Ruta Cultural
Centenario del Natalicio de Ricardo Garibay (III)
“Diálogos mexicanos.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Hace unos días en una entrevista me preguntaron dónde radica la importancia y el compromiso social de un profesor, mi respuesta inmediata fue: “En la crítica”. Sí, considero que la crítica es fundamental en toda sociedad civilizada, democrática. Y más en las universidades, ya que a través de la crítica razonada, argumentada, tolerante, el alumno va formando un criterio propio. En cuanto al papel de los intelectuales en la sociedad, mi visión no cambia, si bien admiramos de Octavio Paz, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, entre otros, la belleza de sus producciones literarias, su fuerza se encuentra en la crítica de todo aquello que daña, lacera, lastima a una sociedad…En el caso de Ricardo Garibay, siempre se distinguió por ser un escritor y periodista crítico, aguerrido, y en el terreno literario utilizó brillantemente la ironía para desnudar males que nos aquejan. En esta ocasión nos acercaremos a su libro titulado: “Diálogos mexicanos”, donde el autor mediante la imaginación va creando personajes quienes abordan una gran variedad de temas netamente mexicanos, sin faltar por supuesto la crítica política, que incluye un severo juicio al sistema educativo, el ejemplo se encuentra en el dialogo: “Nacimiento de una plaga.”
Aquí estamos ante la figura de un profesor llamado Erasmo. Éste les dice a sus alumnos que hay un mal generalizado consistente en que todos aspiran a ser políticos. Agregando que los países más desarrollados son aquellos precisamente donde a la gente lo que menos le interesa es la actividad política como medio de subsistencia. Pero, comprendiendo que no puede apartarse de la realidad, afirma que lo mejor es entrarle al tema y ha decidido dedicar treinta minutos de sus sesiones para que los alumnos se ejerciten en la práctica política. ¿Cómo?: “Bien, al grano. Usted, Ulises, haga cuenta que es político y ha llegado al tope de su carrera: ya es líder, conductor de la multitud que le obedece y respalda; trabaja con ahínco y periódicamente debe dar a conocer al pueblo los resultados de su esfuerzo, esperar del pueblo aquiescencia o censura. Tiene usted la palabra. No quiero fantasías. Recuerde que estamos en México 1975.”
Así que el primer alumno inicia con esta práctica: “Ulises se pone en pie, carraspea, se alista los cabellos, piensa un momento y se arroja: -Trabajadores: el gobierno de la Revolución cumple hoy cinco años de vida, cinco años de soberanía popular que no han bastado, a pesar de la honradez y el esfuerzo común, para siquiera iniciar la verdadera transformación de nuestra sociedad, para satisfacer siquiera el primer punto de nuestro programa revolucionario. Hay todavía muchos compañeros sin ocupación digna, sin casa, sin seguridad social ni personal. Todavía muchos privilegios…”
“Osvaldo: ya va mal. Erasmo: ¿Por qué? Osvaldo: Por que comienza con lo que no ha hecho y añade los tropiezos, además, si ataca a los privilegiados se ahorcará él solo. Eduardo: Es que Ulises es izquierda delirante. Así no se puede.”
El profesor Marcel ingresa al diálogo, les dice a sus alumnos las mismas palabras que el profesor Erasmo: Andrés, tiene usted la palabra. No quiero fantasías. Recuerde que estamos en México 2023. Pronuncie el discurso que le pedí escribiera en el mismo sentido que el profesor Erasmo le indicó a su alumno Ulises:
Andrés: se levanta de su asiento, camina de forma engolada, parece tortuga debido a que el cuello no lo voltea porque siente que es casi un senador, mínimo un diputado federal, ¡federal!, porque local es muy bajo prestigio para él.
