Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo.
Cae sola. Nosotros esperamos a que sigan cayendo más. No llueve.
Juan Rulfo, “Nos han dado la tierra”, El llano en llamas.
Flor de María Hernández /Oaxaca de Juárez, Oaxaca. Agencia Informativa Conacyt).- La llave enroscada a una manguera va de un lugar a otro en la casa de la señora Catalina Hernández, esta se abre por momentos e inmediatamente se cierra; desperdiciar siquiera una gota es impensable.
La mujer ha vivido los últimos 32 años en la colonia Loma Bonita, ubicada en la parte alta de la capital oaxaqueña y al igual que otras 180 familias, carece del servicio que tan solo a una calle abastece a sus vecinos.
Mientras lava una cubeta, platica que se surte del líquido a través de pipas, las cuales comercializan mil litros (un tinaco) en 150 pesos, con esta cantidad de agua, agrega, ella y sus tres hijos realizan sus actividades básicas durante una semana.
Oaxaca ocupa el primer lugar en el ámbito nacional por tener el “menor porcentaje de acceso al agua entubada”, de acuerdo con la encuesta intercensal del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) 2015, con 85.5 por ciento, mientras que la Ciudad de México registra 98.6 por ciento.
Aunado a la carencia de servicio, en los últimos años se ha registrado una sobreexplotación del acuífero, sin que hasta el momento se hayan puesto en práctica estrategias para su recuperación.
Represas, la opción
El director del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR) Unidad Oaxaca, del Instituto Politécnico Nacional (IPN), Salvador Isidro Belmonte Jiménez, asegura que existen caminos para solventar los problemas de carencia de agua, basados principalmente en el manejo autosustentable y construcción de represas.
En entrevista, el miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) detalla que 80 por ciento del agua que suministra a la ciudad de Oaxaca y zona metropolitana proviene del subsuelo.
Durante 26 años, el doctor en ciencias de la Tierra ha desarrollado una herramienta computacional que permite simular el comportamiento del manto freático que se encuentra en los Valles de Etla, Tlacolula y Zimatlán-Zaachila, ubicados alrededor de la capital.
“A través de este instrumento conocemos cómo se mueve el agua en el subsuelo, cuáles son las direcciones preferenciales. Lo que permite que este instrumento sirva de administración y gestión”.
Y es que para sustraer de manera responsable el líquido, se requiere en primera instancia conocer y monitorear, entre otros factores, el nivel piezométrico, su variación que depende del cambio climático, la precipitación, la infiltración y el aumento demográfico.
Lo anterior, agrega, establece con precisión los lugares en los que es posible sustraer agua sin afectar los niveles, además de plantear medidas para recargar el manto freático de manera sustentable.
Recuerda que en diversos periodos gubernamentales se ha pretendido traer agua de otras cuencas a la capital oaxaqueña y sus municipios conurbados. El último intento de las autoridades fue Paso Ancho, ubicado a 100 kilómetros al sur de la ciudad, pero factores sociales y políticos detuvieron la medida, lo que provocó la perforación de pozos en municipios conurbados.
“La cuenca del Alto Atoyac en la que se encuentran los Valles de Oaxaca se puede recuperar con medidas de captación de agua de lluvia en sitios que cumplan con las características hidrogeológicas y con procesos de reforestación. Es posible recargar el acuífero”, afirma el maestro en geofísica de exploración.
Añade que la herramienta desarrollada permite también hallar sitios idóneos para la instalación de represas en las partes altas y en un periodo de máximo tres años es viable recuperar el agua subterránea.
“Con el uso de la ciencia, la tecnología y el aprovechamiento adecuado de los recursos naturales de la región, es posible abatir la problemática que actualmente enfrenta la capital y sus municipios conurbados”, reitera.
Presas de ferrocemento
La alternativa sustentable para recargar el manto freático y abastecer de agua potable a poblaciones que únicamente en temporada de lluvia cuentan con el líquido, ha sido puesta en práctica en 17 comunidades de Oaxaca, a través de la construcción de represas y grandes tanques de agua a base de ferrocemento.
El encargado del Laboratorio de Construcción del CIIDIR, Margarito Ortiz Guzmán, precisa que desde 1993, el grupo de construcción de la institución, encabezado en su momento por el arquitecto Vicente Ruiz Santiago (†), puso en marcha el proyecto que utiliza tecnología caracterizada por desarrollar obras de manera rápida, fácil, económica y duradera.
“El ferrocemento es un entramado de mallas metálicas embebidas en un mortero hidráulico (agua combinada con cemento y arena), el cual puede reforzarse con barras metálicas (varillas corrugadas), construidas preferentemente en forma curva con espesores delgados de cinco a seis centímetros, mientras que sus refuerzos estructurales son cartabones (verticales) y tímpanos (horizontales)”, explica.
Agrega que cuando acuden a una comunidad para poner en marcha este tipo de trabajos, en un primer momento realizan estudios de campo para encontrar: un vaso de almacenamiento de agua y suelo firme. Ahí, refiere, apoyados por los pobladores llevan a cabo la edificación que permitirá solucionar la problemática.
En algunos lugares, principalmente de regiones áridas como la Mixteca, este tipo de obras ha garantizado cambios sustanciales, que impactan inclusive en la economía, puesto que los habitantes pueden recuperar su producción agrícola.
El experto resalta que la construcción de las represas implica necesariamente el estudio de suelos, así como diseño de mezclas, haciendo énfasis en la densidad de la arena y grava, para establecer su absorción, lo que garantiza que el agua no corroa el acero.
“Este tipo de tecnología cumple con diversos objetivos: retener el agua para su aprovechamiento, además de facilitar la filtración que alimenta el subsuelo y recuperar los mantos freáticos”.
Refiere que San Jerónimo Silacayoapilla —municipio ubicado en la región Mixteca a 92 kilómetros de la capital con dirección al norte— modificó su entorno ambiental y su economía tras mejorar el aprovechamiento del agua. Y es que después de construir la represa, pusieron en marcha invernaderos y recuperaron el arroyo que atraviesa la localidad.
La oportunidad geográfica
La señora Catalina considera el agua como uno de los bienes más preciados en su colonia ubicada en la parte alta de la ciudad. “En época de calor, las pipas aumentan el precio a veces hasta el doble, por lo que debemos pagar 300 pesos por mil litros”, recalca.
El director del CIIDIR Oaxaca, Salvador Belmonte, y el encargado del Laboratorio de Construcción de la misma institución coinciden en señalar que es precisamente la zona alta de la ciudad donde la oportunidad geográfica permitiría construir las represas que beneficiarían a las personas que carecen del servicio.
E inclusive, el maestro en ingeniería Ortiz Guzmán ofrece asesorías en construcción de grandes tanques de ferrocemento para captar el agua de lluvia en las techumbres de sus casas, esto de manera directa en las oficinas del centro, ubicadas en Hornos 1003, colonia Noche Buena, Santa Cruz Xoxocotlán.
En un periodo de tres años, sin necesidad de traer agua de otras cuencas aledañas, con una inversión mínima de recursos, los Valles Centrales de Oaxaca podrían recargar el agua del subsuelo y abatir el problema de carencia del líquido, concluyen los investigadores.