México.- Los accidentes nucleares ocurridos en los últimos 60 años, como el de 1986 en la planta de Chernóbil, Ucrania y la japonesa de Fukushima en 2011 han provocado desconfianza en el uso de esta energía; sin embargo, su estudio en ambientes controlados otorga grandes beneficios en diversas industrias, como la médica, alimentaria y farmacológica, pero aún existen retos en la protección radiológica, principalmente en la formación de recursos humanos.
"En México, la innovación radiológica está llegando muy rápido pero la formación se quedó en el pasado", mencionó la doctora Lydia Paredes Gutiérrez, directora del Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares (ININ).
En dosimetría, que es la exposición a la radiación ionizante de un tejido, "la medición de resultados, evaluación en la práctica y conectividad son tres puntos que han evolucionado a nivel mundial y si nosotros no lo hacemos difícilmente vamos a poder tener tratamientos personalizados o diagnósticos a tiempo".
Durante la presentación de la Asociación Mexicana de Radio Protección, organismo creado el 12 de agosto de 2016 con la finalidad de ser una agrupación que integre a los profesionales de la radiología, difunda y promueva la disciplina en México, la doctora Lydia Paredes expuso su preocupación por la falta de certificaciones y la actualización de normativas.
Expresó que se requieren autoridades reguladoras de la academia, instituciones y especialistas, y que las universidades y los centros de capacitación atiendan los nuevos retos tecnológicos en la práctica diaria.
"No es problema de dinero, la tecnología está llegando y los hospitales cambiando. Quienes nos quedamos atrás o no exigimos un cambio de entrenamiento somos nosotros".
Por ejemplo, "el papel del encargado de seguridad radiológica en dosimetría en México se ha devaluado porque cualquiera se siente especialista. La pregunta es si se tienen los conocimientos adecuados o debe haber un cambio de paradigma de cómo se deben reconocer".
Entre las propuestas de la Asociación está el certificar a los profesionales, no sólo con cursos sino en la práctica y evaluarlos de acuerdo a las diferentes áreas como la clínica, industria e investigación, donde en cada una se manejan conceptos especializados. "No es posible que una persona que tiene 10 o 20 horas de clase diga que se volvió un especialista".
Además, se tiene una iniciativa con la Secretaría de Energía y el Instituto Politécnico Nacional de crear un proceso metodológico completo que valide el conocimiento para la práctica radiológica. De esta forma los radiólogos, consultores, técnicos, físicos médicos e informáticos tengan una certificación completa.
"Muchas veces al hospital llegan cajas negras y se aprende a picar botones sin saber qué está haciendo la máquina. Esto ya no puede ser así, los equipos tienen más capacidad y con ellos podemos hacer más cosas pero también tener accidentes, necesitamos formar más especialistas", recalcó la doctora Lydia Paredes, miembro de la Academia de Ingeniería de México.
Antes la protección estaba basada en las personas expuestas a la radiación, pero ahora hay particular interés en el ambiente, la sustentabilidad y las consecuencias que se podrían tener.
Existe tecnología orientada a precisión diagnóstica y terapéutica pero, "de qué sirve si no tenemos todo el background para sacarle provecho. Hay terapias especializadas que ya llegaron a México pero no se cuenta con la suficiente preparación para aplicarlos".
En Europa, ya se atienden procesos de medición de temperatura interna del paciente durante las pruebas, es decir el nivel de radiación o dosis que se recibe en una resonancia magnética, placa o tomografía. En este sentido México se ha quedado atrás y no cuenta con un registro de cuántas tomografías o placas se le han tomado a un paciente, no se tiene un historial clínico electrónico.
"Esto no ha cambiado porque ha faltado que todas las voces hablemos, no solo una. Cuánto está pagando el país por no tener un nivel de profesionales que verdaderamente sepan del tema", finalizó la especialista.
Agencia ID