Prosa aprisa
Xalapa arde pero Duarte dice que hay paz social
Arturo Reyes Isidoro
www.referente.com.mx
No. Nunca me imaginé que aquella Xalapa que escogí para vivir y para morir llegara a perder alguna vez la tranquilidad que la caracterizó.
Hoy la ciudad está totalmente colapsada y lo único que falta en el escenario es ver vehículos ardiendo en las calles para igualarnos a Oaxaca, Chiapas, Guerrero o Michoacán.
Hace días se estuvo a punto de que ocurriera cuando constructores amenazaron con hacer arder un vehículo frente a la Secretaría de Finanzas. Finalmente los plancharon, pero el riesgo sigue latente.
Ayer un empresario hotelero se quejaba hasta la desesperación. No tenía una sola habitación ocupada, lo que nunca le había ocurrido.
El ferretero conocido mío a cuyo negocio acudí para comprar una pieza casi se puso a llorar en mi hombro.
“Imagínese. Ya nadie compra nada. No hay dinero. Yo tengo empleados que tienen quince años conmigo. No los puedo despedir porque no tendría para indemnizarlos y tampoco les puedo decir que no hay dinero y que por eso no les puedo pagar su sueldo”.
“Estoy desesperado, pero la culpa de todo la tiene su vecino”, me dice en clara alusión a Javier Duarte de Ochoa, pues vivo en la colonia donde está la Casa Veracruz.
Marchas callejeras, calles cerradas, bloqueadas por trabajadores, por empresarios, por maestros, por hombres del campo, por estudiantes, por cualquiera que tenga una queja porque no le ha pagado el Gobierno del Estado su sueldo, sus prestaciones, los apoyos que les envió la Federación, las becas, los productos que le vendió, los servicios que le prestó.
Camino por la ciudad y veo en los rostros de los automovilistas caras de desesperación por estar atrapados en medio del caos vehicular.
Ante la urgencia de llegar a algún punto el taxista condiciona: lo dejo hasta en tal lugar pero además le cobro de más por el tiempo que voy a tardar en avanzar porque el tránsito es lento debido a los bloqueos.
El anciano, la persona con alguna discapacidad, las mujeres con alguna dolencia tienen que hacer un sacrificio para trasladarse porque el camión del transporte urbano ya no pudo avanzar. Y en Xalapa hay calles empinadas ya no propias para muchos.
Restaurantes han visto caer sus ventas porque ya no llegan los clientes; otros han cerrado y han tenido que despedir a su personal.
Ahora ya no sólo los comercios del centro sino de diferentes áreas de la capital sufren las consecuencias de los bloqueos. Mucha gente prefiere no salir o no llegar a determinadas áreas y casi no hay ventas.
Los amigos lectores que viven en otros estados del país e incluso del extranjero no se imaginan el infierno que vivimos en Xalapa todos los días. La ciudad está desquiciada y los xalapeños también.
Preocupa que ya no haya voces que protesten por este estado de cosas como si nos estuviéramos acostumbrando ya y fuera parte de la normalidad. Ni siquiera la Iglesia católica otrora solidaria con su feligresía que sufre las consecuencias.
Preocupa que no haya con quién quejarse y pedir que ponga un alto a la situación porque es el mismo Gobierno del Estado el causante de la misma.
Preocupa que el Gobierno Federal se haga de la vista gorda y no influya ni intervenga para que la administración estatal cumpla con sus obligaciones y cese el caos.
Pero el viernes pasado, en Pánuco, el gobernador Javier Duarte de Ochoa declaró que la entidad vive un estado de estabilidad y paz social y que dejará un estado en marcha, caminando y sin ningún contratiempo, sí, así como usted lo lee (ese día se declaró también priista, revolucionario e institucional).
Es un hombre insensible, que cierra los ojos a la realidad, que vive en una torre de cristal en donde no le llega el clamor popular, que está totalmente divorciado de su pueblo al que hace mucho le dio la espalda.
¿Aferrarse para qué al poder si no resuelve nada? ¿Por qué no se fue desde hace mucho? ¿Por qué no se va de una vez y deja que otros intenten algo? ¿No se da cuenta que su sola salida al menos alegraría a la población si bien no resolvería sus problemas?
