertad y participación de los ciudadanos han sido reconocidos constitucionalmente, la posibilidad de un retroceso a sistemas dictatoriales es conjurada por la existencia misma de la democracia, y aunque haya riesgos, amenazas y caídas, el espíritu de la democracia vive como realidad y anhelo de los seres humanos organizados socialmente. (Acevedo, 2000, p. 1)
Para Bobbio la democracia se manifiesta como un conjunto de reglas que llevan un procedimiento a su cargo e implican la toma de decisiones colectivas, previniendo y propiciando la más amplia participación posible de los interesados (Acevedo, 2000).
Asimismo, a través de su labor como teórico y filósofo del derecho y la política, Bobbio construyó un esquema de cuatro nexos racionales, teóricos y prácticos, que vinculan se entre sí, de manera circular. Estos son el nexo entre democracia y derecho, entre derecho y razón, razón y paz y el nexo entre paz y derecho (Ferrajoli, 2005).
En primer lugar, explica Ferrajoli (2005), Bobbio establece la conexión racional entre democracia y derecho. Como teórico del derecho, defendió la idea del positivismo jurídico y de la separación entre derecho y moral; es decir, entre derecho y justicia. Por lo cual, es posible concebir al derecho sin democracia, pero no puede haber democracia sin derecho. Para Bobbio, la democracia es un conjunto de reglas constitucionales que aseguran el poder de la mayoría y establecen los límites y las ataduras que se le imponen a fin de garantizar la paz, la igualdad y los derechos humanos:
El segundo nexo instituido por Bobbio es entre derecho y razón. Si la democracia es también una construcción jurídica, al ser el derecho el instrumento necesario para modelar y garantizar las instituciones democráticas es aún más cierto, según Bobbio, que el derecho es una construcción racional, al ser la razón el instrumento necesario para proyectar y elaborar el derecho. (Ferrajoli, 2005, p. 32)
La tercera relación que estableció Bobbio es entre razón y paz. Considera que la paz es, al igual que el derecho, una construcción artificial; la paz es un dictamen de la recta razón. Pero también existe el "estado de naturaleza", referente a la ley salvaje del más fuerte y de la guerra infinita y, para poder salir de este estado, se requiere de la voluntad de los hombres en cuanto seres racionales. Surge entonces la pregunta acerca de la construcción de la paz y la garantía es la misma. Aquí es donde se cierra el círculo, con el nexo paz y derecho. La paz será alcanzable a través del derecho, cuyo "fin exclusivo" es la paz, garantizando los derechos humanos (Ferrajoli, 2005).
Por su parte, Silva-Herzog (2004), refiere que no hay concepto más trabajado en el entendimiento bobbiano que el de la democracia. Para Bobbio, el régimen democrático aparece como un procedimiento que abre las puertas de la decisión a la participación colectiva, consideraba que la izquierda debía abrazar el ideal democrático pues es el único espacio en donde pueden coexistir seres libres y autónomos; en donde podría abrirse camino la voluntad colectiva sin aplastar la voz de la discrepancia."
Tomado de: Pensamiento y reflexiones en torno a la democracia (1)
(2)
La lectura de esta cita, extraída de un trabajo académico de la UNAM, conduce a cuestionamientos obligados sobre la etapa democrática que vive México en el marco del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Partimos de una convicción: el régimen político instaurado por el Estado postrevolucionario a partir de 1929 fue de naturaleza antidemocrática.
Los costos del priato -es decir del gobierno del Partido Nacional Revolucionario, luego Partido de la Revolución Mexicana, convertido finalmente en el PRI- resultaron muy altos para el país en pérdidas de vidas, crisis económicas, modelos macroeconómicos fracasados, injusticias sociales y retraso histórico.
El argumento en defensa del régimen de la denominada "dictadura perfecta", a partir de la fundación de instituciones y la construcción del andamiaje burocrático junto con la ausencia de golpes de Estado como en Centro y Sudamérica, no justifican la ausencia democrática.
Resulta pertinente leer y volver a leer el texto colocado en el argumento uno de este texto para asomarse al fondo del concepto democrático, o de la democracia desde la perspectiva del filósofo Norberto Bobbio.
La democracia no es un proceso de construcción automática en el desarrollo social e histórico; por ello resulta básico asumir el costo del movimiento armado entre 1910 y 1917 en México, nuestra Revolución; me refiero a la natural tardanza en la aparición del México democrático.
Un régimen que tarda siete décadas para admitir la entrega del poder por la vía electoral no corresponde a un tiempo razonable, como ocurrió en México.
Durante el siglo XX el país padeció la instauración de una oligarquía plenamente vigente en los días que corren; dueña de la mayor parte de la riqueza nacional, mezquina, de empresarios depredadores y cazada con la infame idea de abrogarse la ventaja de la democracia para sí misma.
Claudio X. González, Germán Larrea, Raúl Salinas, Emilio Azcárraga, la familia Hank, forman parte de esa oligarquía.
¿Son los únicos?
¿Sólo desde la clase empresarial mexicana se ha traicionado el avance democrático?
¿Y la clase política?
¿Y los partidos políticos abyectos?
¿Y la burocracia dorada?
(3)
Francisco I. Madero fue el revolucionario democrático y murió casi de inmediato tras su arribo al poder.
Emiliano Zapara encabezó la Revolución Agraria.
Francisco Villa fue cabeza de la Revolución por la Justicia Social -desde su particular y popular visión del tema-.
Venustiano Carranza impulsó la Revolución Constitucional y la concretó en la Reforma de 1917.
Los generales sonorenses, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles se decantaron por una revolución que les otorgase el poder, manejado por ambos tras la muerte de todos los anteriormente citados y el sometimiento de Adolfo de la Huerta, originalmente parte de su causa y luego rebelde frustrado y exiliado.
(4)
Durante setenta y un años el partido emanado de la revolución se mantuvo en el poder sin un atisbo de interés por la democracia.
Ésta vivió momentos trágicos como la matanza de Tlatelolco de 1968, una de cuyas lecturas ubica el movimiento estudiantil como una demanda de apertura a la participación en el ejercicio del poder para sectores con un pensamiento distinto al del régimen.
La de 1985, durante el sismo, fue una movilidad de la sociedad civil atenta a sí misma para sobrevivir, frente al espasmo del gobierno de Miguel de la Madrid.
Aquella sociedad civil se mantiene despierta desde entonces y aparece en marchas contra decisiones de Andrés Manuel López Obrador respecto a instituciones y sectores del poder producto de la historia nacional: el INE y la SCJN.
Desde 1988 hasta el 2018, la democracia mexicana avanzó y -por primera vez- llevó a la izquierda al poder.
(5)
¿Qué ha hecho la izquierda con nuestra democracia?
A casi cinco años de ejercicio gubernamental:
¿Cuál es el saldo de la 4T respecto al tema democrático?
(6)
Estas preguntas resultan obligadas a unos días del inicio de la campaña de las llamadas corcholatas; sobrenombre simbólico del desdén por la democracia...
Resulta fundamental no distraerse con la superficie y nadar en la profunda estructura de poder de un México cruento, y su proceso histórico electoral 2023-2024.
CONTINUARÁ...
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