Ciudad de México.- La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que, la inmunización evita de 2 a 3 millones de muertes cada año.[1] En la encuesta "Vacunas: Ideas en México" realizada por la Asociación Mexicana de Vacunología (AMV) con el fin de conocer qué es lo que los mexicanos piensan de las vacunas, se encontró que, 95.6% de los encuestados afirmaron creer que las vacunas funcionan, 93% de los encuestados confirmaron sí vacunar a sus hijos y el 97% dijeron confiar en la seguridad de las vacunas.[2]
Sin embargo, aún existe un porcentaje de la población que duda de la eficacia de las vacunas debido a los mitos que rodean el tema de la vacunación. A continuación, informaremos sobre la realidad de grandes mitos que existen sobre la vacunación:
Mito N°1: Las enfermedades prevenibles mediante la vacunación están prácticamente erradicadas, por lo tanto, no hay necesidad de seguirse vacunando.
Realidad: Si bien las enfermedades prevenibles mediante vacunas se han vuelto infrecuentes en muchos países, los agentes infecciosos que las causan siguen circulando en algunas partes del planeta.[3]
Mito N°2: Las vacunas no son seguras.
Realidad: Las vacunas deben pasar por evaluaciones y pruebas constantes para asegurarse de que sean seguras y funcionen correctamente. Cada lote de vacunas debe ser controlada de manera individual y la Organización Mundial de la Salud continua con el monitoreo de la vacuna.[3]
Mito N°3: Las vacunas causan autismo.
Realidad: En 1998, un estudio suscitó preocupación en torno a un posible vínculo entre la vacuna contra las paperas, el sarampión y la rubeola, y el autismo. Luego se descartó la veracidad del estudio, y finalmente la revista que lo publicó retiró el artículo. Desafortunadamente, la publicación inicial tuvo un impacto negativo sobre las tasas de vacunación, lo que dio lugar a sucesivos brotes de las enfermedades contenidas en la vacuna contra sarampión, rubeola y paperas.[3]
Mito N°4: Si mantenemos buena higiene, las enfermedades no se propagarán.
Realidad: Muchas enfermedades se propagan sin importar que tan buena higiene tengamos. Si las personas no se vacunan, las enfermedades que ya se habían erradicado como la polio y el sarampión pueden regresar.[3]
Mito N°5: Es mejor desarrollar inmunidad contra las infecciones enfermándose que a través de las vacunas.
Realidad: Las vacunas interactúan con el sistema inmunológico para generar una respuesta inmune similar a la que produce una infección natural. Pero con la diferencia de que no causan la enfermedad ni ponen a la persona en riesgo de desarrollar sus potenciales complicaciones. El querer ser inmunizado contrayendo naturalmente la infección puede tener graves consecuencias: desde defectos congénitos producto de la rubéola, cáncer hepático causado por el virus de la hepatitis B o incluso la muerte en el caso del sarampión.[3]
Mito N°6: Las vacunas pueden contener microchips para que algunas personas puedan rastrear a los vacunados.
Realidad: Las vacunas son producidas de manera muy rigurosa. Muchas de las ampolletas cuentan con dosis para múltiples personas, sería imposible colocar un aditamento por esta vía en cada individuo.[3]
La inmunización previene cada año numerosas muertes por difteria, tétanos, tos ferina, gripe y sarampión en todos los grupos de edad. Es una de las intervenciones de salud pública más costo eficaces y exitosas. De acuerdo a la OMS, si se mejora la cobertura vacunal mundial, se podrán evitar otros 1,5 millones de defunciones.[1]
Fuente
[1] Organización Mundial de la Salud. 10 datos sobre la inmunización. Disponible en: https://www.who.int/es/news-room/facts-in-pictures/detail/immunization
[2] Asociación Mexicana de Vacunología. Encuesta Vacunas: Ideas en México. Disponible en: https://vacunacion.org/admin/files/encuesta-amv_(1).pdf
[3] World Health Organization. Myths and Facts about Immunization. Disponible en: https://www.euro.who.int/__data/assets/pdf_file/0005/339620/Myths-and-facts.pdf?ua=1