Prosa aprisa
Los memes, un patrimonio de nuestro sentido del humor
Arturo Reyes Isidoro
El 25 de abril de 1953, en la página 5 del número 844 de la revista Hoy, de los periodistas tabasqueños Regino Hernández Llergo y José Pagés Llergo, de la cual era director este último, se publicó una fotografía que le costó el cargo a quien llegaría a ser conocido años más tarde entre los periodistas mexicanos como el famoso “Jefe Pagés”.
La gráfica, a plana entera tamaño tabloide, mostraba a Carlos Girón Peltier, yerno del expresidente Miguel Alemán Valdés (había dejado la Presidencia un año antes) en el cabaret Carrolls de París mirando complacido, sonriente, el trasero de la bailarina Simone Claris, mientras que atrás de él lo observaba su esposa Beatriz Alemán Velasco, con evidente molestia.
La pareja Girón-Alemán estaba recién casada y de viaje por Europa. La vedette llevaba como única vestimenta un delicado velo que transparentaba todos sus encantos. Aunque la imagen había sido distribuida por la agencia International News Service, nadie más se atrevió a publicarla en México.
La foto no llevaba título (no lo necesitaba) y el pie que la acompañó decía: “Aquí París…! Gran sensación ha provocado en la capital francesa, la ex estrella del Casino de París, Simone Claris, que ahora se presenta en el Carrolls, con una nueva versión de la Danza de los Siete Velos, pero en la que usa solamente uno, y muy relativamente. En la foto observando muy atentamente, el licenciado Carlos Girón y su señora esposa, Beatriz Alemán de Girón, hija del ex presidente Miguel Alemán” (en realidad el único que observaba era él).
La gráfica y la renuncia de Pagés pasaron a la historia, la renuncia a la historia de la censura en México. El periodista fundó después Siempre!, que llegó a ser una revista emblemática y la más importante de México hasta los años 60, 70, del siglo pasado, aunque todavía existe bajo la tutela de Beatriz Pagés Rebollar.
En el primer número de Siempre!, el Jefe Pagés reprodujo la foto en forma muy inteligente con el pretexto de ofrecer una disculpa. El pie decía:
“¿Pero qué de malo tiene esta foto? Solo publicamos esta foto porque a ella está estrechamente vinculado el nacimiento de Siempre! De no haber existido un fotógrafo en París en el momento preciso en que ocurría esta escena, es seguro que esta revista no hubiera visto la luz jamás. Siempre! quiere, sin embargo, aclarar que, al ser publicada esta foto por José Pagés Llergo, no hubo –no podía haber– la más leve intención de molestar a nadie. Si alguien quiso juzgar con criterio político lo que solo era un documento periodístico, es cosa fuera del dominio del ayer director de Hoy, hoy director de Siempre! A la dama que es doña Beatriz Alemán de Girón, y a don Carlos Girón Peltier, nuestros respetos”.
En la era de los memes, la foto hubiera sido la delicia de chicos y grandes. Con lo que atestiguamos hoy a diario en las redes sociales, quién sabe cuántos comentarios hubiera hecho el ingenio mexicano con la imagen, aunque en realidad ya no espantaría a nadie cuando vemos todo lo que se publica (a Manuel Bartlett le tomaron una foto siendo diputado federal, mirando, con toda alevosía y ventaja, el trasero de una atractiva edecán y va a ser el director de la Comisión Federal de Electricidad en el gobierno moreno que proclama una Constitución Moral).
En el lenguaje de hoy se diría que la imagen se hizo viral y que fue una especie de antecedente de los memes de la era digital. Y la censura, o el intento de censura, siempre presente. Pero han podido más el periodismo profesional, independiente y la inteligencia, el genio del pueblo que han podido pasar y estar por encima de la censura y hoy siguen publicando con oportunidad y responsabilidad informativa aparejada de la crítica aunque recubierta de un gran sentido del humor a través de los memes.
