Karla Navarro/Agencia Informativa Conacyt/ Ensenada, Baja California.- Un equipo multidisciplinario de especialistas del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), experimenta con larvas marinas para predecir el impacto de la acidificación del océano en el crecimiento de organismos como erizo, ostión, mejillón, abulón y almeja.
El estudio financiado por el Fondo Sectorial de Investigación para la Educación SEP-Conacyt, se desarrolla en el Laboratorio de Ecología y Biología del Desarrollo del IIO, donde los investigadores simulan las condiciones de acidificación oceánica para documentar las repercusiones de este fenómeno sobre las larvas.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el doctor Eugenio Carpizo Ituarte, investigador del IIO y responsable del laboratorio, explicó que además de los efectos del aumento en la acidez (disminución del pH) del mar, analizan la respuesta de los organismos al estrés térmico.
“Montamos un sistema para monitorear con detalle el pH del agua, hacemos experimentos con cambios de pH que nos permitan saber cómo van a reaccionar los animales, además de combinarlo con otras variables de estrés como el cambio de temperatura y la disminución de oxígeno”, expuso.
Apuntó que hasta ahora se ha comprobado que las condiciones provocadas por el cambio climático, reducen el crecimiento de algunos organismos marinos, lo que se evidencia en conchas que no crecen de forma apropiada y comprometen su desarrollo posterior.
“Todos estos animales secretan estructuras de carbonato de calcio, en condiciones acidas se van a ver afectados y a eso se le suma el cambio de temperatura; al hablar de larvas, probablemente estemos hablando de los estadios menos tolerables a esos cambios, porque son más sensibles”, advirtió el investigador.
Simulación de ambientes marinos
El doctor Martin Hernández Ayón, especialista en oceanografía química del IIO, detalló que su trabajo en el proyecto en que colabora con el doctor Eugenio Carpizo, consiste en medir las fluctuaciones en el ecosistema marino y con esta información, una vez en el laboratorio, generar el ambiente simulado de lo que ocurre en el océano.
“Para eso se requieren instrumentos calibrados, variables que estén validando las mediciones y un control de calidad, para eso tenemos instrumentos que son espectrofotométricos, de mucha resolución, los ecólogos pueden tomar muestras discretas y nosotros medimos carbono inorgánico disuelto y pH”, subrayó.
Apuntó que son varios pasos para preparar un experimento de acidificación, pero el primero es definir el ecosistema biótico en que se encuentra el organismo a estudiar, que usualmente es de interés ecológico o comercial.
“Se debe conocer en qué condiciones está viviendo el organismo a lo largo de un año, por ejemplo, definir el rango mínimo de temperatura en invierno, el máximo en el verano y las variaciones en condiciones como ‘El Niño’, ‘La Niña’ o cuando hay surgencias”, especificó el investigador.
Una vez que los especialistas cuentan con información de series de tiempo en el sitio donde habita el organismo y datos respecto a la fluctuación del rango en que está sobreviviendo, entonces tratan de simular las condiciones de acidificación en laboratorio.
“Cuando ya conoces, puedes simular condiciones de futuro, porque lo que se conoce a futuro es que va a bajar más el pH, va a subir la temperatura y va a disminuir la concentración del oxígeno”, observó el doctor Martín Hernández.
Investigación aplicada
Diversas especies de erizo, caracol y abulón, son usualmente estudiadas en su fase larvaria en el Laboratorio de Ecología y Biología del Desarrollo del IIO, desde donde se obtiene información para aportar a tres áreas principales dentro del estudio del océano: acuicultura, ecología marina y conservación.
“Es un área de investigación aplicada por lo que es de utilidad en acuacultura, por la necesidad de entender el desarrollo larvario para cultivar cualquier especie; en ecología marina, por las implicaciones que tiene el periodo larvario en la conformación de las comunidades marinas, y en la conservación del océano, por la importancia que tiene entender el impacto del cambio global en estadios tempranos de desarrollo”, destacó el doctor Eugenio Carpizo.
Explicó que la fase larvaria es una etapa crítica que los animales atraviesan en el mar, previa a la metamorfosis que llevan a cabo las larvas para formar las poblaciones de organismos adultos que son aprovechados para consumirlos como alimento.
“En el laboratorio tenemos tanques de organismos adultos que utilizamos para reproducirse, tenemos los sistemas para aprender la biología básica de los organismos, su respuesta al estrés, al cambio ambiental, a la temperatura y la acidificación del océano”, resaltó.
Acidificación en organismos
Respecto a las investigaciones desarrolladas en México para conocer el impacto de la acidificación del océano en organismos marinos, el doctor Martín Hernández estimó que existe un problema por la falta de información.
“Es una debilidad que acabamos de reportar en un artículo editado por el Programa Mexicano del Carbono, es información para tomadores de decisiones, para política pública; en él se hace un diagnóstico sobre qué le hace falta a México para tener la información completa en el tema de acidificación”, refirió.
Apuntó que los estudios que se han desarrollado en el país sobre acidificación, se encuentran en el campo de oceanografía química, pero faltan elementos para determinar los efectos del fenómeno en organismos marinos.
No obstante, el doctor Martín Hernández mencionó que como investigadores y especialistas en el tema, saben que hay incidencias relacionadas con el aumento en la acidez del océano, que ameritan ser estudiadas.
“Nos enteramos que en la Bahía de Ensenada hay problemas de crecimiento muy fuertes, de mortalidad de organismos, o la gente que trabaja en acuacultura y que cultiva el ostión directamente en San Quintín, se queja de que no tiene las mismas producciones que tenía antes”, ejemplificó.
Aclaró que las incidencias de mortalidades y disminución de producciones, coincide con los estudios que han realizado en la corriente de California, en Estados Unidos, por lo que en México se requiere robustecer los datos con investigación científica.
“De ahí que experimentos como los que tiene el doctor Eugenio Carpizo, financiados por Conacyt, permitan empezar a responder a ese tipo de preguntas”, afirmó el investigador del IIO.