Agencia Informativa Conacyt/Santiago de Querétaro, Querétaro.- El conocimiento de las fallas geológicas resulta indispensable para que la población pueda identificar no solo las problemáticas que traen consigo sino además los beneficios que generan en el entorno, aseguró el profesor investigador especialista en geología del Centro de Geociencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, Ángel Francisco Nieto Samaniego.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador explicó que las fallas geológicas se generan a partir de fracturas en la litósfera, que es la capa superior de la Tierra, donde los bloques que se encuentran a los lados de esa fractura se mueven relativamente uno con respecto al otro.
“El factor principal son las deformaciones en la litósfera que generan fracturas susceptibles a convertirse en fallas. Lo más complicado de visualizar es que las fallas existen en todas las escalas, desde milimétricas hasta subcontinentales. Una falla está constituida por una zona de daño, que es donde hay fracturas en la roca y fallas más pequeñas, y el llamado núcleo, que es una zona donde se concentró el desplazamiento y se forman rocas nuevas, arcillas, brechas de material roto que es deleznable y que se cae fácilmente”, detalló.
Nieto Samaniego puntualizó que la litósfera de la Tierra siempre está en movimiento, lo que se refleja en la formación de fallas.
“Cuando algo se está moviendo genera, en algunos de sus puntos, concentraciones de esfuerzos que provocan nuevos desplazamientos y fallas. Ahora bien, ¿por qué la Tierra está en movimiento? Se debe a las diferentes densidades y temperaturas de los materiales que están en el manto. Ese movimiento es el que genera las fallas y que haya por todas partes, aunque hay zonas más activas que otras. Las fallas nunca están solas, no es que haya una sino millones y de diferentes tamaños que están entrelazadas entre ellas”, aseveró.
El investigador del Centro de Geociencias de la UNAM sostuvo que las fallas aportan beneficios importantes en el entorno, donde destacan reservorios de agua subterránea para consumo humano y la minería.
“Hablando de los aspectos positivos podemos nombrar los recursos naturales asociados a las fallas. El grueso del agua que se extrae para consumo humano, riego, entre otros usos, está relacionado con las estructuras que están limitadas por fallas, llamadas fosas; es decir, generan hundimientos que son rellenados con gravas y arenas que después se saturan de agua, que es la que encontramos en los pozos", detalló.
Nieto Samaniego indicó que en una primera etapa se deben formar las fallas y luego las cuencas para que se concentre el agua que las personas usan cotidianamente.
"Poca gente ubica que las zonas de los acuíferos están asociadas a esas cuencas que se forman porque hubo fallas que se desplazaron hace millones de años; ejemplo de esto lo podemos encontrar en Querétaro, San Luis Potosí, Aguascalientes, Celaya y León en Guanajuato, Oaxaca y la misma Ciudad de México”, explicó.
Referente a la minería, el investigador de la UNAM, campus Juriquilla, subrayó que muchas de las vetas de minerales y metales preciosos se encuentran, precisamente, en fallas.
“Otro beneficio son los depósitos minerales; el grueso de la minas de metales preciosos que se explotan en México están sobre fallas. Al moverse los bloques uno contra otro se rompe la roca, y la permeabilidad que se genera en los huecos es lo que se rellena en lo que conocemos como vetas. Es decir, primero existe la falla, para dar paso al proceso de mineralización y a los metales preciosos, casos de este fenómeno son Guanajuato; Fresnillo, Zacatecas; Pachuca, Hidalgo, y Taxco, Guerrero”, sostuvo.
En lo que se refiere a los aspectos negativos, Ángel Francisco Nieto Samaniego destacó a los sismos, que ocurren cuando las fallas son muy grandes y están ubicadas en zonas de mucha deformación.
“Para que se genere un sismo importante, se necesita que la falla sea muy grande, porque la energía que logran emitir a manera de ondas sísmicas depende del tamaño. Existe una acumulación de energía, cuando se llegan a atorar los bloques de la falla durante su movimiento y se rompen en un movimiento rápido —en el orden de un metro por segundo o mayor— es cuando se genera el movimiento telúrico”, aseguró.
Otra de las problemáticas que generan las fallas, de acuerdo con el investigador del Centro de Geociencias, son los hundimientos generados por la extracción del agua.
“Si nosotros tenemos una cuenca que se rellenó y se empieza a extraer el agua —sin la posibilidad de recargarse de nuevo—, comienza a hundirse, como está pasando, por ejemplo, en la Ciudad de México. Hay un control de estas grandes fallas sobre la dirección de las fracturas que se generan arriba. La falla está cubierta por las gravas y arenas que mencionamos anteriormente, pero cuando se extrae más agua de la que se debería, se generan las fracturas que vemos alrededor. Eso nos da indicios sobre hacia dónde va la falla y nos permite reconocer, por ejemplo, dónde no se debe construir”, advirtió.
El profesor investigador especialista en geofísica del Centro de Geociencias detalló que el estudio del sistema de fallas que existe en el estado de Querétaro tiene alrededor de 15 años, principalmente por la inquietud de la población respecto a las fracturas que observan en la zona.
“Las fallas que encontramos en Querétaro pertenecen a un sistema enorme, pero que ya no está activo; lo hemos estudiado muy al norte, llegando incluso a zonas como Matehuala y Real de Catorce en San Luis Potosí. Se trata de un grupo de fallas que están una tras otra pero, como había mencionado, está quieto desde hace mucho tiempo y no tenemos evidencia de que vaya a activarse. Donde sí hemos identificado actividad en este sistema es al sur, que ya se conoce desde hace un siglo, en zonas como Acambay, Estado de México”, reconoció.
Ángel Francisco Nieto Samaniego señaló que uno de los problemas que tienen los investigadores cuando informan de estos temas es el concepto del tiempo que se tiene con respecto a la población en general, por lo que resulta importante darles a conocer lo que son las fallas y cómo identificarlas.
“Cuando se habla de activaciones en las fallas, los manejos de los tiempos son muy distintos. La población en general suele visualizar tiempos cercanos o inmediatos, nosotros hablamos de miles de años y, en cuestiones geológicas, en sentido estricto, hasta millones. La última actividad importante al norte de esta falla de Querétaro tiene alrededor de cuatro o cinco millones de años, todavía no existía el hombre sobre la Tierra, mientras que en la parte sur hablaríamos de decenas de miles”, aseguró.
El investigador de la UNAM, campus Juriquilla, subrayó que, como se ha informado en otras ocasiones por otras áreas del Centro de Geociencias de la UNAM, los sismos no son predecibles.
“Se puede estudiar las fallas pero no tener una certeza absoluta sobre su geometría e historia de actividad. Existen algunas que están muy abajo y no llegan a la superficie, por lo que es difícil identificarlas. Podemos estar caminando por grandes fallas sin siquiera darnos cuenta. Incluso, muchas de las zonas donde hay derrumbes son de fallas que son fracturadas y débiles, pero que en ocasiones los encargados de las obras desconocen o no hacen caso. De ahí que tenemos la iniciativa de dar charlas dirigidas a toda la población para que las conozcan y aprendan a identificarlas, sobre todo si van a, por ejemplo, comprar una casa en una determinada zona”, finalizó.