COSAMALOAPAN, Ver., septiembre 27 de 2017.- Como resultado de la contundente actuación de la Fiscalía Regional de Cosamaloapan, el Juez de Enjuiciamiento de este distrito judicial dictó una sentencia condenatoria de 60 años de prisión y una sanción económica superior a los 535 mil pesos, al secuestrador de una víctima de identidad reservada.
Conforme a los hechos asentados en el Proceso Penal 02/2016, el pasado 24 de mayo de 2016, la víctima de sexo masculino se trasladaba a bordo de un vehículo de su propiedad tipo motocicleta, cuando en la localidad Joachín, perteneciente al municipio de Tierra Blanca, fue interceptado por Enrique “N”, alias “El Picho”, quien lo privó de la libertad para exigir a sus familiares un pago económico a cambio de no dañar su integridad. Más tarde, el agraviado identificado con las iniciales M.A.R.V fue liberado.
Como resultado de una investigación, la Fiscalía Regional identificó, ubicó y solicitó una orden de aprehensión en contra del secuestrador, la cual fue cumplida por agentes de la Policía Ministerial, quienes detuvieron a Enrique “N”; posteriormente, al desahogar las primeras audiencias, el fiscal investigador adscrito a la Unidad Integral de Procuración de Justicia (UIPJ) con sede en Cosamaloapan obtuvo su imputación y vinculación a proceso, respectivamente.
En audiencia de enjuiciamiento emanada del juicio J01/2017, el acusado por secuestro agravado recibió sentencia condenatoria; al individualizar la sanción, el Juez determinó sancionarlo con pena privativa de libertad por un lapso de 60 años; asimismo, se le impuso una multa económica de 365 mil 200 pesos y el pago de la cantidad de 170 mil pesos para la reparación del daño, al ser comprobada de forma contundente su culpabilidad en la comisión del delito de secuestro agravado.
Verba brava
EL CHORO TOLUQUEÑO
Por Antonio Trujillo y Perdomo
Pues ya que la PGR, Hacienda y la Fiscalía veracruzana del Winklywonder andan bien encarreradas levantando para enchiquerarlos, a miembros del priista Cartel de Palacio de la época turbia del fideduartismo, porfis de favorcito, que no se les vaya a pasar llevarse en el próximo atarrayazo al Violín de Can Cun, también conocido como El Toluco, alias el Coque Carvallo Delfín y que dizque chambea de diputadete federico.
El bato es de un pajarraco que debe muchas, pero muchas muchas, y entre otras la de una violación de la cual existe denuncia pero al parecer el ahora presidiario en huelga de comida, el ex gober Borges de Quintana Roo le hizo un súper parote, pues la Procuraduría de aquella entidad no le echó el guante por ser cuaderno y parte de una clase de persona diferente, la clase de los ratas trepados en poder político.
Independientemente de que fue el recomendador de su tío André Burreiro para que constituyera empresas fantasmagóricas, facturaran al gobierno priista de La Nauyaca descalza y del Javis “N” y luego cobraran millones y millones de baro del erario público, dinero que debió haber sido destinado a obras como puentes, escuelas, hospitales, etc pero que sin embargo distrajeron la lana para embasar agua del manantial milagroso de Tlacote y darlo a enfermos de cáncer, como si fuera medicina de patente.
Nadie duda que si avanza la investigación sobre cómo adquirió su fortuna el Violín de Can Cun, además de los trayleres que quien sabe que recarajos transportan desde la frontera sur del país hasta la frontera colindante con los Yunais Esteis, y los otros chorrocientos negocios que maneja, chance y hasta lavanderías de chinos; la PGR y la Fiscalía quieren saber si los negocios lícitos le permitirían poseer el billetón que tiene en bancos, propiedades, obras de arte, joyas, vehículos, bienes inmuebles, etc.
