Carmen Báez/Agencia Informativa Conacyt/Ciudad de México.- La leche materna es el alimento esencial para todos los recién nacidos, ya que proporciona los nutrientes que necesitan durante sus primeros seis meses de vida de manera exclusiva y, posteriormente, hasta dos años o más con alimentos complementarios, protegiéndolos de enfermedades infecciosas y crónicas. Entre sus múltiples beneficios se encuentra el mejoramiento del neurodesarrollo de los recién nacidos.
Sin embargo, hay situaciones en las que las madres no producen su propia leche o por distintas razones no pueden alimentar a sus bebés, para ello existen los bancos de leche humana, centros especializados dedicados a proteger y promover la lactancia, así como supervisar la extracción, recolección, almacenamiento, procesamiento y entrega de leche humana pasteurizada a quienes la necesiten.
Aunque esta iniciativa nace en 1909, en Viena, Italia, en la década de los 80 la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana (VIH) obligó a suspender las actividades de los bancos de leche de todo el mundo.
En México, existen actualmente 34 bancos de leche materna activos, de ellos resalta el del Instituto Nacional de Perinatología (Inper), que opera desde 2012. Los antecedentes de este banco datan de 1977, cuando el instituto estableció un lactario en el que se recolectaban aproximadamente 200 litros de leche homóloga. Durante este año, comenzó a utilizarse el excedente de leche de madres de neonatos hospitalizados para la distribución de bebés prematuros, pero también suspendieron esta actividad por la epidemia de VIH y solo se otorgaba leche homóloga.
¿Cómo funciona un banco de leche humana?
El Banco de Leche Humana del Inper recibe y también recoge a domicilio la leche donada de forma altruista, la analiza y la pasteuriza para eliminar agentes patógenos y, finalmente, se congela para su conservación.
Una vez que se extrae la leche, esta debe ser congelada inmediatamente, de no hacerlo, esta empieza a perder sus propiedades. “Si dejamos la leche durante ocho horas sin refrigerar, se pierden los nutrimentos porque las bacterias proliferan y consumen la lactosa, generando una reacción química que descompone los ácidos grasos y las proteínas”, comparte la especialista en neonatología, doctora Silvia Romero Maldonado.
A nivel general, la leche homóloga refrigerada puede conservarse (a 4 grados Celsius) por 72 horas, esta leche solo es utilizada de la propia madre para su propio hijo, pero la leche de donación debe congelarse a (-20 grados Celsius), lo que permite conservar este alimento natural hasta por seis meses.
Una vez que llega la leche donada al Banco de Leche Humana del Inper, es analizada de manera visual para revisar que sus características físicas y envasado sean correctos, posteriormente se cuantifica la cantidad de leche que llega al banco y se guarda en el congelador hasta su pasteurización.
“Para ser pasteurizada, la leche debe descongelarse y nuevamente se revisan sus características físicas, se elimina la leche que se considere contaminada, es decir, que lleve suciedades como pelo, pestañas, etcétera, se reenvasa en frascos estériles, con la misma cantidad cada uno para que todos los frascos que entran a pasteurización tengan la misma cantidad de leche”, explica Silvia Romero.
Durante el reenvase de la leche, se toman cinco mililitros: dos para el crematocrito y tres para la acidez Dornic. Posterior a la pasteurización se analiza y se toma un cultivo, este último para garantizar la eliminación de las bacterias. Con técnicas estandarizadas se determina el tipo de bacterias que tiene.
¿Quiénes pueden donar y recibir leche humana?
Todas las madres lactantes que deseen donar leche deberán cumplir con ciertos requerimientos: estar clínicamente sanas, no ser portadoras del virus de inmunodeficiencia humana, hepatitis tipo B y C activas, sífilis, no haberse realizado tatuajes durante los últimos seis meses, no consumir alcohol ni drogas. La doctora Silvia Romero indica que solo pueden ser donadoras aquellas que estén en condiciones de donar el excedente de su leche. Previo al proceso de donación, se realiza un examen médico y una prueba de VIH.
La leche donada, también conocida como heteróloga, se ofrece en función de cada bebé y de su situación; Silvia Romero destaca como receptores iniciales a los niños prematuros, enfermos o recién nacidos que, por distintas razones, no pueden ser amamantados por su madre.
