Ruta Cultural
60 AÑOS DE LA PALABRA Y EL HOMBRE, Y SU FUNDADOR. (I)
“La Comparsa.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En el año 1957 nació la prestigiada revista de la Universidad Veracruzana “La Palabra y el Hombre”, fueron varios los responsables de iniciar este proyecto cultural y educativo, el Doctor Fernando Salmerón en el tomo número 6 “Perfiles y recuerdos” de su obra completa publicada por el Colegio Nacional, relata lo siguiente: “Al comenzar el año de 1957, un grupo de profesores de la Universidad Veracruzana, convocados por el entonces Rector, Doctor Gonzalo Aguirre Beltrán, se reunió para planear la publicación de una revista. Quienes concurrieron a esas reuniones formaron el primer Consejo Editorial de la misma: Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, José Pascual Buxó, Alfonso Medellín Zenil, Ramón Rodríguez, Dagoberto Guillaumin, Xavier Tavera Alfaro, Adolfo García Díaz, Luis Ximénez Caballero y Sergio Galindo, quien desde el primer momento fue designado Director.”
Todos los personajes nombrados fueron cofundadores de la revista, pero sin ninguna duda Sergio Galindo tiene una gran importancia en la historia de “La Palabra y el Hombre”, primero porque fue el primer Director, además, Sergio Galindo se encargó de preparar todo el programa editorial de la Universidad incluyendo la revista.
Cuando se presentó el primer número de la revista, Fernando Salmerón nos relata parte de las líneas discursivas, donde claramente se conocen los principios y valores con que nació la revista: “Quiere presentar servicios de información y de crítica, y orientar al lector sobre una gran variedad de temas vivos para la inteligencia mexicana. No se trata, por tanto, de una revista literaria en el sentido habitual, sino de un repertorio abierto que pretende, con la mayor amplitud y universalidad, contribuir al desarrollo de la cultura… por esta intención, vale decir que se trata de una empresa educativa, de una tarea al servicio de la educación del hombre.”
Con los años “La Palabra y el Hombre” fue dirigida por grandes escritores como Sergio Pitol y en ella salieron publicaciones de reconocidos intelectuales entre ellos Elena Garro, Elena Poniatowska, Octavio Paz, José Emilio Pacheco, José de la Colina, Ramón Xirau, y otros, por lo tanto, en los festejos de los sesenta años de la revista, los cuatro artículos del presente mes serán dedicados a conocer obras del primer Director y fundador de la revista, el escritor jalapeño Sergio Galindo.
Uno de los grandes narradores mexicanos de la segunda mitad del siglo XX es Sergio Galindo, iniciaremos el presente ciclo literario presentando la novela titulada: “La Comparsa”, publicada en 1964. Parte de las características de las novelas de Sergio Galindo es el realismo y costumbrismo, a través de sus obras el escritor jalapeño nos describe lugares que por él se volvieron emblemáticos, ejemplos: “El Bordo, las vigas”, en “La Comparsa” el escenario absolutamente central será Xalapa, Veracruz, y sus antiguos carnavales.
En la novela a través de sus varios personajes recorreremos lugares clásicos de Xalapa como el Casino Jalapeño, los pasajes Tano y Enríquez, El Parque Juárez, Los Berros, es una novela de lectura sencilla y agradable, en mi opinión el gran protagonista es la Ciudad y el carnaval, porque ninguno de los personajes sobresale más que otro, y como es de esperarse casi todos los personajes están relacionados o mínimo se conocen, eso en la actual Xalapa en su totalidad todavía no se pierde.
Lo contado por el narrador está situado en 1959: “–Hoy es un día extraordinario –dijo Hernán – con el tiempo los historiadores lo llamarán “un sábado inolvidable”. –Singular empiezo del Carnaval –siguió Luis, en tono de leer – “del año de gracia de 1959, en la ciudad de Jalapa.” Es importante no olvidar que estamos ante una novela y no una crónica, eso implica que aunque se parta de un hecho histórico, el narrador va a recrear e imaginativamente nos contará como era Xalapa y sus carnavales.
Partiendo de la esencia de novelar Sergio Galindo nos presenta el paisaje, naturaleza y clima de Xalapa, va describiendo y al mismo tiempo realizando una crítica a la conservadora y elitista sociedad en que le tocó vivir, en las diversas vivencias de los personajes Sergio Galindo narra con nostalgia tiempos que se han ido para no volver, nos presenta a personajes machistas, y al igual que en otras obras empieza a liberar la conducta de la mujer, el ejemplo se encuentra con el personaje llamado Isouza, quien era empleada en una casa de ricos y cuando inició el carnaval desaparece como protagonista de la novela, y al final resultó que era una de las mujeres enmascaradas más liberales con su conducta en plena fiesta.
En la obra Galindo describe parte de la vida rutinaria, así como conductas y costumbres que no se han ido, esto se puede describir de manera puntual con el personaje que en la novela es el Presidente Municipal llamado Genaro Almanza, quien se autodescribe de la siguiente manera: “Yo, alcalde de esta ciudad por obra y gracia del PRI, y del señor Gobernador.”
Genero Almanza tenía de amante a la guapa Zenaida, esta chica no era la reina del carnaval, se llamada Lina la reina, pero Zenaida desfilará en la fiesta y todo está organizado para que pase como la verdadera reina: “–Zenaida es un mango. –Está a todo dar, no hay quien le dure. –Silvia Pinal y Elsa Aguirre se van a ver pequeñitas. –Sí, ésta les gana a todas, hasta a la Félix si es que viene… - ¡A todas! -La Pinal viene en el carro de las Dos equis, y la Aguirre en el de la Carta Blanca… pero lo que es jalapa ahora si le demuestra a todo mundo lo que son sus jalapeñas… ¡Esta Zenaida!”
Independiente a la interesante critica que en momentos se percibe en la novela, Sergio Galindo ante todo nos está describiendo una gran fiesta: “Los niños son los más próximos a la realidad del misterio: corren incansables por la calle principal hasta las gradas de la Catedral: allí la muchedumbre los contiene: allí la gente se ha unido totalmente: bailan: bailan quién sabe con quién, quién sabe que ritmo: pero bailan, se empujan, riñen, gritan, cantan, bailan y la niebla los hace hermosos y efímeros. Al parque Juárez no se puede entrar: hay tanta gente que apenas puede moverse. Las mujeres, todas, se dejan llevar por un momento por ese ímpetu, gritan cuando las empujan y pellizcan, huyen, gritan con risa, huyen para caer sobre otro grupo. Oyen mil orquestas. No importa la lluvia. Ya están empapadas. Ya. Lo importante es reír y reír. Echan confeti.”
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