Zacatecas, Zacatecas.- Manuel Reta Hernández es actualmente el coordinador de Investigación y Posgrado de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ). Se ha desempeñado como docente investigador adscrito a la Unidad Académica de Ingeniería Eléctrica de dicha universidad desde 1982 y es el líder del Cuerpo Académico UAZ-CA-55 Investigación y Desarrollo Tecnológico con las líneas de investigación en energías renovables y eficiencia energética.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Manuel Reta comentó que su curiosidad por la física y las matemáticas se manifestó desde la adolescencia. Ahí inició su interés por la ingeniería, motivado por los buenos profesores de su escuela secundaria.
“En aquella época era complicado trasladarse lejos del lugar de origen para realizar estudios universitarios, sobre todo para integrantes de familias de bajos recursos, como lo era la mía. Sin embargo, después de la preparatoria, tuve la oportunidad de trasladarme a la ciudad de Zacatecas, lo más cercano que tenía, y comenzar los estudios de ingeniería eléctrica en la UAZ, carrera que desde un principio me atrajo y en la que me desarrollé profesionalmente. Tuve la fortuna de volverme a encontrar con buenos profesores, a quienes recuerdo con mucho agrado, que me motivaron a continuar”.
Manuel Reta, originario de Fresnillo, Zacatecas, es ingeniero electricista. Realizó estudios de maestría en sistemas eléctricos de potencia en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL) y, posteriormente, en 1982 se integró como docente investigador de tiempo completo en la UAZ. En 1993, siendo becario Fulbright, realizó estudios de doctorado en ingeniería eléctrica en la Universidad Estatal de Arizona (ASU, por sus siglas en inglés), en Estados Unidos. De 1998 a 2000, invitado por el doctor George Karady, realizó estancia posdoctoral en la misma universidad.
“Elegir la docencia como campo de desarrollo fue una decisión muy interesante. Recuerdo que al concluir los estudios de licenciatura, varias empresas seleccionaron y reclutaron a la mayoría de los egresados de mi generación. Yo fui seleccionado por una compañía minera. Casualmente también se me presentó la oportunidad de realizar estudios de maestría en la UANL, a través de una beca otorgada por la Secretaría de Educación Pública (SEP) y promovida por la UAZ. Finalmente me decidí por esta opción”.
Al finalizar los estudios de maestría, se le presentó la oportunidad de integrarse como docente investigador en la UAZ, actividad que le ha permitido combinar la investigación con la docencia en el campo de la ingeniería eléctrica, y simultáneamente desarrollarse como perito electricista, registrado ante la entonces Secretaría de Comercio y Fomento Industrial (Secofi), para el diseño y cálculo de instalaciones eléctricas.
“Desde hace varios años, las actividades de un profesor de nivel superior no se restringen a la docencia sino que incluyen la investigación, extensión y servicio al sector social. La evaluación que continuamente se realiza a los profesores incluye los cursos impartidos y los proyectos de investigación, manifestados a través de los diferentes productos, como son asesoramiento de tesis de egresados, artículos en congreso y en revistas, libros o capítulos de libros, entre otros, integrados en cuerpos académicos y grupos interdisciplinarios”.
Prototipo generador de electricidad con energía eólica
Como líder y miembro de un Cuerpo Académico, el doctor Reta colabora con otros cuatro investigadores de la UAZ en proyectos relacionados con la eficiencia energética y la energía eólica y fotovoltaica, enfocados en la producción de electricidad.
“Hemos tenido proyectos de investigación con financiamiento externo que nos han permitido adquirir equipo de laboratorio, de medición y otros insumos para el desarrollo de diversos proyectos. En esos proyectos involucramos a estudiantes, tanto de licenciatura como de posgrado —maestría en ciencias de la ingeniería con orientación a energías renovables—, como parte de la formación de recursos humanos”.
Uno de sus proyectos más recientes, financiado por el Programa de Fondos Mixtos (Fomix) de Conacyt-Gobierno del estado, fue el diseño y construcción de un prototipo de generador eléctrico de 20 kilowatts, de imanes permanentes, de doble tambor en el rotor, para aplicaciones eólicas.