“Los hijos de madres con alguna patología como preeclampsia severa, hipertensión, choque séptico, corioamnionitis, cáncer, diabetes, por ejemplo, son alimentados con leche heteróloga. (Entre) 90 y 95 por ciento de los recién nacidos prematuros que están en terapia intensiva reciben leche pasteurizada”, agrega.
Este tipo de donaciones no puede realizarse sin el consentimiento de la madre, que puede aceptar la donación, o bien optar por alimentar a su bebé con leche de fórmula o sucedánea. No obstante, la doctora Silvia Romero explica que el aporte de la leche materna es insustituible: presenta ventajas sobre la leche artificial porque contiene proteínas que protegen al bebe contra infecciones.
Con la leche artificial “los niños tienen mayor riesgo de infectarse, de tener enterocolitis, displasia broncopulmonar, alergia a la proteína de la leche de vaca, infecciones recurrentes de oído (otitis), asma bronquial y tendencia a ser obesos. La proteína de la leche de la madre cambia conforme pasa el tiempo y la proteína de la fórmula es la misma. Se le explica a la madre los riesgos de darle fórmula o sucedánea de leche”, detalla.
Fortificación de leche humana
Si bien la leche humana tiene sus beneficios en un bebé clínicamente sano, este alimento natural lo es aún más en niños prematuros y con bajo peso. Con el objetivo de alcanzar los requerimientos nutricionales para los niños prematuros, la fortificación de leche materna de la propia madre y la leche materna donada es una práctica habitual.
De acuerdo con la doctora Silvia Romero, los bebés prematuros requieren para su desarrollo alrededor de 3.5 a cuatro gramos por kilo/día de consumo diario de proteínas, una cantidad que es menor en la leche materna, así como calcio necesario para su crecimiento y ácidos grasos.
“Llevamos de tres a cuatro gramos de proteína para que el niño pueda recibir la cantidad de proteínas como si estuviera en el útero de la mamá. También se fortifica con calcio para que estos niños puedan crecer. Tampoco tiene la cantidad suficiente de ácidos grasos porque el último trimestre del embarazo es cuando pasa la mayor cantidad de ácidos grasos de cadena larga de la madre al feto; si son prematuros que recibimos de 26 a 28 semanas, se están perdiendo del último trimestre que es cuando pasa esa cantidad de ácidos grasos. entonces se tiene que suplementar”, dice.
Investigación
En el Banco de Leche Humana del Inper se realiza investigación para medir el estrés oxidativo en la leche de las madres con sobrepeso y obesidad comparadas con las madres sanas, para evaluar si esta comorbilidad materna altera la leche; también se determina la microbiota de la leche de madres donantes en México.
“Esto es muy importante ya que actualmente sabemos que la leche materna no es estéril y tiene su propia microbiota, la cual cambia dependiendo de si ese bebé nació por parto o por cesárea (…) En otro proyecto de investigación, medimos la composición corporal de los pacientes que son alimentados con leche humana y se comparan con los alimentados con sucedáneo de leche, para determinar en qué momento inicia la mayor ganancia de peso anormal”.
Fomentar la lactancia y la donación
Con el fin de promover la donación de leche materna como una alternativa para el desarrollo de los recién nacidos que no pueden recibir este alimento de sus madres, el Programa Iberoamericano de Bancos de Leche Humana y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) establecieron el 19 de mayo como el Día Mundial de la Donación de Leche Humana.
Hoy en día, el Banco de Leche Humana del Inper recibe entre 50 y 60 litros de leche donada al mes, pero debido al número de pacientes que atiende el instituto, se requiere de más donaciones. A decir de la titular del Banco de Leche Humana del Inper, uno de los objetivos es cubrir la demanda de los niños que necesitan alimentarse de leche humana, así como formar colaboraciones interinstitucionales y compartir la experiencia.
“Queremos que ningún niño que se atiende en la institución tome leche de sucedáneo (fórmula). Una vez que cubramos esto, podremos ofrecer leche a otras madres. También necesitamos hacer nexos con otras instituciones que no tienen banco de leche, y que pueden recolectar su propia leche, y nosotros la podemos pasteurizar para que los niños que se atienden en esas instituciones puedan hacer uso de ellas”, concluye la especialista en neonatología.