Pero esto, seguramente por ignorancia histórica, porque viven alejados del pueblo, y por su molestia y menosprecio por el periodismo independiente, plural, no lo ven los modernos inquisidores como los en mala hora hoy 40 diputados locales de Veracruz (qué bueno que ya se van en unos días) que intentaron castigar con seis meses y hasta dos años de cárcel a quien publicara fotomontajes o memes, un medida de censura bajo el disfraz de “acoso cibernético”.
Por fortuna ni el gobernador saliente Miguel Ángel Yunes ni el entrante Cuitláhuac García estuvieron de acuerdo y, qué cosas, fue la primera vez en que estuvieron de acuerdo en algo, y tiene que reconocérseles. En México, de siempre ha existido el criterio de que es preferible que se abuse de la libertad de expresión a que se coarte.
En realidad, en el trasfondo, lo que estos diputados pretendían era evitar que el pueblo los siguiera fustigando a través de memes por su servilismo ante el Ejecutivo, por su abuso del poder, por su pobre trabajo legislativo, por el botín que han hecho del presupuesto del Congreso local, por la falta de atención a sus representados en sus distritos, por su traición al pueblo al no vigilar ni supervisar el manejo del presupuesto público, por su omisión ante los señalamientos por actos de corrupción de que han sido objeto varios de ellos, por su comportamiento personal que deja mucho que desear (borracheras y hasta presuntamente drogas), etcétera.
En México la única arma que ha tenido el pueblo a su alcance para desquitarse de los abusos de los malos políticos y de los malos gobernantes, que lo tienen en la pobreza, que lo ofenden con sus riquezas mal habidas, que le aplican la ley en forma selectiva, ha sido la del humor, la de los chistes, ahora la de los memes.
En México, un antecedente de carne y hueso de los memes es aquel famoso cómico Palillo, Jesús Martínez Rentería, por su humor lleno de sátira y de crítica a los gobernantes priistas (en su época eran entonces los únicos) que hacía en las carpas y que después llevó a los teatros, siempre con un amparo en la bolsa pues sufrió infinidad de encarcelamientos, suspensión de sus funciones, clausura de los teatros en que actuaba, e incluso que recibiera golpizas.
Wikipedia, hoy por hoy la Enciclopedia de referencia libre, la mayor y más popular obra de consulta en Internet, registra que su más encarnizado perseguidor fue el regente de la hoy Ciudad de México, Ernesto P. Uruchurtu, llamado el "regente de hierro", quien lo envió seis veces a prisión y 10 veces le clausuró el teatro. “Considerado por muchos como ‘El Rey de las Carpas’, se convirtió en una especie de portavoz del pueblo al manifestar con lenguaje humorístico las inconformidades políticas y sociales de la ciudadanía”, apunta Wikipedia.
Hizo escuela. De esas carpas salieron famosos después como Cantinflas, Tin Tan y tantos otros, y la sátira y la crítica contra los políticos pasó luego a la televisión con Chucho Salinas y Héctor Lechuga, orizabeño este último, que hicieron época en México. Vencieron la censura, esa como la que hoy intentaron los diputados locales de Veracruz.
Los políticos, ya en el gobierno del Estado, ya en el Congreso local, ya en los partidos, ya en las alcaldías, en las senadurías o en las diputaciones, nos han despojado de casi todo. No debemos de permitir que también nos roben o nos inhiban nuestro sentido del humor, que además es la única defensa y la única forma de desquitarnos de sus abusos y tropelías.
Nuestros antepasados precolombinos nos dejaron en las caritas sonrientes de la cultura totonaca la mejor herencia de nuestra idiosincracia, para que no se nos olvide. Que se sepa, no hay en el mundo otra raza sonriente como la nuestra. El sentido del humor, pues, nos viene de raíz. Está jodido este grupo de diputadillos si cree que eso también nos lo van a poder quitar (deben ir siquiera una vez en su vida al Museo de Antropología de Xalapa para que conozcan las caritas sonrientes).
Así que a seguirle dando a los memes.