Ruta Cultural
Once años de libros, artìculos y continuamos (IV)
“Clases de Literatura.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Con el presente artículo concluimos el mes de mayo dedicado a festejar un año más de lecturas y escrituras. En todos estos años cada lectura realizada se ha convertido en una verdadera clase de literatura, esto incluye las novelas o cuentos leídos, porque además de conocer la historia, implícitamente el lector conoce las formas y estructuras del género abordado, y así con el paso del tiempo claramente se puede distinguir cuando estamos ante una novela histórica, filosófica, ante un cuento fantástico, realista, fácilmente podemos ubicar la lectura de un ensayo literario, un tratado filosófico, en el terreno dramatúrgico diferenciamos una tragedia de una comedia, y son las lecturas y más lecturas las que nos van guiando y enseñando un universo literario que es inabarcable, exquisito, diverso, atrapante y absolutamente cautivante.
El autor que nos ha estado acompañando en estos festejos es Julio Cortázar, como pudimos conocer en los artículos anteriores sus cuentos son magistrales, y para cerrar con broche de oro nos acercaremos a un libro muy especial de Cortázar titulado: “Clases de Literatura”. Este libro fue publicado en su primera edición en 2013, pero su origen es el siguiente. En 1980 Cortázar fue invitado a la Universidades de Berkeley a impartir un curso sobre literatura, todas las sesiones fueron grabadas y posteriormente publicadas bajo el título arriba mencionado, como es de esperarse son charlas de una enorme sabiduría, reflexivas, ilustrativas, la temática es profundamente abordada y muy diversa, literatura, cine, política, naturalmente realiza lecturas de sus cuentos, novelas, platica detalladamente el origen de sus libros, personajes, ejemplos: Rayuela, Historia de Cronopios y Famas, el Libro de Manuel, en general, acercarse a esta obra cortazariana es adentrarnos a la enorme y valiosa literatura latinoamericana con algunos análisis de la literatura europea.
La lectura del libro puede ir en dos direcciones, por una parte, si los lectores son conocedores de la obra de Cortázar realmente será un disfrute y se encontrarán con muchos datos eruditos, esclarecedores, con todo el cumulo de personajes, libros, palabras, estructuras literarias, etc. desarrolladas por Cortázar en su voluminosa obra, empero, la obra también puede ser leída por un lector no especializado y le resultará clara, interesante, comprensible, atrayente. Si eligiera la primera dirección compartiría en el presente artículo ampliamente la interesante comparación que hace Cortázar de su personaje Horacio Oliveira (de Rayuela) con el personaje llamado Johnny Carter (protagonista central de su cuento: “El perseguidor”), de hecho, Cortázar afirma que Oliveira tiene similitudes con Johnny Carter, ambos son personajes cuestionadores, inconformes, Cortázar señala:
“A lo largo de unos cuantos años escribí Rayuela. El personaje central es un hombre como cualquiera de todos nosotros, realmente un hombre común, no mediocre, pero sin nada que lo destaque especialmente; sin embargo, ese hombre tiene –como ya había tenido Johnny Carter en “El perseguidor” –una especie de angustia permanente que lo obliga a interrogarse sobre algo más que su vida cotidiana y sus problemas cotidianos. Horacio Oliveira, el personaje de Rayuela, es un hombre que está asistiendo a la historia que lo rodea, a los fenómenos cotidianos de luchas políticas, injusticias, opresiones y quisiera llegar a conocer lo que llama a veces “la clave central”, el centro que ya no sólo es histórico sino filosófico, metafísico. Horacio Oliveira no se conforma con estar metido en un mundo que le ha sido dado prefabricado y condicionado; pone en tela de juicio cualquier cosa, no acepta respuestas habitualmente dadas.”
