Conversatorio.
Cien días de la administración del Gobernador Miguel Ángel Yunes Linares
Tenemos que establecer un pacto de confianza mutua,
porque resultados brillantes es muy difícil obtener en un lapso tan corto,
porque existen inercias que son muy difíciles de romper. Francisco Monfort Guillén
Ángel Rafael Martínez Alarcón
Roma no se construyó en un día, fueron muchos años para construir a la capital del imperio de la ciudad eterna. En la presente semana se cumplen los primeros cien días de la administración como Gobernador de los Veracruzanos, encabezado por Miguel Ángel Yunes Linares. El pasado primero de diciembre de 2016, pasó como un histórico día, el candidato de la alianza PAN-PRD asumió la titularidad del poder ejecutivo local: luego de un complicado proceso electoral viciado por el propio gobierno del estado. Luego de 96 años de un solo grupo político en el poder estatal fuero miles de años los que tiene actualmente Roma como antecedentes.
La actual administración en el gobierno de Veracruz, está integrado por militantes de los diferentes partidos ´políticos. Con ella también toda una nueva generación de políticos como jóvenes, sin ninguna experiencia en la administración, repitiendo el mismo modelo del ex gobernador Rafael Hernández Ochoa, gobernante de Veracruz, 1974 a 1980, donde el actual gobernador de Veracruz, inició carrera política, bajo las siglas del Partido Revolucionario Institucional.
Millones de veracruzanos empiezan a mostrar ciertos malestares en relación a los cambios anunciados durante la campaña en 2016, pero ningún gobernante del mundo actual cuenta con alguna varita mágica para transformar la realidad, ante el clamo justicia por los más diversos motivos. Hay que recordar que el gobernador prófugo de la justicia federal, Javier Duarte de Ochoa y su cómplice mayor el gobernador interino por 42 días, Flavino Ríos Alvarado, quienes se dedicaron en cuerpo y alma en boicotear el trabajo de la transición; siendo el único estado de la república que rompió la buena voluntad para realizar una transición democrática con el concurso de todos los actores políticos. Estos primeros cien días de la administración de Miguel Ángel Yunes Linares, se encontró un estado saqueado en sus finanzas, donde Fidel Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa, que no tuvieron ni clara idea de la honestidad y la responsabilidad de cuidar los recursos de todos los Veracruzano, que se olvida muy fácilmente las cosas, hoy exigen la prontitud del cambio de las estructura del propio gobierno, y como ha dicho el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares que se trata de varitas mágicas para dar urgente solución a la deuda económica, justicia, derechos humanos que con razón exigen millones de veracruzanos, mismo que permanecieron callados durante la docena trágica de los gobiernos de Herrera Beltrán y Javier Duarte de Ochoa; el cambio es lento pero seguro para dar una respuesta responsable a los millones de veracruzanos esperanzados en una nueva forma de gobernar a uno de los Estados más ricos de la Federación.
Fueron 96 años de un mismo grupo político que controló la administración pública estatal, en la federación fue la transición en el año 2000, se dio la oportunidad de gobernar al Partido Acción Nacional, que tuvo que gobernar con una cultura política de 80 años; y desde 1989, se empiezan a gobernar a los diferentes estados por partidos opositores al PRI, sin olvidar que es en el municipio donde se dan desde hace décadas la alternancia política, en Veracruz, el primer gran intento fue en 2004, cuando la dirigencia estatal del PAN vendió el triunfo a Fidel Herrera Beltrán, para 2010, se intentó una alianza opositora integrada por PAN y PRD, es hasta el doce de enero 2016, que se logra dicha alianza, logrando el triunfo en favor del candidato.
El cambio que requiere el Estado de Veracruz, debe ser con la participación de todos los veracruzanos, desde los gobernantes y gobernados, todos debemos hacer el cambio en todos los órdenes de la vida pública en nuestro estado. 100 días no son nada con 96 años de una sola forma de ejercer el poder político