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Ándalo, auxiliar en la movilidad de ciegos

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Puebla, Puebla.- Usar la tecnología con un fin social es la propuesta de seis estudiantes de licenciatura en Puebla a través de su propio modelo de empresa llamado Anxech. Su primer producto es Ándalo, un acoplamiento para el calzado, diseñado para auxiliar la movilidad de las personas ciegas y débiles visuales, cumpliendo funciones similares a las de un bastón o perro guía.

 

En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, Ricardo Mastachi Torres, líder del grupo, explicó que en un inicio fue una idea y después un proyecto, pero ahora se ha convertido en todo un reto para crear lo que consideran será no solo una empresa, sino una forma consciente de aportar con innovación y tecnología herramientas con sentido humano enfocadas en sectores vulnerables.

 

Mastachi Torres, estudiante del cuarto semestre de ingeniería en mecatrónica de la Universidad Iberoamericana Puebla, ideó al inicio un chaleco con sensores que emitiera música para alertar a ciegos de obstáculos en su caminar diario. La idea, reconoce, tenía deficiencias en cuanto a su funcionalidad, pero al comentarlo con María Fernanda López Trejo, otra estudiante de diseño industrial, las formas de pensar se cruzaron y replantear el proyecto fue el siguiente paso.

 

Necesidades y soluciones

 

“El proyecto como tal tuvo en su desarrollo ciertos ajustes. Comenzó a partir de una simple observación de compañeros cuando entramos a la universidad. Nos dejaban caminar con los ojos cerrados y entonces desde la mecatrónica pensé en un aparato que facilitara el movimiento cuando no ves. A partir de ahí dirigimos el proyecto al sector de los ciegos”, recuerda Mastachi Torres.

 

El estudiante de mecatrónica reveló que para construir la herramienta con las características que buscaban, no solo les bastaron sus propuestas, tenían que acercarse a los ciegos para conocer realmente sus necesidades y los problemas a los que se enfrentaban de manera cotidiana.

 

“Recurrimos a un hombre que no ve y nos comentó que a pesar de tener bastón es común que se caigan en alcantarillas destapadas o se golpeen con algo que está enfrente. Él nos sugirió hacer unos zapatos y acordamos hacer un acoplamiento con sensores para calzado universal que pudiera medir obstáculos en el entorno. La idea es comunicar al usuario sobre los objetos o agujeros que hay a su paso”.

 

Mastachi Torres detalló que en un inicio el acoplamiento se basaba en sonido; sin embargo, reconocieron que las personas ciegas utilizan el oído para otras cosas y saturarlos con más estímulos sería inviable, además de que entorpecería el funcionamiento del dispositivo.

 

Perfilando las ideas

 

A partir de ese momento, se une al proyecto Martín Augusto Mariscal Vázquez, también estudiante de mecatrónica, pero de la Universidad de las Américas Puebla (UDLAP). La intención fue que entre los dos estudiantes, quienes hasta ese momento no se conocían, desarrollaran la parte de ingeniería.

 

Mastachi Torres pidió referencias y buscó el mejor perfil en su área para potenciar el proyecto. Las aportaciones de Mariscal Vázquez se sumaron y ambos determinaron que sería a través de vibradores como se alertaría al usuario del calzado sobre los objetos con los que pudiera chocar. El siguiente paso se dio cuando el trabajo fue admitido por la incubadora empresarial de la Ibero en 2015.

 

“Tuvimos asesorías de mercadotecnia, finanzas y jurídicas. Esto nos ayudó a consolidarnos como equipo y así fue como nos dimos cuenta de que necesitábamos más personas. Nuestra intención era convertir nuestras ideas en productos que dieran forma a una empresa”.

 

Tanto Ricardo Mastachi como María Fernanda López y Martín Mariscal sabían que aunque su idea tuviera potencial, no pasaría nada si no fabricaban el aparato y lo probaban de manera directa. Para lograr sus objetivos, buscaron más personas que aportaran compromiso, trabajo e ideas al proyecto.

 

Al equipo se sumaron Victoria Ledesma Ronzón, estudiante de diseño textil de la Ibero Puebla, encargada de la creación y confección de los materiales textiles con los que se hizo el acoplamiento; Mariana González Magaña, estudiante de la carrera de mercadotecnia, responsable del concepto creativo y comercial, y Marymar Olaya Pérez, enfocada en el área de altruismo, que en colaboración con el Voluntariado Acción Social Ibero (ASIbero) y Anxech realizan actividades de divulgación científica y tecnológica para niños ciegos.

