Janneth Aldecoa/ Culiacán, Sinaloa. (Agencia Informativa Conacyt).- Humberto Ramírez Leyva es becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para cursar el doctorado en la Universidad de Calgary, en Canadá. Es ganador de múltiples reconocimientos, el más reciente, el Premio Nacional de la Juventud. Ahora, asesora científicamente al Consejo Empresarial Visión Navolato 2040, en Sinaloa, para el impulso de un modelo que busca el desarrollo sustentable de la región Culiacán-Navolato.
El joven científico presentó la propuesta a las empresas que integran el Consejo. Su propuesta se sustenta en un modelo de bioeconomía que tiene como directriz el desarrollo sustentable de la región Culiacán-Navolato, mediante el empleo de biocarbón.
humberto-rec-51817.jpgEl biocarbón se emplea en diversos países como mejorador de suelo; sin embargo, el concepto de la nanotecnología para este proyecto es la activación fisicoquímica del material en el que se forman nanoporos, lo que da una selectividad al material para capturar fertilizantes en los drenes agrícolas.
“Lo que buscamos es emplear conocimientos de ingeniería ambiental, particularmente de la nanotecnología ambiental, mediante la tropicalización de esta energía poder tener al alcance de la comunidad esas aplicaciones de la tecnología que busca principalmente el desarrollo sostenible”, comentó.
Participan en el proyecto los científicos del Instituto de Investigación del Desierto, del Instituto de Nevada, en Las Vegas, y de la Universidad de Calgary.
Proyecto Visión 20-40
El proyecto integra al Ayuntamiento de Culiacán para el proyecto de desarrollo metropolitano Culiacán-Navolato. Cuenta con asesoría del Tecnológico de Monterrey para impulsar la agenda empresarial y legislativa. El apoyo financiero corre a cargo del empresario Daniel Cárdenas.
“Partimos del concepto de que Sinaloa puede abastecerse de una gran parte de su demanda de fertilizantes de sus cuerpos de agua, que reciben nutrientes por parte de la agricultura. Daniel Cárdenas realiza un proyecto piloto en un campo agrícola cercano a Villa Juárez; lo que se hace es convertir la soca o maleza, por medio de un proceso fisicoquímico, en un material con elevado valor agregado como es el biocarbón”, explicó Humberto Ramírez.
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Humberto Ramírez.
“Aunque el material no es novedoso, se inserta el conocimiento de activación nanométrica para presentar selectividad hacia fertilizantes en los drenes, es decir, con esta tecnología se podrán tomar los fertilizantes que no se aprovecharon en los drenes agrícolas y poder capturarlos en el biocarbón activado o nanocarbón. Al sacarlos del agua se podrá reintegrar al suelo”, agregó.
Si bien el proyecto fue diseñado específicamente para la región Culiacán-Navolato, el científico prevé que se transforme en un ejemplo a seguir para diversas entidades del país. En Sinaloa, la bahía Altata-Ensenada-Pabellones recibe cada año más de 30 mil toneladas de nitrógeno.
"Si tuviéramos un proceso altamente eficiente, que nos permitiera poder sacar todo el nitrógeno que hay en la bahía y pudiéramos ponerlo en polvo, por ejemplo, podríamos fertilizar más de la mitad del Valle de Culiacán sin necesidad de meter fertilizantes nuevos. Esta es una de las causas que ha contribuido al deterioro de la calidad del agua en la (bahía) Ensenada-Pabellones”, dijo.
El concepto consiste en convertir un residuo vegetal de la agricultura en un material de alto valor agregado para disminuir problemas como la eutrofización y, a la par, permitirá evitar que esos nutrientes lleguen a la bahía y deterioren su calidad de agua.
Ahora, el proyecto busca generar el conocimiento técnico y la viabilidad técnica para implementarla en Culiacán y Navolato, así como realizarlo también en el municipio de Angostura, en conjunto con la Fundación "Dar un poco".