Ciudad de México.- Heinze Sánchez, de 27 años, estaba sentado en la calle atendiendo su teléfono celular, en Río de Janiero, Brasil, cuando, sin que él se diera cuenta, el animal se acercó y lo orinó en la espalda.
El momento fue captado por una cámara de seguridad, cayó en las redes sociales, y vendió. Tanto, que el mismo Heinze, agraviado, intentó patearlo, sin éxito, por lo molesto que estaba, según contaría más tarde.
—Yo estaba viendo el móvil y estaba concentrado, sentado en el suelo. No lo vi llegar. Él se acercó lentamente y sólo sentí aquel negocio caliente y me asusté. Cuando miré, vi que él me había hecho pis. Me quedé indignado, dijo Heinze, riendo.
Con rabia, Heinze se levantó y fue hacia el perro, que corrio asustado.
En las redes sociales, mucha gente criticó al chico por el intento de patear al animal.
—Pero no le alcancé a pegar. Fue una reacción del momento y no tuve la intención de lastimarlo. ¿Todavía llegó otro perrito cerca y le dije "vio lo que su amigo me hizo?”, explicó.
El estudiante de Educación Física descubrió el sábado pasado, por coincidencia, que el video estaba en internet.
—Iba en el metro hacia la playa. Un chico que no conozco me dijo: tú eres a quien un perro orinó en la espalda, te reconocí por el tatuaje.
El domingo, Heinze decidió salir en busca del perro. Volvió a la calle donde todo sucedió y preguntó a los moradores sobre el animal. Al encontrarlo, el estudiante cuenta que el perro corrió sacudiendo la cola.
—Me quedé con él, en la cabeza porque había peleado con él. Fui buscando por la vecindad, pregunté si tenía dueño. Cuando lo encontré, llamé y él vino sacudiendo la cola. Comenzaba a llover. Me quedé jugando un tiempo con él y luego decidí llevarlo a casa. Él se acercó a mí. Es muy dócil, se queda pegado, llora cuando salgo de casa. Hace algunos líos en la casa del vecino, pero es un buen perro, precisó.
El perrito recibió el nombre de Enzo Sánchez. En las redes sociales, y Heinze publicó varias fotos del nuevo miembro de la familia.
-Le dejé ese nombre porque siempre hablaba de que cuando yo tuviera un hijo, se llamaría Enzo. Ahora está conmigo, alimentado y limpio.
Excélsior