Prosa aprisa
El “oro molido”, de Manzur a AMLO; son lo mismo
Arturo Reyes Isidoro
Según ha venido proclamando el presidente Andrés Manuel López Obrador desde el inicio de su administración, ellos son diferentes a los gobiernos que le antecedieron. No somos lo mismo, ha dicho.
Sin embargo, en los hechos, los mexicanos hemos venido comprobando que son iguales, más de lo mismo, y que lo único que han venido haciendo ha sido revolcar la misma gata para que parezca diferente.
AMLO declaró ayer (confesó) que ayudar a los pobres también es un asunto de estrategia política, para ir “a la segura”, pues las personas beneficiadas defenderán su 4T cuando sea necesario.
Era lo que hacía el PRI para ir “a la segura”, ganarse el voto de los pobres y mantenerse en el poder, a los que regalaba despensas, láminas, tinacos, colchonetas, juguetes en Día de Reyes y todo lo que podía, y reinó por más de 70 años.
El 17 de abril de 2013, en conferencia de prensa, el entonces dirigente nacional del PAN, Gustavo Madero, denunció que funcionarios de la Sedesol estaban desviando recursos y coaccionando el voto a favor de candidatos del PRI en Veracruz.
El PAN interpuso una demanda de juicio político contra la entonces titular de la Sedesol, Rosario Robles, así como contra el entonces gobernador Javier Duarte, por el presunto desvío de recursos. Aparte presentó una denuncia penal ante la entonces Procuraduría General de la República.
Madero apoyó su denuncia en 13 horas de grabaciones, de las cuales 2:30 horas eran de videos y el resto de audios. Lo que se escuchaba eran pláticas de miembros del llamado “Grupo Boca” (de Boca del Río) organizándose para utilizar los programas Oportunidades y 65 y Más a fin de coaccionar el voto a favor de los candidatos tricolores a las alcaldías y las diputaciones locales en la elección que tendría lugar en julio de ese año.
Las grabaciones las había obtenido Miguel Ángel Yunes Linares entre el domingo 3 de febrero y el domingo 7 de abril. En la de esta última fecha se escuchaba al entonces secretario de Finanzas, Salvador Manzur Díaz, decirles a operadores priistas que los programas sociales que tenían en sus manos eran “realmente oro molido” y que la única instrucción que les daba era: “que lo hagamos con sentido político”.
El escándalo de entonces tuvo consecuencias: Duarte renunció a Manzur ante las inobjetables evidencias.
López Obrador habló ayer de “la gente humilde, la gente pobre”, de la que dijo que ayudándola cuenta con su apoyo, “no así con sectores de clase media, ni con los de arriba, ni con los medios, ni con la intelectualidad”.
Se interpreta que lo que quiso dar a entender es que los pobres son manipulables debido a su necesidad, obviamente no así los no necesitados ni los más preparados, y se tiene que reconocer que los está utilizando y los tiene cautivos, en especial, según he podido comprobar, a los adultos mayores que reciben su pensión.
Cuando mencionó que la entrega de apoyos es un asunto de estrategia política, no dijo otra cosa más que lo mismo que proclamó Salvador Manzur: que los programas sociales son “oro molido” por los dividendos que se obtienen en votos.
Al inicio de su gobierno, su grito de batalla fue primero los pobres. Ahora va quedando claro que en realidad no lo animaba una verdadera preocupación por los más jodidos, sino que ya pensaba en cómo prolongar su poder al término de su sexenio y que no era de otra forma más que teniéndolos cautivos a base de apoyos en efectivo.
De ahí se explica que una de las proclamas del morenismo sea que amor con amor se paga, o sea, el de ellos es un amor interesado, por conveniencia, comprado, aunque ya lo dijo en el siglo pasado ese gran ídolo que fue Pedro Infante en su canción “La que se fue”, que “el cariño comprado ni sabe queremos ni puede ser fiel” (con el tiempo lo hemos de comprobar).
López Obrador no ha acabado ni va a acabar con la pobreza, ni siquiera la ha disminuido y hoy hay más pobres, pero es un gran manipulador. Cual priista que fue en su origen, explota bien el “oro molido” que tiene en sus manos. No se duda, al menos yo no dudo, que va a retener la presidencia (la gubernatura es otra cosa y aquí cabe el quién sabe), usando las mismas prácticas del PRI, porque son lo mismo.