De lo que no hay duda al momento es que los parientes pobres del diputadete Coque Carvallo, como son los carnalitos Chío Alex y el Andy Memo Beceiro Delfín y el tío don Burreiro están bien metidos en la transota de los medicamentos piratas, chafas, kuleys y apócrifos que posiblemente hayan sido suministrados a pacientes con enfermedades graves como el cáncer infantil y femenino, principalmente. Crimen de lesa humanidad es calificado este agandalle de ratas del fideduartismo que viven hasta hoy en libertad y en la impunidad emanada del poder priista en la Presidencia de México.
El negocito Suministros Maxbec. SA de CV, El Grupo empresarial Heberen y otros por el estilo ya han sido investigados y por ello en cualquier momento de las semanas de los destapes a gobernador, senadores y diputados, en esos días tronará el chirrión para cobrárselas, a menos que antes aiga negociación política en el alto nivel, muy alto nivel, en el ¡altísimo nivel! y se decida que disfruten de sus mal habidas riquezas por los restantes 200 años. No creo les alcance para más.
Por ello es que se pide con ferviente pasión, si se han de llevar al dientón por sus megatransas, de una vez le carguen la pendiente en Can Cun, la violación sexual que le cometió a Artemisa González Cortuney Lagunas, cuando la dama tenía 26 años, el hecho está denunciado desde Octubre de 2010 en la averiguación previa número CAN/127/2010.
Y por si no les alcanzara con lo de la violación también podrían echarle un ojal a las averiguaciones PGR/SIEDO/TAMPS/076/2007 y la PGR/SIEDO/03/034/2007 relativas a lavado de dinero.
Ya que Hacienda y PGR le andan buscando la quinta pata al burro del Coque, por ái échenle un lente a algunas de sus empresillas, no sea que… como la Constructora Tritón, Constructora Gael, Constructora América, Autotransportes de mudanzas delfín, Autotransportes Carvallo y Autotanques Rivas, clarines que si todavía fueran de él, no sea que los haya donado para alivianar a los perjudicados en los temblores y las inundaciones.
Hasta el cuajo le va a tronar al “padre conscripto” del Coque, je je je, en caso de que le cuadren órdenes de investigación o de aprehensión, ya no le durará mucho el fuero, y no creo que los votantes lo reelijan, pues ni don Jorge su padre votaría por el hijo más jijuepueta y ruin que ha tenido, según dice su tata, que conste ¿ehhh?.
El tolucobato dientón, a principios de 2012 hociqueaba que era el hombre más feliz del país porque tenía de amigo al gobernador de Veracruz Javier Duarte y que a partir del 1 de Diciembre también sería uno de los mejores amigos del Presidente de México, Enrique Peña Nieto, que no quería más solo eso. ¿Así o le envolvemos al mamuco? Pero tan amiguis amiguis que se decía del Pancetas que ni una miserable torta de La Rielera le ha llevado, ¡puros belfos del wey!
Pero pareciera que tampoco resultó tan cuaderno doble ralla del copetes, pues creo desde allá le caerá la tatuana, chiquita la va a ver y no se la va a acabar, neta.
GUIJARRO: Eva Cadena vinculada a proceso. Como si fuera regla de Andrés, a firmar cada mes; mientras dure el proceso. Juez de Control con Jurisdicción en Coatzacoalcos se la impuso. Y todo por el pecado de la codicia, mísero medio millón de pesos pa´l Peje. ¡Qué cosas!
Prosa aprisa
Guízar y Valencia; el terremoto de 1920
Arturo Reyes Isidoro
www.referente.com.mx
Oficiaba en Cuba cuando falleció monseñor Joaquín Arcadio Pagaza. Debido a ello, el 1 de agosto de 1919, Rafael Guízar y Valencia fue preconizado obispo de Veracruz.
Eran tiempos difíciles en México, y en Veracruz. Estaba en su apogeo el conflicto entre el Estado mexicano y la Iglesia. El hoy santo, originario de Cotija, Michoacán, se hacía llamar entonces Rafael Ruiz.
Por fin, el 1 de enero de 1920, después de que el cañonazo en el castillo de el Morro en La Habana marcara la media noche, Guízar y Valencia partió hacia el puerto jarocho a bordo del vapor estadounidense “Esperanza”.
