Ruta Cultural
Alberto Dallal. 85 años de vida
“Mocambo.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Alberto Dallal es uno de los académicos y hombres de letras más reconocidos en los últimos años en México, es creador de una amplia obra literaria, aunque su principal reconocimiento se encuentra en el terreno de la danza, de hecho, por su libro: “El dancing mexicano” publicado en 1982 fue galardonado con el premio Xavier Villaurrutia, sin dejar de mencionar que ha sido un reconocido periodista, fue Director de Radio UNAM, de la Sección Cultural del Canal Once, Catedrático, un hombre muy inmiscuido en la dramatúrgica mexicana, por todo ello festejaremos los 85 años de vida de Alberto Dallal acercándonos a una de sus emblemáticas novelas titulada: “Mocambo” publicada en el año 1976.
Hay novelas que te atrapan por la historia misma. Una historia cautivante hace que identifiques muy bien a los personajes, los lugares, las relaciones de los protagonistas, el desarrollo de la trama, y, en general, estás atento a cualquier detalle de la historia hasta conocer su final, sin embargo, también hay novelas que la historia puede parecernos simple, muy ordinaria, pero luego, luego se nota que su riqueza se encuentra en las reflexiones y soliloquios que realizan los personajes, en la forma de pensar, plantear, y meditar sobre temas que son comunes a todos los hombres o circunstancias que pueden llegar a ser familiares, en “Mocambo” nos encontraremos con una teoría sobre la muerte, sobre el sentido de la vida, y un sinfín de temas que en lo personal más que estar interesado en la historia general de la novela, estoy detenidamente analizando lo reflexionado por los personajes.
El nombre de “Mocambo” es porque todo sucede en el famoso e histórico hotel Mocambo ubicado en Boca del Río, Veracruz, allí pasarán unas vacaciones tres jóvenes amigos originarios de la ciudad de México, al inicio uno de los jóvenes describe tan bellamente al hotel que provoca interés en el lector por conocer la historia de este lugar donde se han filmado películas y que en su momento fue de los más prestigiosos del país, allí estuvieron hospedados personajes como Pedro Infante, Pedro Armendáriz, Chabela Vargas, Agustín Lara, María Félix, en un artículo que me encontré de Diego Ávila en la red, inicia su crónica sobre la historia del hotel con el siguiente párrafo: “No había destino más glamuroso en Veracruz, que ‘el Mocambo. En una de las primeras escenas de la película María Eugenia, de 1943, la cantante Antonia del Carmen Peregrino, mejor conocida como Toña la Negra, canta:
Bamboleo del mar
de mi mar de cristal
rumores de brisa marina
que llega a esconderse en mi verde palmar
Bamboleo de mi mar
cabrillo de su luz
rumores de besos perdidos
allá por la playa de mi Veracruz…
¿Los asistentes? Manolita Saval y una jovencísima María Félix en el papel de la protagonista; ¿La ocasión? Un glamuroso baile; ¿El lugar? El Hotel Mocambo. Los primeros veinte minutos de la película transcurren dentro de sus instalaciones (o en la playa homónima), y bastan para retratarlo entero, no sólo como un sitio para hospedarse, sino como uno de esos lugares a los que se va para ver y ser visto. De hecho, el Mocambo tenía menos de diez años de haber abierto sus puertas cuando se filmó la película, pero en ese corto tiempo ya se había consolidado como uno de los sitios predilectos de la alta sociedad veracruzana para celebrar fiestas y reuniones.”
Instalados en este famoso hotel, nos encontramos con Leopoldo, Esteban, y el personaje que nos contará toda la historia. Esteban es un joven de familia adinerada, lamentablemente paralitico e invitó a sus amigos a pasar unas vacaciones en Veracruz, alrededor de la historia sucederán muchas cosas, ejemplo es que el protagonista que narra la historia sufrirá un fuerte ataque de epilepsia y esto no sólo modificará la forma de vivir las vacaciones, sino que el personaje realizará muchas reflexiones sobre la muerte, la vida aislada, la relación con sus padres, la soledad, son muchas las facetas de las historia donde leemos largas reflexiones profundas sobre una gran diversidad de temas, una de ellas es cuando nos cuenta parte de la vida que llevaba Esteban por no poder caminar:
“Y esta era una de las actitudes que más admiraba de él: sus padecimientos físicos le pertenecían a él solo; jamás los compartía. Sus quejas eran personales y secretas. El dolor callado era una forma de adaptarse a la vida, sabiendo que por todos los medios deseaba y necesitaba vivir como nosotros. En su afán de parecer normal llegó a fugarse de su casa fingiendo que ese era un acto que lo liberaba de sus padres. Naturalmente, no había recorrido ni siquiera tres cuadras en su silla de ruedas y ya tenía al padre, a la madre y a Jacinto Ponce detrás de él, suplicándole regresara. Al relatármelo me confesaba riendo que sólo quería darles un susto, pero que de todas maneras le hubiera gustado irse a mi casa y pasarse conmigo varios días. Era fascinante notar el esfuerzo que hacía para aparentar ante los demás facultades que no eran suyas, facultades que el resto de los mortales habíamos adquirido sin esfuerzo aparente.”
Cuando al protagonista le dio el ataque de epilepsia el médico ordenó absoluto reposo, el joven al inicio no sabía qué le había sucedido, al momento que Esteban le confesó y Leopoldo le ratificó su mal, el joven reflexionaba sobre el sentido de la vida: “Yo no sabía qué hacer, en que pensar. Mi obstinada, inmensa idea teológica se comprimió en una frase-imagen que se extinguió apresurada: nada sin la vida: ser-hacer-terminar. Terminar antes de tiempo como Esteban. Terminar con la premura de la consciencia, como yo. Mantenerme alerta ante la inminencia de un final dichoso, como Leopoldo.”
“Mocambo” es una novela reflexiva con tintes filosóficos sobre tantos temas que son inherentes al hombre. El presente artículo lo escribo en un contexto difícil ya que un gran amigo se encuentra hospitalizado-intubado y sedado por motivos de Covid. Mi amigo es un hombre joven, padre de dos hijos pequeños, siempre ha sido un hombre voluntarioso, amante de los libros, disfrutaba su vida, su familia, mostraba afecto por sus amigos, hoy se encuentra inconsciente en un hospital sin saber qué es de su vida, nosotros que todavía tenemos el privilegio de la salud, del estado de consciencia, debemos seguir aprovechando esta maravillosa oportunidad para amar, expresar, actuar, decir, y si bien uno de los personajes de “Mocambo” se sentía insatisfecho ante la vida por no poder caminar, (lo comprendemos), aun así contaba con el extraordinario don de pensar y amar y esto en una vida tan efímera, frágil, son motivos para celebrar y aprovechar…
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