“Los resultados obtenidos en el diseño y la construcción del modelo fueron muy satisfactorios. El desarrollo del proyecto permitió concluir los trabajos de tesis de algunos estudiantes de licenciatura y posgrado, y la publicación de algunos artículos; pero lo más importante fue la construcción del prototipo. Aunque su puesta en funcionamiento requiere de otros componentes del sistema eólico completo, los resultados obtenidos han sido la base para el planteamiento de construcción de prototipos comerciales similares de menor capacidad. Ante esto, una empresa privada ya manifestó su interés en recibir asesoramiento para construcción de prototipos pequeños”.
Perseverancia y entusiasmo por el trabajo
El doctor Manuel Reta sostiene que las personas tienen igual capacidad para salir adelante, lo que se requiere es perseverancia y entusiasmo por el trabajo. “Por alguna razón, hay quienes se desvían de sus propósitos para encontrarse en situaciones no muy deseables, pero si realmente se está interesado en lograr los objetivos, lo importante es la perseverancia y el trabajo; aunque se tropiece, con estos dos aspectos se logrará el objetivo. Me agrada animar a mis estudiantes a entrar al mundo de la ciencia, eso les permitirá conocer su entorno y saber cómo modificarlo responsablemente”, finalizó.
Saltillo, Coahuila.- Científicos del Departamento de Parasitología de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN) desarrollan inoculantes microbianos para fomentar el crecimiento de las plantas de forma sustentable, con potencial aplicación en el sector agroindustrial.
El uso de inoculantes microbianos es una forma de fertilización biológica que consiste en utilizar las propiedades de los microorganismos para asociarse con las plantas. Esta asociación les permite tener humedad y algunos nutrientes, mientras ellos proporcionan su capacidad de fijar nitrógeno al vegetal. La simbiosis enriquece la planta, sin la necesidad de fertilizar total o parcialmente un cultivo de forma sintética.
“Es básicamente tratar de usar las propiedades que tienen las bacterias, algas y hongos, de poder fijar nitrógeno atmosférico, solubilizar fósforo, calcio, potasio y dejárselo disponible a las plantas, sustituyendo con ello el uso, en una determinada medida, de fertilizantes químicos que se fabrican con base en el nitrógeno atmosférico o los fosfatos y otros minerales extraídos de minerales”, comentó el doctor Gabriel Gallegos Morales, profesor investigador del Departamento de Parasitología de la UAAAN.
El especialista indicó que el uso de este tipo de microorganismos para poder solubilizar o poder fijar estos compuestos en las plantas retribuye mucho en la fertilización a nivel de campo, ya que la mayoría de los fertilizantes químicos se pueden lixiviar, es decir, que al regar un cultivo parte del fertilizante lo absorben las plantas, pero también otra cantidad se va al subsuelo y a las fuentes de agua, incrementándose los nutrientes y los problemas de eutrofización en lagos y ríos.
“Estamos recuperando microorganismos de este tipo para poder formularlos en laboratorio y poder incorporarlos de manera específica a cultivos vegetales. Por ejemplo, en leguminosas hay microorganismos muy interesantes como son Rhizobium y Sinorhizobium, que están poco disponibles en el país, al igual que Azotobacter y Azospirillum para gramíneas. Sin embargo, son muy útiles en la agricultura orgánica, sustentable y en la reducción de la contaminación ambiental por fertilizantes de tipo químico o sintético”, señaló el investigador.
Microflora benéfica
Gallegos Morales agregó que actualmente buscan incrementar su referencia de cultivos y de cepas, al generar una colección microbiana que permita tener una diversidad de microorganismos que puedan aplicarse bajo diferentes condiciones ambientales y de tipo de suelo.
“Estamos tratando de hacer formulación de estos materiales para prolongar su sobrevivencia y poder aplicarlos directamente a campo, este tipo de innovación tecnológica nos permitirá tener como institución el desarrollo de formulaciones de biofertilizantes para su uso agrícola, en la parte de fijación de nitrógeno, tanto de tipo simbiótico como asimbiótico, para su aplicación en leguminosas o cereales de tipo forrajero para la industria alimentaria de nuestro país”, puntualizó el doctor Gallegos Morales.
El científico aclaró que estos inoculantes microbianos no solo se pueden aplicar a cultivos, también en áreas de recreación, incluso áreas deportivas. Algunos cultivos donde pueden aplicarse son forrajes como alfalfa, avena y cebada; en cultivos de importancia agroalimentaria como soya, frijol y en diferentes tipos de zacates.