Cuatro días después, miembros de la oligarquía del puerto y de Xalapa, dignatarios de la jerarquía eclesiástica de esas ciudades y de Córdoba así como devotos fieles lo recibieron en el muelle del puerto de Veracruz.
Pero un día antes, el 3 de enero de ese año, 1920, un devastador terremoto de 8 grados en la escala de Richter destruyó la región central de Veracruz y miles de casas, iglesias y escuelas se derrumbaron.
El sismo afectó particularmente Cosautlán de Carvajal, Coscomatepec, Teocelo y Xico. Un reporte oficial situó el epicentro en Quimixtlán, lugar de donde ahora viene el agua que surte a Xalapa, en el estado de Puebla, que también sufrio daños.
El maestro César Luna Bauza, un gran meteorólogo de quien guardo gratos recuerdos, hizo una descripción de los daños y citó la cifra de tres mil personas fallecidas.
Todo lo que aquí digo y comento está contenido en el libro Olor de santidad, de un gran investigador que tuvo la Universidad Veracruzana (UV) y entrañable amigo también, Félix Báez-Jorge, publicado por la Editorial de la UV.
Dejaré de lado los aspectos históricos para centrarme en lo que me interesa comentar, por la oportunidad del tema.
Al desembarcar en el puerto, Guízar y Valencia recibió las noticias del desastre causado por el terremoto en la región central de la diócesis en la que lo acababan de nombrar como pastor.
Su primera medida, que anunciaba ya lo que sería su comportamiento personal, fue ordenar telegráficamente (el telégrafo era el Twitter o el correo electrónico de hoy; actualmente ya no existe) al vicario capitular que suspendiera el festejo organizado en Xalapa para celebrar su llegada, indicándole que guardara el dinero colectado para tal fin, con objeto de destinarlo al auxilio de los damnificados.
Según documentó Báez-Jorge, al día siguiente de su arribo irrumpió en la Lonja Mercantil de Veracruz solicitando auxilio para las víctimas. Sus palabras cálidas y convincentes motivaron a los presentes gracias a lo cual reunió alrededor de veinte mil pesos (de aquellos tiempos, toda una fortuna).
El diplomático Francisco Cuevas Cancino, quien falleció siendo catedrático de la Universidad Anáhuac en Xalapa, registró el siguiente testimonio: “Reunió a los adinerados del Puerto y, con un gesto que muchos tildaron de teatral, puso, para empezar la recolección, su cruz y anillo episcopales”.
Del puerto viajó en ferrocarril a Xalapa y su primera misión oficial en tierras veracruzanas fue ocuparse de la devastación causada por el terremoto.
Cito al autor de Olor de santidad: “Cinco días después de tomar posesión del obispado inició un largo recorrido por los poblados afectados. Este notable esfuerzo (en el que llegó a peligrar su vida) fue realizado en un mes”.
El investigador registró que cruzó caudalosos ríos, maltrechos puentes; que transitó pésimos caminos de herradura y peligrosas sendas, sorteando el inclemente clima invernal de la región montañosa central de la entidad.
El canónigo Justino de la Mora, uno de sus alumnos, dejó testimonio de que visitó Teocelo, Cosautlán, Xico, Ixhuacán de los Reyes y Ayahualulco en el estado de Veracruz y Patlanalá, Chilchotla, Saltillo de Lafragua y Chalchicomula, pertenecientes a la diócesis de Puebla.
De este último lugar se trasladó luego en el ferrocarril de Orizaba a Córdoba, Coscomatepec y Huatusco.
“En todos estos poblados predicaba, confesaba, visitaba a los enfermos y lesionados, administraba el sacramento de la confirmación, ministerio que realizó en humildes viviendas y aún en la vía pública, ante la destrucción de los templos”.
En el trayecto de Patlanalá a Chilchotla, que lo hizo pasar por el epifoco, ante las pésimas condiciones del camino, además de que fue recibido por los vecinos “llorando cual si fueran niños”, fue tanto el esfuerzo que realizó que sufrió una afección cardiaca que lo puso al borde de la muerte.
