Ruta Cultural
Los que se fueron, pero sus letras permanecen con nosotros. (III)
“Gerardo de la Torre (1938-2022.)”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
La formación de un escritor no siempre proviene de las aulas, de los estudios profesionales. Han existido destacadísimos escritores que su formación fue autodidacta, e incluso, muchos de ellos se dedicaron por varios años a actividades totalmente alejadas de la literatura, de la alta cultura. No obstante, gracias al esfuerzo, a la lectura real, disciplinada, al acercamiento a grandes maestros literarios, con el paso de los años se convirtieron en importantes narradores de las letras mexicanas. Gerardo de la Torre es un ejemplo puntual, ya que por muchos años trabajó como mecánico en la industria petrolera, y a partir de la década de los setentas su vida dio un vuelco hacia las humanidades y hoy es recordado como un connotado actor, guionista, crítico literario, narrador. Es por ello que evocaremos a este gran literato a través de su obra: “Hijos del Águila.”
Poca información biográfica pude obtener sobre Gerardo de la Torre , aunque en nada afecta el desarrollo del presente artículo, porque sus propias obras ofrecen si lo queremos ver así, datos autobiográficos o temas relacionados con su vida. En la pequeña novela: “Hijos del Águila” publicada en 1989, todo sucede en la ciudad de Minatitlán, Veracruz, entre los años 1936-1938. Y sí, la historia desarrollada concluye en 1938, año del nacimiento de Gerardo de la Torre en Oaxaca, Oaxaca en el mes de marzo. Y con estos datos fácilmente podemos ubicar la relación de la novela con su vida. En el mes y año del nacimiento del autor, el presidente Lázaro Cárdenas del Río expidió el Decreto de la Expropiación Petrolera. Hecho histórico y trascendental en la vida política, económica y soberana de este país. Algunos años después, Gerardo de la Torre ingresaría a laborar a la refinería de petróleos mexicanos.
Por lo antes comentado se comprende la temática abordada en la pequeña novela. El tema central es la lucha petrolera que viven los personajes, promoviendo y organizando desde el año 1936 huelgas contra la empresa inglesa El Águila. Lo interesante de la obra es que no se queda en el puro acontecimiento histórico, porque la vida misma no es solo historia, ni solo luchas sindicales, políticas, etc. La vida de cualquier persona estará rodeada de este tipo de circunstancias, pero, solo son eso, circunstancias. Ya que la vida se compone de un amplio cúmulo de sensaciones, vivencias privadas y sociales, pensamientos, acciones, dudas, amores, familia, en fin... pensemos en nosotros mismos, y reconoceremos que no somos principalmente lo que más nos quita tiempo; trabajo, compromisos materiales, proyectos, somos esencialmente vida íntima, muy íntima.
En la descripción de lo que es una vida íntima nos encontramos con Víctor, protagonista central de la novela. Víctor es un joven de más o menos 23 años. Trabaja como mecánico en la empresa EL Águila donde le pagan una miseria. El papá de Víctor fue asesinado por los soldados de Porfirio Díaz en pleno ambiente revolucionario, su madre murió cuando él tenía 8 años de edad. En esta orfandad vivía con su hermano Alfredo, su madre antes de morir les pidió a sus hijos que se quisieran y cuidaran mutuamente. Aunque los hermanos viven juntos en la casa que heredaron de sus padres, tienen intereses y actitudes muy diferentes. Alfredo es un tipo con muchas aspiraciones, quiere ser un hombre rico, vivir en ciudades importantes, poseer bellas mujeres, mientras tanto, Víctor es un joven tranquilo, trabajador, está enamorado de una humilde muchacha llamada Elena.
Conforme avanzamos en la historia nos enteramos que Alfredo anda en amoríos con Elena. Víctor lo sabe y aunque le duele, respeta la decisión de la joven de andar con su hermano. Le preocupa que Alfredo solo vaya a utilizarla y una vez satisfecho sexualmente la abandone, y por el comportamiento de Alfredo todo indica que así sucederá. Mientras Víctor padece tristezas y soledades, los compañeros mecánicos de la industria petrolera lo ven como su líder y representante. Al lado de Víctor siempre estará un personaje llamado Lauro Marini, que en lo personal lo considero entrañable. Lauro es un hombre que permanentemente manifiesta enorme añoranza por su vida pasada, y gran tristeza por el derrumbamiento de su familia debido a que su mujer lo abandonó dejándolo con dos niñas pequeñas. Lauro trabajando muy duro las sacó adelante, pero, Elvira y Lucrecia ya siendo muchachitas tuvieron un fuerte desliz que las llevó a la prostitución.
A pesar que estamos ante una novela corta, suceden muchas cosas. Alfredo trabaja en una cervecería y le ofrecieron se fuera como encargado y distribuidor de la empresa a San Andrés, Tuxtla, Ver. Esto provocó que abandonara a Elena. Con el paso del tiempo Elena se fue a vivir con Víctor quien realmente siempre la amó. Regresando al tema de la huelga, esta se había pospuesto a petición del gobierno de Lázaro Cárdenas con la intención de que las empresas extrajeras reconocieran las solicitudes de los trabajadores y llegaran a un acuerdo. Hubo un momento que los trabajadores dudaron sobre la actitud del gobierno, pensaron que posiblemente habían llegado a un acuerdo entre ellos y como siempre los intereses económicos de las cúpulas oligárquicas terminarían afectando sus derechos y reprimiendo sus manifestaciones, empero, en esta ocasión la historia nos enseña que no fue así, porque los personajes huelguistas fueron respaldados por el presidente Lázaro Cárdenas, quien en cadena nacional se dirigió a la nación y los protagonistas atentamente lo escuchaban:
“Cuando faltaban algunos segundos para las diez de esa noche calurosa y estrellada, el locutor anunció al señor presidente de la República general Lázaro Cárdenas. Se hizo un silencio denso. Las cabezas se acercaron al aparato. Tensos, adustos, escucharon las palabras que declaraban a los mexicanos dueños de su petróleo y entendieron que esas palabras eran pronunciadas por alguien que comprendía sus esperanzas y sus sufrimientos.”
Al final de la historia, Víctor y Elena serán padres, ese nuevo niño mexicano crecerá en un país que busca apropiarse de lo que es suyo, en este caso el petróleo. Crecerá en un clima laboral donde se exigían respetaran los derechos... ese niño, simbólicamente podemos decir que en un futuro inmediato fue encarnado por Gerardo de la Torre, un hombre que trabajó en la industria petrolera mexicana, esa que se nacionalizó en el año que él nació.
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