Prosa aprisa
Sofocaron rebelión de Duarte
Arturo Reyes Isidoro
La advertencia y el apretón al gobernador Javier Duarte por parte del Gobierno Federal debió haber sido duro, tanto como para hacerlo recular y sofocar su rebeldía.
Luego de su actitud levantisca que inició desde el viernes por la mañana, ayer dobló las manos, o se las doblaron, y a las 11:11 horas tuiteó que acatará “sin reservas” lo que su partido (el PRI) “determine”.
Lo que su partido determinará la tarde-noche de este lunes será la suspensión de sus derechos como militante priista, que podría ser el primer paso para que lo expulsen definitivamente del tricolor.
El antecedente inmediato de la actitud que tomó Duarte de enfrentarse con Sansón a las patadas viene desde el pasado miércoles cuando Carlos Loret de Mola informó de un operativo de la PGR para atraer dos nuevas indagatorias que llevaba a cabo la Fiscalía General del Estado en contra del gobernador.
Sin embargo, el mandatario, vía tuit, quiso minimizar la información y desviar la atención hacia el Gobernador electo Miguel Ángel Yunes Linares diciendo que era a éste a quien habían venido a indagar y que el Secretario de Gobierno tenía copia de la actuación de la PGR.
Incluso le contestó a Loret: “Quien te pasó la información te engañó, la visita de la @PGR_mx a Palacio de Gobierno fue para verificar el caso Yunes”.
Cabe pensar que fue la conferencia de prensa de Flavino Ríos Alvarado el jueves apoyando lo que había escrito el gobernador lo que llevó a que ese mismo día por la tarde la PGR saliera a precisar que no, que la investigación era contra Duarte por enriquecimiento ilícito, peculado e incumplimiento del deber legal. Para nada se mencionó a Yunes Linares.
Ahí le cambió todo el panorama al mandatario y por el momento lo desestabilizó, y quizás (mal) aconsejado por personas de su círculo cercano decidió pasar a la ofensiva en contra del dirigente nacional del PRI, Enrique Ochoa Reza, que era hacerlo en contra del presidente Enrique Peña Nieto, pues es quien realmente toma las decisiones importantes y de fondo en el Revolucionario Institucional.
Dadas así las cosas, el deber profesional me obligaba. El viernes a temprana hora quise saber la postura de Duarte sobre la inminente suspensión de sus derechos como militante priista. Le ofrecía este espacio para que diera su versión.
Buscaba una entrevista con él. Hice contactos. Propuse, en todo caso, enviarle un cuestionario sobre ése y otros temas que lo tienen en el centro de la atención mediática nacional e incluso en algunos medios del extranjero.
Se me pidió que esperara, que tratarían de decirle. No pasó mucho tiempo cuando me comentaron que ya es muy difícil comunicarse con él hasta para sus colaboradores quienes lo hacían con regularidad.
Pero apenas unos minutos después se me ofreció la versión de lo que le acababa de comentar a un reducido grupo de sus más cercanos, con quienes había abordado el tema, así como sobre su presunta salida del gobierno antes de que termine su gestión el próximo 30 de noviembre como lo vaticinaron la semana pasada varios columnistas de medios de la capital del país.
“No me voy a ningún lado. No renuncio, me quedo hasta el final”, les habría dicho.
¿Lo puedo tomar como una declaración suya?, pregunté. “Es lo que le comentó a gente cercana que estuvo con él”, fue la respuesta. “Por eso te lo damos, puedes publicarlo”.
La reunión del viernes a temprana hora fue, se sabría después, para preparar la ofensiva contra Ochoa Reza, para lo cual se determinó llamar a presidentes municipales, diputados locales y federales y dirigentes de sectores y organizaciones del PRI, entre otros, para que cuestionaran la decisión que se va a tomar esta tarde y para que expresaran su solidaridad con Duarte.
A eso obedeció una carta que se publicó en El Universal firmada presuntamente por los 16 diputados federales del PRI y cuatro del PVEM, donde decían a Ochoa Reza y a Fernando Elías Calles, presidente de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria, que consideraban “injusto y desproporcionado” la sanción en contra del gobernador.
La consideraban “ingenua” y acusaban que se estaba vulnerando “la presunción de inocencia”, “refrendando… nuestro incondicional apoyo al gobernador Javier Duarte de Ochoa… subrayando que no se encuentra solo y que cuenta con los veinte diputados federales veracruzanos”.
La dirigencia nacional del PVEM desautorizó a sus diputados, e incluso éstos se deslindaron del escrito y negaron haber firmado algo en contra del dirigente nacional del PRI. Lo mismo hicieron varios diputados priistas, que acusaron que los estaban presionando.
