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Prosa aprisa. Del “aquí no pasa nada” al reconocimiento de la realidad

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Prosa aprisa

 

Del “aquí no pasa nada” al reconocimiento de la realidad

 

Arturo Reyes Isidoro

 

Un estribillo que se volvió característico de la pasada administración fue la frase “aquí no pasa nada”.

 

Con ella, Javier Duarte negaba que hubiera problemas en Veracruz, en especial de inseguridad pública.

 

Insensible, ajeno a la realidad del Estado, para él todo estaba color de rosa y vivíamos en Duartelandia.

 

Alguna vez, un diario de circulación nacional publicó que en reuniones del gabinete federal imitaban a Duarte con su vocecita de niña y se pitorreaban de su frase. Por supuesto, nadie le creía.

 

Cuando se fue, el Estado quedó bañado en sangre y hoy, por ejemplo, siguen apareciendo fosas con decenas de cadáveres. Decapitados y descuartizados los hubo por doquier. En fin.

 

En “Prosa aprisa” de ayer dije que no obstante el cambio de gobierno, los pendientes siguen siendo muchos, uno de ellos, el de la inseguridad.

 

Señalé también que, sin embargo, hay una clara diferencia. Y sí, la hay.

 

Ayer, por ejemplo, en forma abierta, sin ningún tapujo, el gobernador Miguel Ángel Yunes Linares no sólo aceptó el grave problema sino que reconoció que existe angustia y molestia entre habitantes de los municipios de Naranjos, Coatzintla y Papantla, por los constantes secuestros y la ejecución de personas.

 

Es cierto, eso no resuelve el problema, pero es un buen principio para atacar el problema.

 

Ante las críticas por la situación, el gobernante se ha defendido diciendo que no es que haya aumentado la violencia, sino que ahora no se oculta nada.

 

Ningún enfermo se cura si no acepta que lo está, que tiene un padecimiento. Ningún problema se resuelve si no se acepta que existe.

 

Días antes de que entrara en funciones este gobierno, escuché la versión de que grupos delincuenciales habían buscado intermediarios para tratar de buscar un pacto que los dejara “trabajar”.

 

El rechazo habría sido terminante y, por el contrario, se habría decidido crear un grupo policiaco de élite para combatirlos, siempre en coordinación con las fuerzas federales.

 

Desde entonces, al menos en el medio de policías, se tenía la seguridad de que los hechos de violencia y sangre se incrementarían por la guerra que se iba a desatar.

 

Lo cierto, lo verdaderamente cierto, es que la violencia y la inseguridad no sólo no cesan sino que están a gran intensidad.

 

Al asumir la administración el 1 de diciembre pasado, el gobernador Yunes anunció que dedicaría todos los fines de semana a recorrer el Estado para atender el problema de la inseguridad. Hasta ahora lo ha cumplido.

 

Pero no ha sido suficiente, tanto que por primera vez en lo que va de su joven administración, la embajada de España en México acaba de alertar a sus connacionales a no visitar el norte del Estado por considerarlo inseguro y de elevado riesgo para las personas. Por supuesto, no es ninguna buena noticia.

 

La reacción de Yunes Linares no se hizo esperar. Ahora no aguardó a que llegara el domingo y desde el martes viajó a Coatzintla y ayer por la mañana a Tuxpan y por la noche a Poza Rica para atender el problema, aunque en ningún momento, en las declaraciones que hizo, aludió a la alerta española.

 

Por supuesto, habló de logros, pero también aceptó que no se han cumplido todas las expectativas.

 

Dijo a los reporteros que el problema se está atendiendo y “se está combatiendo con eficacia” y que en donde no estén siendo eficaces, como en Naranjos, toman ya las medidas necesarias para lograrlo.

 

Pero su vocabulario no excluyó vocablos como ejecuciones, secuestros, abigeato, extorsión…, ante lo que habló de redefinición de acciones y cambios de estrategia.

 

Dijo que sus reuniones en distintos puntos de la entidad reflejan el trabajo que se realiza para combatir la delincuencia.

 

Comenté ayer que no hay dinero como para hacer obras, pero que el gobernador se movía por toda la entidad y que está haciendo política, mucha política.

 

Habría que agregar que también atiende el grave problema de la inseguridad y de ello dan constancia sus reuniones semanales, ahora intrasemanales, con comandantes militares y navales.

 

La alerta de la embajada ibérica mete presión al tema. La crítica mediática no se ha hecho esperar. El gobernador acepta la realidad y actúa. Pero el solo no puede calmar la inquietud que invade a sectores de la población, con respecto a lo doméstico.

 

Ayer mismo también, en Coatzacoalcos y en Xalapa, dos de las más grandes ciudades del Estado, hubo voces que expresaron su preocupación por el problema.

 

Las quejas fueron de que “no hay respuestas de las autoridades”, y en la capital del Estado llama la atención que la Coparmex señale desatención por parte del titular de Seguridad Publica, Jaime Téllez Marié.

 

Según declaró Octavio Jiménez Silva, presidente de esa organización empresarial, desde diciembre buscan reunirse con él, pero no han tenido respuesta.

 

“Nosotros hemos estado solicitando una reunión con el Secretario de Seguridad Pública para ver cómo podemos apoyar, porque tampoco podemos dejarle todo al gobierno, la sociedad debe involucrarse totalmente y apoyar al gobierno y el gobierno también debe de involucrar a la sociedad para que obviamente podamos unirnos y contrarrestar esta parte. Esperemos que no pase de este mes, la pedimos desde diciembre, pero esperemos que esa reunión nos la den lo más pronto posible”.

 

O sea, están alarmados, pero quieren ayudar. Es algo bueno, pero, dicen, deshojan la margarita esperando. Algo falla.

 

Los argumentos de Ana Ledezma

 

Nunca la he tratado, pero siempre recibí las mejores opiniones de ella cuando fue diputada local.

 

Diputados varones de la pasada Legislatura, de oposición ajenos a su partido, la reconocían como una de las mejores, si no es que la mejor. Varias veces me lo reiteraron cada vez que quería saber quién era quién en el Congreso local.

 

Ana Cristina Ledezma López, ahora no sólo se sincera sino que pide que le permitan demostrar que tiene ganas de hacer bien las cosas y que sabe trabajar. Ofrece que no fallará ni al gobernador que la nombró ni a los veracruzanos.

 

Es que recién nombrada secretaria ejecutiva del Consejo Estatal de Seguridad Pública, ante las críticas que empezó a recibir porque no tiene título, ha aceptado que no tiene experiencia en materia de seguridad y que no cuenta con cédula profesional, porque la está tramitando. Al menos se conduce con la verdad, lo que habla bien de ella.

 

Entrevistada ayer por Ramsés Yunes Zorrilla en su noticiario radiofónico dijo, eso sí, que cumple con los requisitos que establece la ley y recordó que  cuando entró como diputada local igual fue muy cuestionada, pero que cuando concluyó su gestión había sido la que más iniciativas había presentado y la que había tenido el mayor número de participaciones en la tribuna.

 

Es mujer joven, que se sepa no tiene malos antecedentes, tiene buena imagen, se le reconoce su capacidad de trabajo, quienes la conocen me aseguran que es inteligente, entonces, ¿por qué no darle la oportunidad que pide?

 

¿El título es determinante para asegurar un buen desempeño? Javier Duarte estudió en universidades privadas y caras de México e hizo posgrados en España donde habría obtenido un doctorado, y miren el pillo que resultó y el peor gobernador que ha tenido Veracruz en su historia. Llevó al Estado a su peor crisis, de qué sirvió su doctorado.

 

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