Prosa aprisa
SCJN da palo a AMLO, Morena, PVEM, PT, PES y PRI juntos
Arturo Reyes Isidoro
Ayer, lector, a la hora de la comida, se imponía un brindis por la salud del país, de México.
Lo hice con lo que tenía a la mano: mezcal, que disfruté, además por el menor desasosiego que para entonces ya me embargaba, menos del que había vivido en días anteriores.
Tenía apenas unas horas que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) había declarado inválida la reforma que promovió el presidente Andrés Manuel López Obrador con la que pretendía que la Guardia Nacional (GN) quedara sujeta a la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena); de hecho, que el Ejército patrullara las calles del país en función de policía, o sea, que se militarizara el servicio de seguridad pública, así lo entiendo.
El máximo tribunal imponía, con la ley y la razón, el Estado de derecho y hacía respetar el espíritu del artículo 21 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Lo transcribo:
“Artículo 21.- La investigación de los delitos corresponde al Ministerio Público y a las policías, las cuales actuarán bajo la conducción y mando de aquél en el ejercicio de esta función. El ejercicio de la acción penal ante los tribunales corresponde al Ministerio Público”, o sea, una función que corresponde realizar a los civiles.
Sin embargo, el presidente, su partido Morena y los achichincles de su partido, el PVEM, el PT, el PES y hasta el PRI habían pretendido que la Sedena se hiciera cargo de la operatividad y la administración de la GN hasta 2028, de hecho que quedara bajo su control y la manejara, si bien, para taparle el ojo al macho, habían determinado que el cuerpo de seguridad quedara adscrito a la Secretaría de Seguridad Pública y Ciudadana (SSPC), o sea, que fuera civil de membrete. Así, presuntamente la GN quedaba sujeta a una institución civil, pero en los hechos la iban a manejar los militares.
Contra eso se alzó la oposición y gran parte de la población, que vieron con la reforma que se militarizaba la seguridad pública del país, con el consiguiente temor por el riesgo de que se violaran los derechos humanos, violación que ha acompañado al cuerpo armado. Los opositores promovieron entonces una acción de inconstitucionalidad ante la SCJN, que ayer les dio la razón.
Cabe mencionar que en el Senado, en su momento, el único que no estuvo de acuerdo con la reforma fue Ricardo Monreal, quien a la hora de la votación se abstuvo, aunque su decisión se tomó como un voto en contra.
No celebré ayer la derrota legal del presidente y sus lambiscones y serviles; celebré comprobar que hay mexicanos, como los ministros que votaron para invalidar el decreto, comprometidos con el Estado de derecho, dispuestos a imponerlo por encima de todos y de todo, dispuestos a hacerlo respetar y con ello la Carta Magna. Celebré saber, con hechos, que el país tiene salida y que hay una institución dispuesta a defender, a toda costa, la legalidad y decirle no, así sea el presidente, a quien pretenda imponer su voluntad pasando por encima de la Constitución.
Fracasó, totalmente, el intento de reformas a la Constitución del Presidente
La decisión de la Corte fue más que un duro revés para el presidente López Obrador; fue la última palada que sepultó sus tres grandes reformas constitucionales que pretendió en todo su sexenio: la eléctrica, la electoral y ahora la de seguridad pública.
Sobre todo con la eléctrica, quería pasar a la historia como un nacionalizador semejante a Lázaro Cárdenas o a Adolfo López Mateos. La oposición lo paró, para demostrarle que no podía hacer lo que se le viniera en gana, no si no quería actuar con el consenso de todas las fuerzas del país representadas en la Cámara de Diputados y si quería imponer solo su voluntad.
La aprobación del intento del pase de la Guardia Nacional bajo la tutela de la Sedena, del Ejército, la logró gracias al servilismo del dirigente nacional del PRI, Alejandro Moreno, “Alito”, a cambio de que no lo investigaran ni lo llevaran a juicio por una serie de hechos delincuenciales de los que se le acusa. Si no se hubiera prestado, desde un principio no hubiera pasado.
Su reforma electoral tampoco pasó. Por más reciente el caso está más fresco, aunque todavía patalea tratando de acabar con el Instituto Nacional Electoral, INE, intentona contra la que ha salido buena parte de la población del país a protestar para que se respete el organismo.
De hecho, a solo 17 meses de que concluya su mandato, ya se puede afirmar, con toda contundencia, que su gobierno fracasó al no haber podido sacar adelante, imponer, la espina dorsal que constituían las reformas en las que iba a sustentar la continuidad de su proyecto.
Las tres reformas mencionadas y sus tres grandes proyectos de obras: el AIFA, la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, eran el sustento de su intención de pasar como un héroe inolvidable a la historia del país. El AIFA ha resultado un fracaso, su refinería no arranca a nueve meses de que fue inaugurada, y su tren es posible que se eche a andar luego de destrozar la riqueza natural maya, pero tampoco se ve que vaya a tener rentabilidad.
Se esperaría que la mañana de este miércoles llegue hecho una furia a su conferencia mañanera y arremeta con todo contra los ministros que le propinaron el revés y contra todos los “conservadores” y “traidores a la patria” y todo lo que repite para agredir sin ton ni son.
Triunfaron la oposición y la sociedad civil
Finalmente, si se le quiere ver así, al final han triunfado la oposición representada en el Congreso y la población civil que ha salido a la calle a protestar y a defender las instituciones que han costado mucho construir, incluyendo vidas humanas.
De todos modos no se puede quejar AMLO. La oposición, la ciudadanía y la Corte le han abierto el camino para que pueda cumplir lo que vino prometiendo como aspirante a la presidencia, como candidato, como presidente electo y como presidente constitucional en un inicio: que regresaría a los soldados a sus cuarteles, luego de la equivocada estrategia del presidente Felipe Calderón de sacarlos a la calle.
Cabe también preguntar: ¿le sirvieron de algo sus bancadas mayoritarias en el Senado y en la Cámara de Diputados?, ¿le sirvieron de algo los acarreos de miles y sus marchas en la Ciudad de México?, ¿le sirvió que gobiernan gran parte del país a través de sus alcaldes y gobernadores?, ¿para qué le han servido las mañaneras luego del rotundo fracaso del intento de sus reformas constitucionales?
Lo sucedido debiera servir de lección y aliento a la oposición. Sin necesidad de tener la Presidencia, con suficiente número de diputados y senadores, puede ejercer un contrapeso, un contrapoder saludable para la vida democrática del país. El próximo año tiene la oportunidad de lograr el equilibrio necesario en la conducción de México si presenta candidatos competitivos, que ganen las elecciones.
¿Amargó el festejo de cumpleaños?
Pero parece que el mazazo que le dio la Corte al presidente para nada empañó el festejo por el cumpleaños 55 del gobernador Cuitláhuac García Jiménez. Desde muy temprano subió a sus cuentas de las redes sociales imágenes observando con una sonrisa de oreja a oreja cómo ardía la velita de su pastel.
Anoche, cuando terminé de redactar esta columna, ni él ni su gobierno habían salido a hacer un pronunciamiento a favor del presidente, siquiera a manera de tallarle el lomo o aplicarle Vitacilina, esto es, lo dejaron solo, sin tomar en cuenta que, en cambio, siempre que es necesario él ha metido las manos al fuego por su protegido.