Prosa aprisa
Honesto, pero ni santo ni perfecto, matiza AMLO
Arturo Reyes Isidoro
¡Caray! En medio del oleaje que se le desató por el asesinato de la alcaldesa Florisel Ríos Delfín, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez recibió ayer un nuevo reconocimiento público del presidente Andrés Manuel López Obrador, pero… por primera vez matizó y le puso un pero.
Ocurrió durante su conferencia mañanera, en el que le preguntaron qué con Miguel Ángel Yunes Linares, señalado por un presunto desvío en la compra de un sistema de videovigilancia. Interesante lo que respondió al respecto, pero remató su respuesta con lo siguiente:
“En el caso de Veracruz yo sostengo que mis paisanos ahora cuentan con un gobernador honesto, Cuitláhuac García. Tenía mucho tiempo que esto no pasaba en Veracruz. No estoy diciendo que es un santo, que es perfecto, pero no tengo duda de que es una gente honesta y eso es muy importante, porque siempre se ha padecido de gobernadores mediocres y ladrones. Entonces, sí es un cambio importante”.
Hay que dejarlo a la interpretación de cada quien, pero ya lo bajó del Olimpo y lo acercó más al llano terrenal, o sea, pecadorcillo también, imperfecto, ser humano al fin y al cabo. ¿Se le fue? ¿Lo dijo deliberadamente? ¿Por qué matizó ahora? ¿Se enteró de alguna travesura de su muchacho y dejó abierto el camino para justificarse no sea que un día lo deje mal?
No le fabricará delitos a Miguel Ángel; por poco y lo exonera
Qué lejos quedó aquella serie de insultos que desde 2017 cruzaron el entonces aspirante presidencial Andrés Manuel López Obrador y el entonces gobernador Yunes Linares. Ayer por poco AMLO lo exonera públicamente del señalamiento del presunto desvío millonario por el caso del sistema de videovigilancia durante su administración, luego de que el gobernador Cuitláhuac García Jiménez confirmó el lunes que ha llegado a un acuerdo con la empresa contratada para que continúe y concluya los trabajos, con lo que colorín colorado ese caso se ha cerrado.
Le hicieron al presidente una pregunta con chanfle sobre el caso, pero en lugar de arremeter contra Miguel Ángel, el tabasqueño no lo tocó ni con el pétalo de un verbo.
Respondió que tienen que desahogarse las acusaciones, pero con pruebas, “sin fabricar delitos, sin cometer injusticias” y le echó la bolita a la Fiscalía General de la República y a los jueces. Pero siguió encarrerado: “… no mando a hacer investigaciones en contra de nuestros adversarios para fabricar delitos, como lo hacían antes”.
Otra vez ¡caray! Hasta pudiera pensarse que son ciertas las versiones de que hay entendimiento entre el grupo yunista, incluidos los diputados locales de su grupo, para trabajar a favor de los candidatos federales de Morena.
Lo que llama la atención es que mientras que el presidente ya no agrede al exgobernador, quien en cambio cada que puede arremete contra su hijo alcalde de Veracruz, Fernando, que es decir contra toda la familia Yunes, es, ¡adivinó!, el secretario de Gobierno Eric Cisneros, el villano favorito de la crítica mediática y de las redes sociales, pero consentido del gobernador.
Tener un jefe así
Quien debió haber dormido anoche como un tronco, con pierna cruzada, roncando a plenitud y hasta con silbido fue el secretario de Gobierno, luego de que por la mañana el gobernador metió las manos por él y lo reconfirmó en el cargo.
Incluso le descargó cualquier responsabilidad: “… las instrucciones al secretario han sido claras, y las ha cumplido”. A tres días de su II Informe aprovechó para declarar que no habrá ningún movimiento de algún secretario y menos de Cisneros, “con los resultados que se tienen”.