No obstante haber sido trasladado al hospital de San Andrés Chalchicomula, Puebla, convocó a benefactores e instituciones caritativas y organizó a obreros voluntarios, logrando canalizar víveres, medicinas, ropas y madera a los miles de damnificados, además de que numerosos sacerdotes fueron nombrados jefes de las obras de reconstrucción, reubicándolos temporalmente fuera de sus parroquias.
El canónigo De la Mora, citado por Félix Báez-Jorge, registró:
“Reconstruyó la parte derruida de Xalapa, Xico, Cosautlán, Ixhuacán de los Reyes, Ayahualulco y multitud de rancherías pertenecientes a las cabeceras municipales enumeradas. Tuvieron los pobres casas donde albergarse; ropa con que cubrir su desnudez; alimentos para la subsistencia; medicinas para sus enfermedades; yuntas para sus labores campestres; tierras para quienes la inundación había dejado sin parcela o ranchos”.
Otro testimonio, éste de Joaquín Antonio Peñalosa, registra que en Xalapa el obispo encomendó al sacerdote José María Flores reconstruir la parte derruida de la ciudad, en la que se gastaron 231 mil pesos (¡de aquellos!), para lo que se contrataron obreros especializados en Puebla y Guadalajara.
Otro autor, Eduardo J. Correa, citado por Félix, cita que cuando Guízar y Valencia regresó a Xalapa, “la ciudad entera, sin distinción de credos ni de clases, se entregó a su Pastor en un movimiento grandioso de admiración y respeto, en un día de júbilo general”.
Ayer como hoy, no se vio la mano oficial en apoyo a los damnificados.
Cito a Báez-Jorge: “El auxilio que Rafael Guízar y Valencia prestó a los damnificados contrasta con la escasa (o nula) atención que recibieron de las autoridades gubernamentales”.
Su recuento registra que al producirse el sismo Armando Deschamps ocupaba la gubernatura en forma interina. En el lapso en que el hoy santo realizó su misión se sucedieron además Cándido Aguilar y Juan J. Rodríguez. Esa circunstancia de inestabilidad política hace que no se tengan informes oficiales sobre la participación gubernamental en las tareas de auxilio y reconstrucción de los poblados afectados.
Hasta ahí esa parte de la historia religiosa de Veracruz.
La quise traer a cuento por la situación que vive parte del país a causa de los sismos del 7 y del 19 de septiembre que causaron víctimas mortales y daños materiales cuantiosos que tienen en la desgracia a cientos, miles de familias mexicanas.
Pero también para significar cómo igual que ahora hubo ausencia o negligencia por parte de las autoridades, aunque a diferencia de estos días, la iniciativa de auxilio y apoyo partió de un religioso hombre bueno que terminaría siendo convertido en Santo.
Y para tratar de saber qué tanto la jerarquía eclesiástica de Veracruz ha seguido el ejemplo e imitado a Guízar y Valencia; qué medidas ha dictado a los sacerdotes de los obispados y de la Arquidiócesis; qué movilización ha realizado predicando, confesando, visitando a los heridos en hospitales, viviendas o incluso en la vía pública en auxilio de los sacerdotes de los lugares dañados.
Aunque en Veracruz, más pertinente sería saber qué han estado haciendo con los afectados por los huracanes, y también por los sismos aunque en menor medida, así como por las inundaciones de los últimos días.
Seguramente, como Guízar y Valencia, en forma anónima, discreta, han donado su cruz o anillo episcopales o sacerdotales, han hecho a un lado sus lujosas camionetas (los que las tienen y usan) para hacer tierra, han dejado la comodidad y el confort de sus aposentos y se desviven por auxiliar a los damnificados en auxilio de sus pares de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Estado de México, Guerrero y Ciudad de México.
En el futuro sabremos quiénes se ganan la santificación por su obra caritativa. Sinceramente deseo que Veracruz dé muchos más Guízar y Valencia. Ojalá y mi ignorancia sobre la acción de los religiosos contraste con su acción efectiva a favor de los feligreses, en especial de quienes sufren las consecuencias de los fenómenos naturales. Pido, ruego a Dios que así sea.
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