Ruta Cultural
ELÍ DE GORTARI, UN FILÓSOFO DE LA CIENCIA.
“En torno a la Astronomía.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En los últimos años en éste país el apellido De Gortari, no goza de buena fama, y el fenómeno se ha acrecentado debido a que sabemos más de los políticos que de los hombres de letras. Hoy a cien años de su nacimiento recordaremos a un De Gortari De Gortari llamado Elí Eduardo, quien siempre será recordado como uno de los grandes filósofos e intelectuales mexicanos del siglo XX, un hombre crítico del sistema político autoritario que fue encarcelado por respaldar el movimiento estudiantil del 68, pero, ante todo, estamos frente a un divulgador de la Ciencia, un Maestro de filosofía, un escritor e historiador y el libro que se presenta en éste artículo se intitula: “En torno a la Astronomía”, publicado por la Editorial Grijalbo en 1984.
Cuando se escuchan las palabras Astronomía, Ciencia, nombres como Nicolás Copérnico, Galileo Galilei, sino se es conocedor de la materia puede ser que surja el desinterés por la lectura, porque normalmente se abordan términos científicos, explicaciones lógicas, conocimientos especializados, tecnificados, sin embargo, la gran virtud del Maestro Elí de Gortari consiste en hacernos comprender de manera clara, entendible, y sencilla los temas de la Ciencia, sus avances, descubrimientos, las teorías que cambiaron nuestra forma de percibir el mundo, explicándonos el origen del razonamiento, su evolución histórica, los métodos de las investigaciones, en general, una materia que normalmente resulta difícil, Elí de Gortari logra a través de su libro atraparnos y provocarnos el deseo por saber más del conocimiento científico.
El libro está compuesto por IX ensayos teniendo como tema central la explicación y conocimiento del universo, en esta ocasión compartiré el ensayo titulado: “El astrónomo que movió la Tierra.” Elí de Gortari inicia su artículo con la siguiente afirmación: “La cultura del Renacimiento se abrió paso en Polonia desde el último tercio del siglo XIV y tuvo como foco principal de propagación a la Universidad de Cracovia, erigida en 1364 por el Rey Casimiro III el Grande, último de los Piastas. La época en que irrumpió la modernidad fue bastante turbulenta y su desarrollo se produjo entre guerras, luchas, sublevaciones y represiones violentas. Corresponde al tiempo en que Polonia comenzó a rescatar sus territorios, ocupados por los caballeros de la Orden Teutónica. “
Y así toda la primera parte el articulo nos va ilustrando, aprendemos que la actual ciudad de Gdansk, siempre fue motivo de conflictos entre los alemanes y los polacos, e incluso cuando los Teutones conquistaron grandes extensiones territoriales al margen del rio Vístula, la conquista incluyó el puerto de Gdansk, pasando a llamarse a partir de este hecho Danzig. Todo esto sucedía a inicios del siglo XIV, quien diría que en pleno siglo XX la ciudad de Danzig seguiría siendo el motivo central que provocó el inicio de la Segunda Guerra Mundial.
En la conformación y lucha de estas sociedades, en 1456 el comerciante Nicolás Copérnico se estableció en la ciudad polaca de Torun, se casó con la hija de un acaudalado patricio llamada Bárbara y de esta unión nacerá “El astrónomo que movió la tierra” de nombre Nicolás Copérnico (1473-1543). Elí de Gortari nos ofrece datos importantes de la vida de Copérnico como su primera etapa de formación profesional en la capital polaca de Cracovia, y posteriormente sus estudios de Derecho Canónico en la Universidad de Bolonia, Italia.
Desde muy joven Copérnico demostró gran interés por los estudios astronómicos, y después de años de estudios, investigaciones, observaciones, escribió su obra que cambió a la humanidad y la forma de conocer el universo. Su libro: “De revolitionibus orbium coelestium”, (La Revolución de los Orbes Celestes) que originalmente sólo tuvo que titularse: “De Revolitionibus”, está integrado por VI volúmenes, donde Elí de Gortari explica la gran variedad de temas que aborda, pero fiel al estilo de un Maestro instructor, extrae de la obra la revolución esencial realizada por Nicolás Copérnico y de manera muy selectiva me permito transcribir en el presente artículo lo planteado por Copérnico en sus libros:
“El universo es una esfera, porque esta forma es perfectísima entre todas y es la figura de mayor capacidad. Todas sus partes son igualmente esferas, como el Sol, la Luna y las estrellas y, además, todas las cosas tienden a perfeccionarse adoptando la forma esférica, como se puede ver en las gotas de agua y de otros líquidos. La Tierra es también una esfera, aunque su redondez absoluta no se advierta desde luego, debido a la gran altura de las montañas y la profundidad de los valles. Ahora bien, para establecer con seguridad el ordenamiento de los astros errantes, es menester admitir que la Tierra no es el centro de sus órbitas. De este modo, la Tierra es un planeta situado en una esfera homocéntrica respecto a dichas superficies de Venus y de Marte y, por lo tanto, igualmente homocéntrica con respecto a las órbitas de los otros planetas.”
Partiendo que el Sol es el centro del universo, inmóvil, e ilumina a los astros que revolucionan en su torno, Copérnico continúa explicando lo siguiente:
“Por consiguiente, si se cumple la ley de que la magnitud de las órbitas se mide por la duración de los recorridos, tenemos el siguiente orden de las esferas. La primera y más alejada de todas es la esfera de las estrellas fijas, que está situada a una distancia inconmensurable de las otras estrellas. Esta esfera se contiene a sí misma y, a la vez, a todas las demás cosas. Por eso permanece inmóvil y es el lugar del universo al cual se refieren los movimientos y las posiciones de las otras esferas. A una distancia enorme, pero conmensurable con las otras distancias astronómicas, sigue la esfera de Saturno, el primero de los Astros errantes, que completa su revolución al cabo de 30 años. Después viene Júpiter, que recorre su circuito en 12 años. Luego se encuentra Marte, que revoluciona cada 2 años. El cuarto lugar le corresponde a la tierra con la revolución anual de su esfera, la cual contiene a la órbita de la Luna como un epiciclo. En seguida se encuentra Venus, que hace una vuela completa en 9 meses. La sexta posición la ocupa Mercurio, que realiza una revolución en 80 días.”
La obra de Nicolás Copérnico fue publicada en 1543, por supuesto que con el paso de los años vinieron más descubrimientos, incluyendo el conocimiento de la existencia de otros tres planetas como lo son Urano, Neptuno y Plutón, y el logro más grande se dio el 20 de julio de 1969 cuando el hombre descendió en la Luna, no obstante, la revolución copernicana es el punto de partida de todo lo que hoy tenemos, nos enseñó que no somos el centro del universo, pero que si lo conocemos podemos vivir mejor en él.
Para finalizar, Elí de Gortari concluye su artículo con la siguiente reflexión: “Su Gutenberg hizo posible la libre difusión del pensamiento, fue Copérnico quien puso por primera vez el pensamiento con un contenido enteramente libre. Análogamente, tal como Colón abrió un nuevo mundo, así Copérnico abrió millones de mundos en el exterior y en el interior del hombre. Nicolás Copérnico sigue siendo uno de los mayores liberadores de la humanidad.”
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