El que por su gusto muere, hasta la muerte le sabe, dice el dicho. El gobernador no solo protegió a su colaborador principal sino que se antepuso como el responsable de su actuación, con lo que decidió cargar con todo el peso de la carga negativa de la imagen del secretario, lo que demuestra que no solo es honesto –aunque ni santo ni perfecto– sino también, ¡ay!, buena gente.
A diferencia de AMLO por la mañana, quien matizó respecto de su persona, Cuitláhuac no lo hizo en el caso del secretario, porque debió diferenciar en que una cosa es que cumpla instrucciones y otra la forma como las cumple. Los testimonios de la alcaldesa Ríos Delfín y de la expresidenta del Tribunal Superior de Justicia, Sofía Martínez Huerta, no dejan ninguna duda sobre la forma como se conduce desde su cargo, incluso con las mujeres, aunque, por lo que se advierte, el gobernador solo le cree a él, lo que seguramente propiciará que nadie más se queje de su actuación y, en consecuencia, lo alerte que las cosas no se están haciendo bien.
Adentro mismo del gobierno hay inconformidad contra el secretario, incluso entre la diputación de Morena en el Congreso local, pero todos prefieren quedarse callados aunque están convencidos de que mete en muchos problemas a su jefe. En corto, cuando uno habla con ellos, lo dicen. Después de lo de hoy, seguramente no moverán un solo dedo aunque vean que el barco de la 4T hace agua y puede irse a pique.
¿O será que Cisneros si es santo y perfecto?
Y llega el día del Informe
Después de todo lo que pasó, ¿qué de interés tiene que decir el gobernador en su II Informe del domingo? Creo que la definición que dio la jefa de la Oficina de Gobierno, Waltraud Martínez Olvera, lo resume todo: será muy chiquito, “corto pero bonito (?)”. Seguramente le van a poner flores, adornos, luces multicolores…
Vergonzosa actuación de panista
Cambiando de tema, no puede pasar desapercibida la información que reveló ayer el diario Reforma sobre una vergonzosa y denigrante actuación que tuvo el hoy gobernador de Querétaro, el panista Francisco Domínguez, quien siendo senador mancilló la bandera nacional en una cena en Estados Unidos molesto porque no le pagaban un soborno por haber aprobado la Reforma Energética de Peña Nieto.
Era una cena con ejecutivos de la industria energética de todo el mundo en Houston, en la que el personaje principal era Emilio Lozoya. Luego de su discurso tuvo lugar un pleito, que el diario calificó “digno de una cantina”, protagonizado por el priista David Penchyna y Francisco Domínguez.
“De acuerdo con la declaración ministerial de Froylán Gracia Galicia, brazo derecho de Lozoya en Pemex y testigo del hecho, Francisco Domínguez tomó una pequeña bandera mexicana que estaba en el centro de la mesa y la puso de cabeza con la amenaza de que así pondrían a Pemex si no les pagaban el dinero que les adeudaban por apoyar al gobierno en su reforma energética.
Penchyna trató de serenarlo a la vez que enderezó la banderita. Domínguez arrebató el adorno y lo aventó contra Penchyna, gritándole que los habían traicionado al no pagarles y lo retó a golpes.
Esta situación generó conmoción y alteró a las personas extranjeras que estaban sentadas en la misma mesa porque no entendían este desplante", dijo Gracia Galicia ante la FGR.
Si bien hay excepciones, creo que muy contadas, nuestro sistema político está muy podrido. Estas lacras deben acabarse, pero me extraña que el presidente López Obrador no quiera actuar contra Peña Nieto y toda la banda que participó –panistas incluidos– en los escandalosos casos de corrupción, que también sirvieron para pagar campañas políticas, en las que Veracruz no estuvo exento.
Domínguez guardó ayer silencio, y desde un principio cuando empezaron a mencionarlo en el caso se dijo ofendido y se proclamó una blanquísima paloma. Debiera estar en la cárcel. No se ve que el gobierno de AMLO vaya a ordenar ir a fondo y actúe contra todos estos pillos. ¿Por qué?