Por Joel Cosío/ La Paz, Baja California Sur. (Agencia Informativa Conacyt).- Un grupo de investigadores del Centro Interdisciplinario de Ciencias Marinas del Instituto Politécnico Nacional (Cicimar IPN), en conjunto con Pelagios Kakunjá A. C., estudia la presencia, comportamiento y condicionamiento de la población de tiburón blanco (Carcharodon carcharias) de la Reserva de la Biosfera Isla Guadalupe.
El conocimiento adquirido será aplicado para mejorar la actividad ecoturística de avistamiento de tiburón blanco en el sitio.
El biólogo marino Édgar Eduardo Becerril García, becario del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) para la realización del estudio, en el Posgrado de Calidad Maestría en Ciencias en Manejo de Recursos Marinos del Cicimar IPN, mencionó que buscan determinar si existe un impacto en la especie por el uso de carnadas en la práctica ecoturística de avistamiento, mediante buceo en jaulas, del tiburón blanco.
“Estamos evaluando la efectividad de las carnadas para atraer a los tiburones blancos, describiendo cómo es su comportamiento con respecto a los diferentes tipos de carnada que hay, y además estamos analizando si estas carnadas generan un condicionamiento al tiburón blanco, es decir, que estén relacionando las embarcaciones turísticas con la disponibilidad de alimento de una manera artificial”, detalló.
La evaluación ha requerido de monitoreos visuales de la población de tiburón blanco de Isla Guadalupe en las temporadas de avistamiento de 2012, 2013 y 2014. En este periodo registraron siete embarcaciones que ofrecieron el servicio turístico, para el que usaron cuatro tipos de carnada para atraer al tiburón blanco: atún congelado, atún congelado con chum —una mezcla de sangre que se avienta al mar para atraer al tiburón, atún fresco y la llamada tea bag (bolsa de té), que es una bolsa de fibra vegetal en la que introducen macarelas (Scomber japonicus), también capturadas en el sitio.
Carnadas ilegales
La pesca de atunes y macarelas, para su uso como carnada de tiburón, no está permitida en el área natural protegida. “En la investigación de campo nos encontramos con siete embarcaciones, con cuatro tipos diferentes de carnada; tres tipos de carnada eran ilegales porque eran frescas, pescadas en Isla Guadalupe o con vertimientos combinados con atunes y macarelas, entre otros, y solo una carnada permitida por las autoridades, que es el atún congelado que se compra en Ensenada, Baja California”, aseveró Becerril García.
Entre los principales resultados, informan que los cuatro tipos diferentes de carnada tienen un efecto similar en la atracción del tiburón blanco.
“En cuanto a su efectividad, con relación a la presencia del animal, no tienen ninguna diferencia si se utilizan estímulos frescos o congelados, ya que se obtiene la misma cantidad de avistamiento de tiburones blancos”, señaló Becerril García.
“Sin embargo, sí hay un cambio en el comportamiento del tiburón blanco dependiendo el tipo de carnada que se utilice. Con la carnada congelada el tiburón blanco muestra una conducta de curiosidad y/o de inspección; en el caso de carnada fresca, la conducta es más agresiva y de recepción de estímulos, que significa alimentación”, continuó.
El especialista apuntó que el comportamiento agresivo que muestran los tiburones blancos al estímulo de carnadas frescas puede repercutir en accidentes como embates de los animales hacia las jaulas en donde se encuentran buceando los turistas.
Asimismo, aseveró que el esfuerzo de ecoturismo actual no genera un condicionamiento en el tiburón blanco, lo que respalda las ventajas que la práctica tiene en elementos relacionados con la conservación y sostenibilidad del ambiente, la divulgación científica y educación a turistas sobre las características del tiburón.
Las cristalinas aguas de Isla Guadalupe
El doctor Felipe Galván Magaña, profesor e investigador del Cicimar IPN, codirector de la tesis y miembro nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Conacyt, mencionó que este tipo de estudios es fundamental para la elección, forma de uso y prevención de potenciales efectos de las carnadas en el tiburón blanco.
El conocimiento generado, destacó, les permite emitir recomendaciones para la implementación de medidas preventivas, para realizar la práctica de avistamiento de forma segura y exitosa.
“La idea es generar conocimiento científico para poder recomendar medidas de protección, es decir, qué tipo de carnada se debe utilizar, a qué distancia se tiene que observar con las jaulas al tiburón, cuántas embarcaciones pueden estar en la zona, dependiendo el tipo y número de tiburones que exista, entre otros”, explicó Galván Magaña.
El especialista afirmó que Isla Guadalupe provee de condiciones ambientales idóneas para el buceo de avistamiento en jaulas y la fotografía submarina del tiburón blanco y otras especies.
En el sitio es posible el avistamiento de especímenes desde un metro ochenta centímetros hasta seis metros de longitud.
“La ventaja en Isla Guadalupe, además de poseer un agua que no es turbia —lo que permite atraer más turismo—, es que se han observado crías de tiburón, juveniles, subadultos y adultos. Hembras preñadas muy grandes, que coinciden con la llegada de elefantes marinos a la reserva, entonces este es un buen alimento para las hembras y la abundancia de peces, para las crías de tiburón”, señaló Galván Magaña.
Esta actividad se realiza en los meses de julio a noviembre, con turistas predominantemente de Estados Unidos. Anualmente se genera una derrama de alrededor de cuatro millones quinientos mil dólares, solamente en la venta de boletos para la experiencia en Isla Guadalupe.
“La reserva de Isla Guadalupe pone a México como el mejor lugar del mundo para ver tiburones blancos y es una gran ventaja para el ecoturismo”, finalizó Becerril García.
En la actualidad, los especialistas mexicanos colaboran con científicos de otras partes del mundo, como Sudáfrica, para comparar diferentes aspectos del tiburón blanco, como su comportamiento, hábitos alimenticios y características fisiológicas.