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SURSUM CORDA. En las horas más tristes de la vida, ¡Sagrado Corazón en Tí confío!

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SURSUM CORDA

En las horas más tristes de la vida ¡Sagrado Corazón en Ti confío!

Pbro. José Juan Sánchez Jácome

A pesar de los tiempos de individualismo y desconfianza sistemática que estamos padeciendo, muchas personas buscan apoyo siendo conscientes de la necesidad que tenemos de los demás. Son personas que nos tienen confianza, abren el corazón y exponen las situaciones más preocupantes de su vida.
En el fondo buscan alguien en quien apoyarse frente a situaciones que no pueden manejar solas, que no pueden cargar solas. Como amigos y como cristianos nos toca celebrar las cosas buenas que le pasan a los demás y, en otras ocasiones, nos toca sufrir, abrazar y solidarizarnos con quienes pasan tribulaciones.
Aunque no seamos expertos en todos los temas y aunque el dolor de los hermanos nos deje también a nosotros paralizados e impotentes frente a las situaciones que están padeciendo, el hecho de que uno se interese en los demás, se haga uno presente en sus problemas, escuche y mire uno a los ojos y muestre empatía y solidaridad con las personas, eso muchas veces genera esperanza y es el principio de la recuperación para estos hermanos.
En esos momentos delicados y muchas veces trágicos no debemos tener desconfianza respecto de nuestra capacidad de respuesta porque, aunque no conozcamos y dominemos todos los aspectos relacionados con una crisis, la cercanía en esos momentos delicados brindará apoyo, fortaleza y ánimo a las personas quebrantadas en el corazón, cuando tan solo les dediquemos un tiempo, nos dispongamos a escucharlos y, conforme pasa el tiempo, aprendamos a mirarlos con los ojos de Jesús.
En nuestro caso, como cristianos, debemos tener en cuenta que después del acercamiento humano y de la labor de contención frente a las dificultades que enfrentan los hermanos, lo mejor que podemos recomendar es el camino que lleva a Jesús, pues sólo Él puede llegar hasta lo más profundo de nuestro corazón, donde necesitamos ser sanados y fortalecidos.
Ante la confianza que nos brindan en momentos delicados, que es algo sagrado porque nos abren el corazón y nos confían lo más íntimo de su vida, debemos corresponder también nosotros con una respuesta sagrada, recomendando a esos hermanos que se refugien en el Sagrado Corazón de Jesús. Uno puede ayudar, sufrir con ellos, detener la caída, mostrar empatía y solidaridad y no dejarlos solos con sus penas, pero para asegurarnos de su recuperación hay que despejarles el camino para que lleguen a refugiarse en el Sagrado Corazón de Jesús.
Este es el lugar que nos corresponde, que nos sana, que nos salva, que frena el sufrimiento que podamos experimentar. Su Sagrado Corazón nos lleva a sentirnos amados y nos hace nacer de nuevo, después de tanto sufrimiento y cansancio que podamos experimentar. Es el lugar que Cristo tiene reservado para todos.
Cuántas cosas se nos pueden comunicar y revelar si nos reclinamos en Jesús, si nos refugiamos en su Sagrado Corazón: la luz, el abrazo, la fortaleza, esa palabra de aliento, el consuelo y la esperanza que tanto necesitamos en esos momentos difíciles. Lo concede el Señor Jesús a quienes lo buscan, tocan a la puerta, insisten y no desisten para tener un encuentro con Él.
Así lo señala con un sentido de urgencia una de las oraciones dedicadas al Sagrado Corazón:
Decid a todos que vengan
a la fuente de la vida
que hay una historia escondida
dentro de este corazón.
Decidles que hay esperanza,
que todo tiene un sentido,
que Jesucristo está vivo,
decidles que existe Dios.
Cuando uno ya no espera nada hay que esperarlo todo de Dios, cuando parece que ya no podemos arreglar nada es el momento de la actuación de Dios. Cuando parece que todo está cerrado y las cosas se han complicado tenemos que confiar que el Sagrado Corazón de Jesús nos mostrará el camino.
El Sagrado Corazón de Jesús es el lugar que necesitamos; no lo buscamos para huir de nuestra realidad, sino para ser renovados y fortalecidos en la vida. Como todos los que se han refugiado en el Corazón de Cristo estamos llamados a regresar, levantar a las personas y animar a los caídos.
Basta sentirse amados por Dios para que ninguna adversidad nos doblegue en esta vida. Frente a los tiempos complejos que vivimos, donde el sufrimiento se experimenta de muchas maneras, nunca duden refugiarse en el Corazón de Cristo. No vamos para huir de esta realidad que nos amenaza, sino para estar seguros mientras pasa la tempestad, sabiendo que ahí seremos confirmados en el amor de Cristo para superar las adversidades, para ayudar mejor, para animar más y socorrer a todas las personas necesitadas.
El Corazón de Cristo es el refugio para estos tiempos difíciles que vivimos, donde seremos protegidos y experimentaremos el amor de Dios. Y aunque hemos concluido el mes de junio dedicado al Sagrado Corazón de Jesús, no dejemos de manifestar nuestra confianza incondicional en el amor de Dios, como lo sostienen las oraciones de nuestro pueblo:
En las horas más tristes de la vida
cuando todos me dejen, ¡Oh Dios mío!,
y el alma esté por penas combatida
¡Sagrado Corazón en Ti confío!
Yo siento una confianza de tal suerte
que sin ningún temor, ¡Oh dueño mío!
espero repetir hasta la muerte
¡Sagrado Corazón en Ti confío!

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