Ruta Cultural
Centenario del Natalicio de Marco A. Almazán (II)
“La Mujer de Ojos Verdes.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
La mujer ha sido motivo de inspiración literaria desde los orígenes de la literatura, regularmente la inspiración se sitúa en el terreno amoroso, romántico, motivos sobran, el amor a la madre, el amor sentimental, empero, a lo largo de la historia la mujer también ha sido tratada con rigurosidad o por lo menos no con tanto romanticismo, el primer gran ejemplo es el de Eva, quien según la Biblia es la primera mujer nacida de la costilla de Adán y la provocadora del pecado original, pecado que ocasionó varios castigos y males, el primero que la mujer sufrirá al momento de dar a luz, y el segundo consiste en que el hombre con sudor ganará el pan de cada día, luego entonces, sarcásticamente podremos decir que: La mujer es la culpable de todo…¿Lo es? Por supuesto que sí, pero para grandeza del hombre, sin ese hermoso pecado: ¿Quiénes seríamos? Ahorita lo analizamos. La anterior reflexión introductoria sólo es para presentar a la mujer como el tema central del libro de Marco A. Almazán titulado: “Eva en camisón”, obra humorística, irónica, feminista y antifeministas, (por supuesto que bajo los conceptos actuales), vayamos a ella.
El libro está conformado por un prólogo, cuarenta y cinco artículos, un apéndice. En el prólogo el autor manifiesta un profundo respeto hacia la mujer, y ya en los artículos fiel a su estilo humorístico, aborda temas que en momentos son elogios y en algunos hay cierta mordacidad, el libro fue publicado en la década de los setentas y los conceptos que hoy pueden parecer políticamente incorrectos, en aquellos años no se percibían así, verbigracia, la dedicatoria que el autor realiza con las siguientes palabras:
“Dedicatoria: A Eva, que de simple costilla extirpada, a través de sus artes, mañas y encantos supo llegar a dominar de Adán el corazón, el cerebro y otras partes que el pudor calla. Con el respeto y la admiración de El Autor. Complemento: Y también el bolsillo. La Esposa del Autor.”
Partiendo de esta dedicatoria me permitiré realizar la siguiente consideración. Crecimos escuchando que la mujer representada por Eva, es la causante de muchos males, la mujer desobedeció el mandato divino de no probar el fruto prohibido, fruto que poseía el conocimiento del bien y del mal, en esencia el conocimiento. La orden del Dios creador consistía en no saber, no probar, no experimentar, no conocer, sólo había que obedecer, al hombre antes del pecado me lo imagino como un pajarito, vuela, no piensa, no sufre, no es feliz ni infeliz, come, bebe, duerme, anda y anda, ¿se imagina una vida así?, Por eso fue que apareció Eva, no Adán, ella fue la que se rebeló, ella fue la que tuvo el deseo de saber, conocer, incitó y sacó a Adán de la rutina, la comodidad, con su astucia y rebeldía le dio existencia propia, lo activó, verdad que le dio responsabilidades, pero también el privilegio de vivir, pensar por sí mismo, la dignidad de la autonomía, la autoconsciencia, por eso considero que sí, que la mujer es la gran responsable de lo que somos, seres pensantes, curiosos, al mero estilo prometeico, Eva nos libró de las cadenas.
Lo anterior pone en un sitio privilegiado a la mujer, sin embargo, la mujer no debería estar ni encima, ni atrás, ni adelante, la mujer debe relacionarse con el hombre respetando ambos su naturaleza, esto implica que donde podamos ser iguales es sano luchar por esa igualdad, no obstante, en muchas cosas no podemos aspirar a la igualdad, la propia naturaleza nos impone esas ricas y sanas diferencias. Precisamente aquí se encuentra una pequeña parte del actual conflicto de los derechos de la mujer, en lo personal, estoy a favor del crecimiento de la mujer, además, es indudable que en una sociedad tan machista como la nuestra, la mujer ha tenido una enorme desventaja y por ahora lo importante es ganar terreno en posicionamientos y el mismo proceso puede ser que vaya equilibrando, ojalá y así sea, pero por si no, expresaré mi pienso, este pensamiento seguramente está influenciado por toda una cultura pre-impuesta, (usted podrá estar o no de acuerdo), empero, es en lo que creo, lo ejemplificaré en el tema romántico.
Hay un artículo de Marco A. Almazán, titulado: “La mujer de ojos verdes”, el tema central desarrolla toda una historia de flirteo, coquetería, galanteo, y aquí más que contar la historia completa del artículo, me detendré a que meditemos y nos cuestionemos sobre: ¿Cómo vivimos actualmente nuestros enamoramientos? Las respuestas que vienen a mi mente son: miedo, temor, incertidumbre. ¿Por qué?, porque cuando vi a esa bella mujer de ojos verdes, debo admitir que me eclipsó, me fascinó, me cautivó su belleza, muchas veces la miré y noté que ella me miraba, no afirmo que yo le gustaba, pero, como me hubiera gustado respetuosamente cortejarla, intentar recibir un sí o un no, empero, nunca me atreví a decírselo en palabras, ni intenté invitarla a comer, a tomar un café, tal vez, ella notó que la miraba, y tengo la certeza que sabía que mi mirada era de atracción, deseo, gusto, lo trágico es que perdí sin competir, y todo, ¿por qué?.
Porque los tiempos actuales nos tienen maniatados, limitados, los tiempos actuales nos han robado la belleza de ese arte de flirtear, de conquistar a la buena, hoy sino estoy absolutamente seguro que obtendré una respuesta positiva, casi casi ya tengo el sí, sino es así, difícilmente nos arriesgaremos, ya que sin deberla podremos ser tachados o denunciados de acoso sexual, mínimo de eso, y mientras son peras o manzanas, se prefiere no arriesgar, no jugársela, y en muchos casos lo que puede llegar a ser una bella experiencia romántica, termina en lo que nunca inició, nada, bueno, nada nada tampoco, porque la mujer de ojos verdes sabe que siempre me gustó, me fascinó, y en un mundo tan limitado esto ya es algo. (Con que poco nos hemos conformado.)
En el artículo de Almazán por lo menos el personaje si convivió con esa mujer de ojos verdes: “Pedrito hizo las presentaciones de rigor y –siempre diplomático –momentos después se esfumó. –Tenía especial deseo de conocerlo – me dijo Ojos Verdes con una voz muy femenina, pero ligeramente ronca, que me rizó todo el vello del cuerpo. –Yo a usted-repuse con una entonación también extrañamente gutural. –me han hablado mucho de usted –continuó ella, con una sonrisa de madona que daba mareos. –es usted un hombre muy interesante. El clásico tipo intelectual.”
¡Que falta haces Pedrito!, no, mejor queda así: tan mal estamos que necesitamos de un Pedrito. Comprendo perfectamente que ha sido tanta la bajeza del hombre promedio, que la mujer tiene derecho a sentir desconfianza, sin embargo, a pesar de comprender los motivos expresados, no permitamos que los bárbaros nos quiten la belleza de la buena coquetería, de la sana y valida conquista, es más, la bella mujer de ojos verdes en caso de no gustarle, tiene todo el derecho de decirme no, muchas gracias, no acepto su invitación, es usted muy amable, con eso me doy por bien servido, porque ese no, ese flirteo, me da también la posibilidad de un sí, gusto en conocerlo, mínimo me otorga una ilusión y eso es mucho más que morir en la nada, que perder sin jugar…
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