 

“Nosotros queremos de verdad ver en un futuro cercano a personas ciegas que usen nuestro producto, que les esté funcionando y para eso lo que tendríamos que hacer nosotros mismos, por eso hicimos la empresa y así nació Anxech”, recuerda María Fernanda López.

 

Así fue como lograron producir sus primeros prototipos de Ándalo, el cual probaron con diferentes personas ciegas. Una de ellas fue una pequeña de nombre Diana, ciega de nacimiento.

 

“En un espacio de la calle colocamos cubetas para simular obstáculos y a pesar de que fue la primera vez que Diana ocupaba el aparato, el lenguaje de vibraciones funcionó desde el inicio de la prueba, logrando que no chocara con ningún obstáculo que fue colocado”, explicó Ricardo Mastachi.

 

“En este caso, la niña es ciega de nacimiento y eso es algo más complicado que alguien que adquiere la ceguera porque ya tiene una precepción de los espacios, en su caso no, a pesar de eso funcionó Ándalo, así nos dimos cuenta de que en verdad los puede ayudar”.

 

El funcionamiento y composición

 

Ándalo tiene una banda que se coloca en los tobillos y contiene motores vibradores y una interfaz. El aparato está compuesto además por otra banda más que se coloca en la rodilla, con un sensor ultrasónico y una pinza de plástico que se coloca en el pie, la cual también cuenta con otro sensor ultrasónico.

 

Andalo 2Con el dispositivo, los objetos pueden ser registrados sin problema, ya que utiliza un sistema de ultrasonido para detectar obstáculos a una distancia de un metro con cinco centímetros, que es la longitud aproximada de un bastón común.

“El aparato puede leer una mayor distancia pero lo definimos así para que sea lo más similar a lo que ya usan como apoyo, es decir, el bastón”.

 

Por su parte, Martín Mariscal, quien junto con Mastachi diseñó la parte electrónica, explicó en entrevista que el lenguaje que utiliza Ándalo permite alertar al usuario sobre tres situaciones distintas: cuando tiene un objeto lejos, cuando está cerca y cuando hay un agujero.

 

“La razón de estas tres funciones es permitir una movilidad real, no le decimos las distancias precisas porque se tendría que estar deteniendo constantemente. De esta forma puede tener decisiones rápidas para saber a dónde dirigirse”.

 

Martín Mariscal añadió que no hay variaciones importantes en las respuestas del usuario respecto a las distancias de los objetos que son captados por los sensores, ya que solo hay una reacción, de acuerdo con las pruebas que realizaron en situaciones reales con diferentes personas ciegas.

 

“Si hay un objeto lejano, empieza a vibrar, y si hay uno cerca, empieza a vibrar otro motor colocado en posición distinta en el dispositivo. Cuando hay una alcantarilla, empiezan a vibrar los dos motores al mismo tiempo, es decir, los motores externos son los que avisan de los objetos lejanos, y los internos los que avisan los obstáculos más cercanos. Y cuando vibran los dos es que hay algún desnivel”, detalló Martín Mariscal.

 

En cuanto a su diseño, el equipo que conforma Anxech adquirió con sus propios recursos una impresora 3D con la que crearon sus primeros diseños. Al respecto, Victoria Ledesma, estudiante de diseño textil, se encargó de seleccionar los materiales idóneos que no causaran irritación en la piel del usuario.

 

“Utilizamos una tela doble de neo premium de 60 por ciento algodón y 40 por ciento elastano que tiene un tratamiento antibacteriano, lo que permite que al contacto con el cuerpo no genere hongos o salpullido o elementos que incomoden al usuario. Ahora lo que buscamos es que a través de textiles inteligentes se pueda utilizar un material a prueba de agua“, explicó Victoria Ledesma.

 

Creer que se puede

 

Finalmente, Mariana González Magaña, responsable del área de mercadotecnia de Anxech, destacó que desde el inicio el trabajo no ha sido fácil y los retos a los que se han enfrentado en realidad les han permitido buscar alternativas para seguir adelante con sus ideas. El recurso económico es escaso, asegura; sin embargo, no ha sido un impedimento para no seguir trabajando por las ideas que buscan desarrollar.

 

“He visto trabajar a mis compañeros desde arreglar computadoras o hacer otras cosas para conseguir recursos, hasta participar por financiamientos como el Global Student Entrepreneur Award en la Bolsa Mexicana de Valores o Hambre por tus ideas.com, organizado por DanUp. Los retos son constantes pero el equipo de Anxech seguirá adelante”.


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