Ayer el diario El País de España fue lapidario: “Veracruz se desangra en fosas, bolsas y cunetas”, cabeceó una nota informativa destacada sobre nuestro estado.
“La naturalidad con la que los medios locales cuentan fallecidos es la misma con la que se enumeran escándalos de corrupción sin que nadie tome medidas para ponerle freno. Ni a uno ni a otro”. Así es.
Y esto: “Duarte, al que no quieren ni en su partido, el Revolucionario Institucional (PRI), de donde prácticamente fue expulsado, seguirá no obstante en el cargo hasta el 30 de noviembre, fecha en la que tomará las riendas Miguel Ángel Yunes”.
Tristemente todo indica que así será. Los veracruzanos ya clamamos porque esto se acabe. Necesitamos rehacer el estado, crear fuentes de trabajo para nuestros hijos y familiares que están en el desempleo a consecuencia de la crisis.
Acabar con el estado de zozobra e incertidumbre que vivimos los xalapeños, los veracruzanos, con esta verdadera docena trágica que en mala hora nos cayó como una maldición.
Por fortuna, aunque no es un consuelo porque el mal ya está hecho, las semanas que le restan al duartismo para que se vaya ya se pueden contar con los dedos de la mano.
Pero la sociedad quedará muy lastimada y su recuperación no será rápida. La maldición será permanente.
Le meterán el diente al informe del Orfis
Por la tarde de este miércoles tendrá lugar la primera de cinco sesiones programadas para analizar y seguramente discutir los informes del resultado de la Fiscalización Superior de las Cuentas Públicas del Ejercicio 2015 que presentó el Orfis al Congreso del estado.
Con base en todo lo que se vaya aprobando se confeccionarán los dictámenes correspondientes. Se empezará por pedir al Orfis todo el soporte documental que pruebe lo que señala en su informe y que compromete a muchos funcionarios y ex funcionarios en muchas anomalías administrativas o de desvío de recursos.
De entrada se piensa que no habrá cambios en los señalamientos que hace el Orfis con respecto a las cuentas de los Poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, y lo que más ocupará a los integrantes de la Comisión de Vigilancia será determinar cuáles son realmente los municipios que no cumplieron.
Ante la desconfianza general de que se pretenda salvar o proteger a algunos de los presuntos implicados, ayer el presidente de dicha Comisión, Francisco Garrido Sánchez, me dio la seguridad de que ese ente “es una caja de cristal”.
Los integrantes de la Comisión son, aparte de Garrido, Juan René Chiunti Hernández, Marco Antonio del Ángel Arroyo, Gabriela Arango Gibb, Julen Rementería del Puerto, María del Carmen Pontón Villa, David Velasco Chedraui, Carlos Gabriel Fuentes Urrutia, Ana María Condado Escamilla, Carlos Ernesto Hernández Hernández, Raúl Zarrabal Ferat, Juan Eduardo Robles Castellanos, Domingo Bahena Corbalá, Gustavo Gudiño Corro y Juan Manuel Velázquez Yunes.
Qué la CEAPP defenderá a Gina
Corría la versión de que la ex coordinadora de Comunicación Social, Gina Domínguez Colío, buscará que la defienda su ex colaboradora ¿y comadre? Benita González Morales en su calidad de presidenta de la Comisión Estatal para la Atención y Protección de Periodistas (CEAPP).
Ello ante la denuncia de que fue objeto por parte de la periodista Virginia Durán Campollo, quien la acusa por incumplimiento de contrato por casi cinco millones de pesos, según declaró en conferencia de prensa el lunes pasado.
Si fuera cierta la especie, Gina no estaría más que siendo congruente en confiar en un organismo que ella creó a su paso por la CGCS con la finalidad de defender a los periodistas de las agresiones que han venido sufriendo durante todo este sexenio, según su principal finalidad.
Aunque la Comisión no sería equitativa pues se sabe que, en cambio, negó el apoyo a Vicky cuando ésta recurrió a ella en busca de que se le haga justicia.
Acaso será el último caso importante del que se ocupe dicho engendro, pues se sabe que sus días están contados ya que el nuevo gobierno lo va a desaparecer tan pronto entre en funciones.