Todavía el viernes 23 hubo otra publicación, ahora presuntamente de los representantes de los sectores y organizaciones del PRI manifestando “nuestro total y absoluto respaldo al primer priista del estado” y señalando que “sería un error monumental el aplicar cualquier tipo de sanción” a Duarte, “lo que generaría un pésimo precedente y debilitando a nuestra militancia y fortaleciendo a nuestros detractores”. Algunos dirigentes también se deslindaron del escrito.
El sábado fue el propio gobernador quien tomó la ofensiva. “Para los que dicen que estoy cansado, desde Martínez de la Torre les informó que en Veracruz hay todavía gobernador para rato; la entidad tiene inversión, estabilidad social, progreso y prosperidad. Si hay algo que sancionar sería el esfuerzo, la energía y los resultados de todos”.
Por la noche, desde Guadalajara les reviró Ochoa Reza advirtiéndoles que no cederían “a presión alguna” y atrás de él apareció el senador José Francisco Yunes Zorrilla afirmando que en Veracruz todos los priistas estaban unidos y respaldaban al presidente del CEN.
Además, denunció: “Desde el viernes he tenido llamadas de dirigentes de sectores, alcaldes y diputados diciéndome que están siendo presionados (por el gobierno de Veracruz) para firmar documentos a favor de (Javier) Duarte”.
Ayer, Duarte tuvo ya otra actitud. A las 10:52 de la mañana tuiteó: “En estos momentos lo más importante para el #PRI es mantener la unidad ante cualquier situación y yo no pretendo ser un factor de división” y “Reconozco el liderazgo de @EnriqueOchoaR y estoy totalmente de acuerdo con él en lo referente a la transparencia y rendición de cuentas”.
Diecinueve minutos después vino el colofón: “Agradezco las muestras de apoyo de mis compañeros de partido, mi postura es muy clara, acataré sin reservas lo que mi partido determine”.
Nuevamente sus asesores y consejeros, o quienes lo aceleraron, le fallaron. Quisieron derivar el caso Duarte por la vía legal cuando el problema es político y merecía un tratamiento político. Además, no le advirtieron que la ley en México se estira a gusto del que tiene el poder para afectar a quien se quiera, como lo hizo él cuando se ensañó con la hoy diputada local electa Maryjose Gamboa.
Pero, además, no le dijeron que en México la autonomía de los estados, más cuando se trata de gobiernos priistas, es de mentiras, y que no se puede poner a pelear con el poder hegemónico que todavía representa el Presidente porque lo puede aplastar en el momento que quiera. Se ve que en los seis años a su paso por el poder no aprendieron nada de política.
Todavía ayer, a través de correos electrónicos de cuentas anónimas pero con las características de los famosos “chulecorreos”, utilizados por el gobierno para tratar de desacreditar a sus oponentes y a sus críticos, se continuaba golpeando a Ochoa Reza con el pretexto de la liquidación que le dieron a su salida de la Comisión Federal de Electricidad para asumir la dirigencia priista.
En respuesta, el presidente del CEN, en un video de tres minutos, sostuvo que en política no existen las casualidades, ya que la información fue publicada un día antes de que la Comisión Nacional de Justicia Partidaria proceda contra Duarte. Dijo que era parte de una estrategia para frenar las acciones que emprendió contra los corruptos de su partido.
Ayer también, el senador Héctor Yunes Landa se cobró el agravio que sufrió mañana martes 27 hará un año cuando el gobernador lo expuso al escarnio público al regalarle una caña de pescar con motivo de su cumpleaños, para que fuera a pescar “peces gordos” a El Estero de Boca del Río, en clara alusión al hoy Gobernador electo Yunes Linares.
Héctor acusó a Duarte de haber apoyado a otro partido político en las elecciones del pasado 5 de junio (sería a Morena), lo que es considerado como causal directa de expulsión de acuerdo con el Código Nacional de Justicia Partidaria, o sea que prácticamente lo puso en la guillotina por si hiciera falta otra causa para expulsarlo.
El ahora presidente de la Comisión Anticorrupción del Senado aseguró que la salida de Duarte de las filas del tricolor será como un trámite para formalizar su situación, ya que en los hechos operó contra el PRI y su candidato.
Por separado, en un boletín de prensa pidió a los integrantes de la Comisión Nacional de Justicia Partidaria del PRI “que valoren a detalle los elementos que se tienen. Que vean que está a la luz que Duarte incumplió la plataforma política que postula nuestro partido, y faltó a los principios de probidad, transparencia y rendición de cuentas”.
También exhortó a la PGR a que concluya conforme a derecho, y con la rapidez que la ley permita, la investigación en contra de Javier Duarte de Ochoa y demás funcionarios públicos, presuntamente involucrados.
Javier Duarte, de nuevo, será noticia para iniciar la semana.