Ensenada, Baja California.- La violencia contra las mujeres en México, como en otros países del mundo, va en incremento; su manifestación más extrema y misógina es el feminicidio.
“Niñas, mujeres jóvenes, adultas y de edades avanzadas viven en riesgo constante de sufrir algún tipo de violencia, y prácticamente todas, en algún momento de su vida, han sido víctimas de violencia o han experimentado su amenaza por el simple hecho de ser mujeres”, afirma el estudioLa violencia feminicida en México, aproximaciones y tendencias 1985-2016.
Toda violencia letal que ocasiona la muerte de la mujer por constreñimientos del género es un feminicidio, así lo define Julia Estela Monárrez Fragoso, experta en violencia de género, en su libro Trama de una injusticia. Feminicidio sexual sistémico en Ciudad Juárez, publicado en 2009.
La doctora Julia Monárrez es investigadora de El Colegio de la Frontera Norte (El Colef), sede Ciudad Juárez, municipio en el que ha centrado sus estudios sobre feminicidio, trabajando en colaboración con organizaciones de la sociedad civil.
Como producto de sus investigaciones, la especialista de El Colef construyó una base de datos que conjunta información sobre los feminicidios ocurridos en Ciudad Juárez desde 1993 hasta la fecha.
La base de datos cuenta actualmente con alrededor de mil 800 registros de mujeres asesinadas, hechos que se describen con variables como nombre de la víctima, fecha del feminicidio, edad, estado civil, domicilio de residencia, lugar de origen, escolaridad, empleo, escenario del asesinato, heridas que presentaba el cuerpo, disposición del cadáver, móvil del asesinato, nombre del o los victimarios y su parentesco con la víctima, entre otras.
La base evidencia el repunte de los feminicidios en Ciudad Juárez: de 1993 a 2007 se registraron 499 casos y a partir de 2008 a la fecha, han ocurrido mil 300 casos.
El doctor Luis Ernesto Cervera Gómez, profesor investigador de El Colegio de Chihuahua, colaboró con la doctora Julia Monárrez para desarrollar una base de datos en la que, además de contemplar todas las variables mencionadas, los feminicidios fueran georreferenciados.
Es así como surge el Sistema de Información Geográfica para el Feminicidio (Sigfem), una base de datos pionera en su tipo que hoy es la pauta para desarrollar estudios desde diferentes perspectivas.
Uno de los principales aportes del Sigfem es que permite ubicar las zonas de alto riesgo para las mujeres y para quienes pueden ser víctimas potenciales de muerte violenta, así como hacer proyecciones del incremento de la violencia contra las mujeres de acuerdo con la prevención o impunidad que prevalezca en la ciudad.
Los primeros datos
Fue en 2004 cuando los doctores Luis Ernesto Cervera y Julia Monárrez comenzaron la construcción de la base de datos georreferenciada, como parte de un proyecto impulsado por la Secretaría de Gobernación (Segob), a través de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim).
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, Luis Ernesto Cervera relató que cuando iniciaron los trabajos, las instituciones gubernamentales no contaban con información oficial para nutrir la base de datos, por lo que recurrieron a fuentes hemerográficas.
Subrayó que la base que se construyó es robusta y la geoestadística comprobó que su margen de error es muy reducido.
“Se georreferenciaron en dos niveles: por domicilio de la víctima y por donde se encontró el cadáver, de tal suerte que científicamente se podían abordar dos hipótesis: una hipótesis de orden criminalístico y la hipótesis social del fenómeno del feminicidio”.
La base de datos ha continuado actualizándose y aunque no cuenta con todos los datos georreferenciados, ahora los investigadores contemplan ampliarla en este sentido con datos de personas desaparecidas, un problema que se ha agudizado en Ciudad Juárez y el resto del país.
“La estructura sería similar. Las instituciones ya te proveen información georreferenciada de las víctimas y los victimarios, no del todo como uno lo necesita pero ya ha cambiado mucho la situación”, mencionó el investigador de El Colegio de Chihuahua.
A partir de la entrega actualizada del Sigfem en 2011, nuevas investigaciones en torno al feminicidio fueron desarrolladas e incluso se han realizado esfuerzos para ampliarla a nivel nacional; su aceptación ha permeado en asociaciones civiles que ahora cuentan con acceso a este tipo de datos.
Feminicidios en incremento
El antecedente del Sigfem es la base de datos que la doctora Julia Monárrez comenzó a construir en 1998, a partir de información de organizaciones feministas, las primeras en documentar los feminicidios en Ciudad Juárez.
“Aquí es muy importante darle crédito a las organizaciones que tenían la lista de mujeres asesinadas, al principio le decían lista de homicidios, es hasta 1998 que le empiezan a llamar feminicidio y es a partir de ahí que comienza el trabajo académico”, enfatizó Julia Monárrez.
Doctora Julia Monárrez.Apuntó que la base de datos actual está constituida por 40 variables, entre las que se encuentran aquellas que configuran la restricción que existe para el uso de los espacios públicos por parte de las mujeres, desde una óptica feminista.
Además, la base de datos evidencia el repunte de los feminicidios en Ciudad Juárez: de 1993 a 2007 se registraron 499 casos y a partir de 2008 a la fecha, han ocurrido mil 300 casos.
“Es un retroceso para la justicia, para las mujeres. Si esto lo veo yo desde este microcosmos que es Ciudad Juárez, las estadísticas a nivel nacional te dicen que es grave y cómo va el aumento del número de mujeres asesinadas en nuestro país“.
Socialización de la violencia contra la mujer
Los estudios de los doctores Julia Monárrez y Luis Ernesto Cervera entrelazan los datos duros, las variables y los modelos matemáticos de la base de datos, con elementos cualitativos del feminicidio como la hermenéutica social del sufrimiento que, de acuerdo con la doctora Julia Monárrez, está relacionada con la precarización de los empleos y el salario, un déficit en la infraestructura urbana y la consolidación de sitios que se convierten en zonas de alto riesgo para las mujeres.
“Yo desarrollé una definición que es el feminicidio sexual sistémico. Las mujeres son asesinadas por razones de género; sin embargo, había una forma de asesinar en Ciudad Juárez que yo le llamé feminicidio sexual sistémico y tiene que ver con que las víctimas tienen códigos y los códigos son que son jóvenes, económicamente marginales, que los cuerpos tienen marcas y por eso registramos todo lo que se le hace al cuerpo de las mujeres, la violencia sexual, física”.
La doctora Julia Monárrez señaló que esta forma específica de asesinar mujeres se da a través de un acompañamiento de grupos de hombres cuya finalidad es conjugar dos deseos: el deseo de la lujuria y el deseo de la sangre; otro elemento observado en sus investigaciones son los escenarios sexualmente transgresores, es decir, sitios en los cuales se depositan los cadáveres de las mujeres, como zonas desérticas, lotes baldíos, tiraderos de basura y alcantarillas.
El análisis, además de abarcar los asesinatos de mujeres, observa el impacto del feminicidio en las familias de las víctimas.
“Ese homicidio no solo tiene implicaciones para la mujer que es asesinada sino que tiene implicaciones para hijos e hijas, a los cuales se les niega el derecho a tener una madre; cuando ella no es madre y es una menor, se les niega al padre y a la madre el derecho de la paternidad, porque alguien ha decidido terminar con la vida de su hija”, afirmó Monárrez.
Para la investigadora, el feminicidio es producto de una socialización previa que otorga a los hombres el poder de violentar a las mujeres, a lo que se suma la impunidad que prevalece en el país: “la puedes matar porque no hay ley, no se aplica la ley”.
Conacyt