Puebla, Puebla.- Familias de artesanos de la comunidad El Tozán, en el municipio de Jonotla, ubicado en la Sierra Nororiental de Puebla, han visto un incremento en sus ingresos después de modificar la comercialización de sus productos, gracias a un proyecto de diseño e innovación, implementado por Jazany Martínez Báez, estudiante de Diseño de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).
El objetivo era lograr incidir en su calidad de vida, aplicando conocimientos de diseño en sus productos hechos a base de la fibra del jonote (Heliocarpus appendiculatus), un árbol que se da en esa zona. Para lograr el cometido, la estudiante propuso técnicas de teñido con colores vegetales, el uso del telar de cintura para el trenzado de la fibra, implementación de nuevos diseños, la creación de una marca y estudios de mercado para conocer las necesidades de los clientes.
Jazany Martínez presentó este proyecto, probado con cinco familias de artesanos, en la Expociencias Regional en Puebla 2017, donde ganó en la categoría superior en Ciencias Sociales, posteriormente participó en la Expociencias Nacional en Baja California, donde también ganó la acreditación para asistir al evento Semilleros de Investigación, a celebrarse el próximo 14 de octubre en Colombia.
“Estas participaciones han sido importantes porque permiten la retroalimentación de expertos, investigadores, asesores de otras regiones y también de otros pares, lo que ayuda a enriquecer su propuesta”, declaró en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la doctora Dora Ivonne Álvarez Tamayo, académica e investigadora de la UPAEP y asesora de Jazany.
Álvarez Tamayo explicó que estos trabajos se apoyan en tres seminarios de incubación de proyectos, en los cuales los alumnos muestran no sólo sus intereses por el entorno y por las personas, sino que deben crear una idea, concretarla y ser líderes de un equipo que los respalda, entre los que se incluyen los asesores.
Una apuesta al futuro
Jazany es originaria del municipio de Jonotla y pertenece al programa Apuesta al futuro, de la UPAEP, con el que se beca al 100 por ciento a jóvenes de comunidades regionales para que aporten al término de sus estudios, una idea que impacte en sus comunidades y que involucre los conocimientos de su área.
La estudiante detalló para la AIC, que decidió trabajar con la comunidad de El Tozán, un lugar ubicado a 40 minutos de Jonotla, porque ahí los índices de pobreza y marginación son altos. La comunidad, añadió, está integrada por menos de 100 habitantes y sus únicas actividades económicas son la agricultura de temporal en la siembra del café y maíz y la venta de artesanías.
“Con las artesanías obtienen recursos todo el año, las cuales comercializan en pueblos vecinos como Cuetzalan, Zacapoaxtla y Jonotla, pero no existe la valoración en cuanto al precio, por ejemplo, para por vender una pieza que se tardan una semana en hacer, pueden llegar a ofrecerla en 60 pesos. Además existen los intermediarios que también `regatean´ su trabajo y para el artesano que tiene la urgencia de obtener un recurso, es inevitable vender su obra a bajo costo”.
Proceso de innovación artesanal
La fibra del jonote se asemeja al mecate, pero es más suave y muy resistente, con un color ligeramente más oscuro. La extracción de esta fibra, explicó Jazany, requiere de un proceso largo, porque se obtiene del árbol una vez que se corta a la mitad. Después se lava constantemente y se seca al aire libre durante cinco días, hasta que la fibra queda totalmente limpia de la pulpa del árbol. En promedio, el material se puede usar en 10 días, más otros dos o tres días para creación de piezas como canastas, recipientes para colgar fruta, mecedoras para bebés y servilleteros.
Para tejer la fibra de jonote, los artesanos ocupan como base el bejuco, un trozo de fibra leñoso que cuando está verde pueden moldearlo y una vez que se amarra adquiere una forma circular que sirve para enrollar la fibra y a partir de esa base se va tejiendo.
Como parte de su proyecto, Jazany convivió con los artesanos a quienes ofreció nuevos diseños para incrementar el número de productos, partiendo de las necesidades de los clientes. En cuanto a la elaboración, propuso usar el telar de cintura para el tejido de la fibra y crear morrales, mochilas y carteras, a las cuales también les añadieron color tiñendo la fibra con pintura vegetal, algo que no habían probado y que les dio un valor agregado al producto.
Para verificar si realmente era viable o no el proceso de innovación, se ofertaron dos grupos de artesanías, las que tradicionalmente ofrecen y las que tienen nuevos diseños. El resultado reflejó una buena aceptación por parte del cliente, quien pagó cuatro veces más el valor que comúnmente le dan a este tipo de piezas. El proyecto incluía también la implementación de una marca: XUNIK, que significa jonote en Totonaco.
“Este proceso ayuda a los artesanos a que vayan innovando constantemente y se vayan dando cuenta de cuáles son las necesidades del usuario a partir de una serie de preguntas que ellos se tienen que hacer, es decir, conocer cuáles son las piezas que más se compran y requiere el cliente, cuáles se pueden adaptar a los materiales que trabajan, y así clasificar cuál es tendencia y de esas piezas, cuáles sí se adaptan y se pueden hacer”.
Los artesanos, que trabajan aproximadamente 10 modelos, entre maceteros de tres niveles, lámparas de pantalla, botes de basura, bolsas y canastas, han incrementado su producción a 16 modelos diferentes, entre los cuales destacan los morrales, carteras para mujer, cubre mesas, y nuevos diseños de lámparas.
“El proyecto contempla también una serie de preguntas que permiten instaurar la idea de innovación en el proceso artesanal, para que ellos no frenen su creatividad y reconozcan en la innovación una forma de mejorar sus artesanías y obtener mayores beneficios”, concluyó Jazany Martínez.
Conacyt