“Es proporcionar a la planta un microorganismo, una condición que no está presente en el suelo, porque la mayor parte de los suelos en México están contaminados con una gran diversidad de plaguicidas. La flora microbiana presente en esos suelos casi ha desaparecido, la incorporación nuevamente de esa microflora benéfica permitirá que el cultivo se desarrolle mejor”, subrayó el parasitólogo.
El científico Gallegos Morales añadió que el siguiente paso del proyecto es desarrollar una planta piloto para formular y aplicar a mayor extensión estos inoculantes microbianos para probar su efectividad.
“Antes de transferir la tecnología tenemos que tener las demostraciones que permitan comprobar que los materiales trabajan bien. En ese sentido, la universidad tiene como proyecto a corto plazo tener una planta piloto de formulación de materiales biofertilizantes para su uso en la agricultura, y en ello entran los inoculantes microbianos para leguminosas (frijol y alfalfa) y gramíneas (trigo, avena, sorgo), que son las plantas donde estamos enfocados”, enfatizó el doctor.
Para finalizar, el especialista recalcó que esta investigación busca tener un impacto social en el sector agrícola y en el desarrollo tecnológico de nuestro país, donde los alumnos de apoyo en formación de nuestra universidad son parte del recurso humano fundamental para tener éxito.
Participa instituto mexicano en proyecto para producción de alga espirulina
Published in Ciencia y SaludCiudad de México.- El alga espirulina (Spirulina maxima) ha sido consumida en México desde que los mexicas habitaban Tenochtitlán, donde la colectaban de la superficie del Lago de Texcoco y la comían de forma habitual, al grado que la llamaron "tecuitlatl".
Se trata de una cianobacteria rica en proteínas que tiene forma espiral y es azul verdosa por el contenido de clorofila (le da el tono verde) y de ficocianina, pigmento que le brinda el color azulado y que actualmente es muy cotizado en la industria alimentaria, pero sobre todo en la cosmética pues la tonalidad no se encuentra en otros productos.
Ante esa perspectiva el Instituto de Ecología (Centro Conacyt) y el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, así como la Universidad de Swansea del Reino Unido y la empresa Membranology de ese país, trabajan de forma conjunta para producir ficocianina a partir del cultivo de la espirulina. El proyecto es financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y la Newton Fund, entidad que a su vez es auspiciada por Innovate UK, agencia del gobierno británico especializada en innovación que se encarga de apoyar y financiar desarrollos científicos y tecnológicos de alto impacto.
El proyecto inició a finales de 2016 y tiene como objetivo cultivar la microalga en condiciones muy especiales para inducir altas concentraciones de ficocianina, pigmento de alto valor comercial, explica la líder del proyecto por parte de México, doctora Eugenia Olguín Palacios.
"La espirulina se cultiva en varios países y se vende entre 10 y 20 dólares por kilo, pero si se aísla el pigmento, el costo puede subir unas mil veces. En México estamos desarrollando las condiciones óptimas del cultivo, especialmente respecto al tipo de medio de cultivo, tipo de reactores y tipo de inducción del pigmento", puntualiza la integrante de la Red de Manejo Biotecnológico de Recursos de Inecol.
Explica que en esta institución se ha implementado una planta piloto para el cultivo de microalgas, en la que se utilizan diferentes reactores que permiten manejar importantes volúmenes de producción.
Para lograrlo han efectuado métodos no convencionales, con los que además se busca que el cultivo tenga un precio competitivo y pueda participar en el mercado internacional.
"El contrato indica que vamos a patentar de manera conjunta todos los integrantes del proyecto. Debemos concluir en 2018", detalla la doctora en ingeniería bioquímica.
El proyecto compitió con otras 44 propuestas que igualmente pretendían la aprobación de Conacyt, entidad que finalmente eligió a cinco. El siguiente paso fue participar en talleres impartidos por Innovate UK, a través de Newton Fund, donde los científicos mexicanos conocieron a colegas de la Universidad de Swansea y a través de ellos a la empresa que ha desarrollado métodos novedosos de cosecha de microalgas.
Si bien México cuenta con algunos grupos de investigación, el cultivo de manera industrial de cianobacterias es nulo, a diferencia de otros países europeos e incluso en EU.
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