Literariamente ambos personajes son emblemáticos, sus planteamientos sobre la soledad, la muerte, el vacío, el sentido de la vida, son singulares. Sin embargo, si elijo la segunda opción de lectura, es decir, la lectura donde cualquier lector puede quedar interesado, reflexivo y con ganas de leer más, de esta elección me permitiré compartir lo siguiente. Julio Cortázar realiza un minucioso estudio sobre las técnicas literarias, las estructuras de los géneros, y agrega un acabado análisis sobre el erotismo, el tiempo y la música en la literatura, ahora bien, ¿Por qué podría atrapar esto que aparenta ser muy técnico y literario al lector no especializado? Lo explicaré desde mi visión.
El tiempo en la vida de las personas funciona y se utiliza de diversas maneras y de acuerdo a las circunstancias personales, pero indudablemente el tiempo físico, limitado, y finito, es el mismo para todos. Partiendo de esta premisa y si lo analizamos detenidamente somos seres que permanentemente estamos pensando, creando escenarios mentales, tenemos muchos soliloquios, reflexiones, infinidad de pensamientos que se componen de deseos, angustias, ilusiones, temores, imaginamos escenarios, circunstancias, y lo interesante es que los escenarios que podemos crear en nuestra mente son amplísimos y lo hacemos en milésimas de segundos, mentalmente vivimos muchos instantes, enfatizando que nuestra mente muchas veces no descansa ni cuando dormimos, porque allí aparecen los sueños como más actos mentales de nuestra vida psíquica.
Lo anterior lo podemos ejemplificar de muchas maneras, ejemplo es que en este preciso momento que escribo el artículo mi mente por una parte está ocupada en plantear claramente la temática, utilizar bien las palabras, que los párrafos tengan sintaxis y el artículo completo unidad, pero también de manera natural me brincan pensamientos como la historia del terrón de azúcar que aparece en “Rayuela”, pienso en la cultura latinoamérica, de golpe imagino como será la reunión que tendré hoy a las 4pm donde leeré este artículo, la reacciones, comentarios, y no significa que en cada pensamiento por diverso que sea pierda la concentración de lo que estoy haciendo, no, lo que si me queda claro es que somos muchos pensamientos en un breve instante, y es tan poderosa nuestra mente que en segundos podemos construir una historia que en tiempo físico la ejecutaríamos en horas o días, y aquí es cuando me permitiré compartir un ejemplo que desarrolla Cortázar en cuanto al valor del tiempo en la literatura y yo agregaría en nuestras vidas:
Julio Cortázar narra un pequeño y magistral cuento de Borges titulado: “El milagro secreto”, de manera general la historia sucede así: Un dramaturgo checo es detenido por los nazis, cuando investigan sus orígenes descubren que es judío y de automático lo condenan a muerte, en el cuento sabemos e imaginamos el momento que a este hombre lo ponen contra la pared, los soldados alzan sus armas y el dramaturgo observa al oficial que está a punto de dar la orden:
“En ese momento se dice que lamenta morir porque durante toda su vida ha estado trabajando en sus obras de teatro y estaba empezando a imaginar una que hubiera sido la culminación de su vida, su obra maestra. No tiene tiempo porque le están apuntando, cierra los ojos, y el tiempo pasa y él sigue pensando en su obra. Imagina situaciones de personajes. Sabía que la obra le iba a llevar mucho tiempo, mucha reflexión, mucha escritura; por lo menos un año. Durante un año de pensar lleva esa obra adelante mentalmente y a último momento pone el punto final y se siente profundamente feliz porque ha realizado lo que quería: ha hecho esa obra definitiva, abre los ojos, y en ese momento baja la señal para que le tiren encima. Lo que para el tiempo de los soldados había durado dos segundos, para el tiempo en eso que Borges llama “el milagro secreto” ha durado un año, ha tenido un año de tiempo mental para terminar su obra.”
Sabia virtud de conocer, valorar y aprovechar nuestro tiempo, hagamos lo posible y lo imposible imaginémoslo…
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