Hora cero
Las "protestas" de la UV por el presupuesto
Luis Alberto Romero
En marzo de 2016, miles de personas, estudiantes universitarios, académicos, trabajadores de la máxima casa de estudios de Veracruz, pensionados, jubilados, artistas, y en general gente interesada en el futuro de la UV, salieron a las calles para exigir mayor presupuesto al gobierno estatal.
Se trató de una de las manifestaciones más concurrida en la historia de Veracruz; unos 50 mil participantes, de acuerdo con las estimaciones de las autoridades universitarias.
Sólo en Xalapa marcharon unas veinte mil personas en defensa del presupuesto; y de forma simultánea se manifestaron miles más en las diferentes regiones de la entidad.
En la capital veracruzana, la multitudinaria marcha hizo temblar a las autoridades estatales; corría la parte final del gobierno de Javier Duarte, que adeudaba a la institución unos 2 mil 500 millones de pesos.
A dicha manifestación siguieron otras en el mismo tono, para exigir el cumplimiento del Gobierno del Estado a los compromisos con la Universidad en materia de presupuesto y asignación de recursos.
Como resultado, en junio de ese año, el Congreso de Veracruz aprobó la modificación a la ley para que los recursos de la Universidad aumentaran de forma gradual, 7 pasaran del 2.58 por ciento del presupuesto general del estado en 2017, al 3 por ciento en 2018; y aumentaran gradualmente hasta llegar al 4 por ciento en 2023.
Sin embargo, esa disposición terminó por convertirse en letra muerta.
Han pasado 9 años de las manifestaciones de la comunidad universitaria y del cambio al Artículo 10 de la Constitución Política del Estado, en materia de presupuesto para la UV; y la demanda de la máxima casa de estudios sigue igual.
Entre las manifestaciones de 2016 y las de 2023, la única diferencia radica en el tono de las protestas: en los tiempos de Duarte, la comunidad universitaria de Veracruz, encabezada por la entonces rectora Sara Ladrón de Guevara, se fue con todo; demostró fuerza y puso contra las cuerdas al gobierno estatal, que terminó por doblar las manos.
La rectoría, en ese momento, leyó bien la indignación universitaria por el castigo presupuestal a la institución.
Hoy, sin embargo, las expresiones de rechazo a la asignación de recursos insuficientes han sido más bien tibias; la exigencia de la comunidad no ha subido de tono, parece contenida; y el papel del rector, timorato y apocado.
En el actual periodo, la rectoría cuida las formas hasta el exceso; acordó, por ejemplo, no salir a las calles, sino expresar su inconformidad con festivales artísticos y culturales; el último, en el parque Juárez de la capital del Estado; así cerró la UV la primera fase de su campaña "UV Universidad con sentido social #PorEl4porciento".
Esa tibieza mostrada desde la Rectoría a la hora de defender el presupuesto provoca suspicacias; el rector Martín Aguilar hace como que protesta, pero parece más fuerte su intención de evitar la confrontación, y la molestia en Palacio. Es, como diría Monsiváis, defensor de las causas justas en abstracto, para conservar la chamba en concreto.
@luisromero85