“Andrés: Ciudadanos, ciudadanas, ciudadenes, compañeros, compañeras y compañeres, todas, todos y todes…hacepto con gusto el dever de cumplir el mandato constitucional de informar al pueblo que todo lo save y todo lo manda, y todo lo puede…para mi es un onor serbir a la nación, en estos años de MI gobierno, la igualdad social ha yegado, ya no hay corrupción…y por eso les pido que continuemos juntos…” Interviene el profesor Marcel: -Andrés, si bien esto es una práctica política, no debes realizar a la ligera y en broma el ejercicio. –Se escuchan las voces de varios alumnos… -Profesor, por qué le dice eso a Andrés, nosotros sentimos que ha tenido una brillante entrada en su discurso, es más, pareciera que estamos viendo a nuestro gran líder y actual presidente de la república…- ¡Pero muchachos! –Los muchachos dialogan entre sí. –El profesor es un viejo zonzo, como se ha pasado leyendo puras cosas obsoletas de un tal Platón, Aristóteles, no sabe nada de la actualidad y la realidad. Por eso es un pobre profesor jodido…ya verán cómo Andrés llega mucho más lejos que ese pobrecillo profesor…”
El profesor Erasmo reaparece, no le ha gustado ninguno de los discursos pronunciado por sus alumnos, le pide a Osvaldo continué: “Osvaldo: Honorable congreso, señoras y señores: saludo en ustedes a la representación genuina del pueblo y a la fuerza que impulsa el desarrollo nacional con fe en las doctrinas, confianza en las instituciones y acción orientada hacia un México mejor en lo humano, en lo político y en lo social. En nuestra Constitución, norma que nos rige inflexiblemente, alcanzan justo equilibrio el ideal, la convicción y la realidad. Como primera palabra puedo decir que en ejercicio de mi cargo, hemos velado antes que nada por la armonía de las fuerzas vivas del país, que hacen historia, pues consideramos que la meta de nuestro progreso se haga en la elevación de todos los niveles y en la consecución precisa y clara de un espíritu de progreso sin injusticia, ya que, un sentido de continuidad de las grandes tareas del pueblo, ata, para unirnos perdurablemente, los destinos patrios de ayer con los de hoy y con los de mañana y no admiten, en el servicio de México, traición ni retroceso…La clase está boquiabierta. Osvaldo, desdeñoso, se vuelve lentamente al maestro. El maestro lo mira procurando disimular su enojo, su compasión, y le dice: -Impecable, hijo, irrefutable. Poco que nos descuidemos y acabarás en político de veras…”
El profesor Marcel le pide a Andrés que se quede con él al terminar la sesión; mientras, continúa con la práctica y le otorga la voz a Pablo, un alumno serio, aplicado, estudioso. –Pablo camina para pronunciar su discurso, se ve seguro: -Señores y señoras, tengan muy buenos días. Hoy me presento ante ustedes en cumplimiento de la ley. Quiero decirles que vivimos tiempos complicados, tiempos donde la política ha sido cambiada por la politiquería, más, este mal no es menor, ni debemos tener una actitud de indiferencia. Ya que, con la política, a través de las leyes y el diálogo nos organizamos como sociedad, por eso es urgente reestablecer los significados, y lo primero que debemos reestablecer es el uso correcto del lenguaje, porque como afirma el filósofo Gustavo Salmerón Jiménez: “…porque sabe, como todo escritor, que la corrupción social y política empieza con la corrupción verbal y que, en cuanto terminemos con la segunda, podemos empezar a liquidar la primera; porque la verdadera batalla es contra la podredumbre verbal que, al dejarnos sin palabras nos expone a la destrucción.” Y aquí el filosofo cordobés cita al escritor mexicano Octavio Paz, quien afirma: “Cuando una sociedad se corrompe lo primero que se gangrena es el lenguaje; la crítica de la sociedad, en consecuencia, comienza con la gramática y con el restablecimiento de los significados”. –He dicho lo anterior, porque en mi discurso no esperen escuchar sólo elogios hacia el gobierno que represento, al contrario, trataré de ser mesurado en los logros y muy enfático en nuestros grandes pendientes…
-Los demás alumnos no permiten que Pablo continue. –Uf, uf, uf… ¡ya!, eso no sirve, será muy mal político, no convence. – El profesor Marcel pone orden en el grupo y señala que para él Pablo iba muy bien, pero, que continúan con la sesión de práctica política en la siguiente clase. –“Se pueden ir, nos vemos la próxima semana. Andrés, te pedí te quedaras, porque independientemente al contenido de tú discurso, veo un problema terrible en tú gramática: palabras como: Hacepto, dever, save, onor, serbir, yegado, son imperdonables para un estudiante profesional. –Mire, profesor, TAL VEZ, usted tenga razón, pero, qué tanto puede importar hoy preocuparse por esas cosas, aquí lo importante es hablar, hablar y convencer, llegar al poder a como dé lugar, lo demás sale sobrando…
“Diálogos mexicanos del ayer y hoy, y por el funesto presente, seguramente diálogos mexicanos del mañana.”
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