Panamá.- A los 83 años de edad, murió en un hospital el excitador panameño Manuel Antonio Noriea.
"Muerte de Manuel A. Noriega cierra un capítulo de nuestra historia; sus hijas y sus familiares merecen un sepelio en paz", emitió en Twitter, el actual presidente de Panamá, Juan Carlos Varela.
Noriega fue un importante aliado de Estados Unidos, y se le acusa de despachar matones para atacar a sus rivales políticos, así como trabajar para el cártel de Medellín antes de ser depuesto por una invasión estadounidense.
Un amigo de la familia, que habló a condición de no ser identificado, dijo a AP que Noriega fue desconectado del aparato que lo ayudaba a respirar.
Se informó que una veintena de policías llegó hasta el hospital Santo Tomás de la capital la madrugada el martes para resguardar el lugar.
Hasta el momento, se desconoce cuál será el destino de los restos del exhombre fuerte de Panamá, quien estaba en condición crítica desde que sufrió una hemorragia tras una operación para extirparle un tumor benigno en la cabeza el pasado 7 de marzo.
“Su fallecimiento termina una época que debemos recordar para no repetirla en Panamá y que fue muy dolorosa por la invasión y que dejó muchos muertos”, dijo Aurelio Barría, quien lideró la “Cruzada Civilista”, un movimiento opositor que protestó en la calle contra el régimen.
Sin embargo, Barría y otros antiguos críticos evitaron hablar en duros términos sobre el hombre que reprimió las manifestaciones y forzó a muchos detractores a exiliarse.
“Noriega deja heridas abiertas. Muchos perdieron la vida en su gobierno, pero ya él estaba desmejorado y pagó muchos años en la cárcel”, dijo a AP, Carolina Cruz, ama de casa de 65 años.
Se han reportado las calles de la ciudad de Panamá en calma, sin manifestaciones a favor o en contra del exdirigente.
Encarcelado
Noriega, a quien apodaban "Cara de Piña" por las marcas que tenía en el rostro, pasó los últimos años de su vida en la cárcel El Renacer, una prisión en pleno bosque tropical cerca del Canal, donde purgaba varias condenas por homicidio.
Actualmente, se preparaba para enfrentar a la justicia por otros casos de desaparecidos políticos.
Noriega nunca fue presidente, pero obtuvo el control absoluto del país tras convertirse en el jefe máximo del ejército en 1983.
Mientras sus seguidores lo ven como un líder nacionalista que desafió a Washington, sus opositores lo consideraban un dictador que sumió a Panamá en una profunda crisis político-económica y le abrió las puertas al narcotráfico.
Muchos panameños huyeron del país por el temor que infundía el exgeneral que fue derrocado en la invasión de Estados Unidos del 20 de diciembre de 1989. Su caída marcó el fin del control militar que se inició en 1968 con su mentor, el general Omar Torrijos.
En septiembre de 2007, Noriega terminó de cumplir una condena de 17 años de prisión en Estados Unidos por permitir que un barco colombiano llevara toneladas de cocaína al país a través de Panamá. Sin embargo, aún tenía deudas con la justicia francesa y fue enviado a París en 2010 para encarar cargos por lavado de dinero.
Una corte parisina lo sentenció a siete años de prisión por este delito y la fiscalía francesa sostuvo que los millones de dólares que transitaron a través de las cuentas bancarias de Noriega en el país en los años ochenta fueron comisiones que le pagó el cartel de Medellín.
Condenas
En Panamá, Noriega fue condenado en ausencia por los asesinatos del dirigente opositor Hugo Spadafora en 1985 y del líder de una rebelión militar, el mayor Moisés Giroldi, en 1989, así como de al menos otros nueve militares que participaron en esa sublevación en un episodio conocido como la Masacre de Albrook.
Desde que lo repatriaron, Noriega fue hospitalizado varias veces por problemas de hipertensión, gripe y bronquitis. En 2016, se le detectó el crecimiento de un tumor cerebral benigno diagnosticado cuatro años atrás.
Panamá "pagó un precio muy alto por los excesos del régimen militar que duró 21 años y cuya etapa culminante fue la narcodictadura de Noriega", escribieron los historiadores Patricia Pizzurno Gelós y Celestino Andrés Araúz en su libro "Estudios sobre el Panamá republicano (1903-1989)".
Noriega nació en el seno de un hogar pobre en la ciudad de Panamá y fue criado por padres adoptivos. Se unió a las fuerzas militares en 1962 y ascendió rápidamente de rango, principalmente por su lealtad al general Omar Torrijos, su mentor y a quien sucedió como el hombre más poderoso del país.
Con la muerte de Torrijos se allanó el camino para la llegada de Noriega a lo más alto de la cúpula castrense, que en la práctica era la que controlaba país.
Como líder militar logró manipular las elecciones generales de 1984 para que el candidato del partido fundado por Torrijos ganase los comicios y anuló la contienda electoral de 1989, que según observadores había ganado la oposición. Tiempo después, movió y removió a líderes civiles a su antojo y pregonó públicamente que él era el mandamás de la nación.
Noriega trabajó para forjar la imagen de un líder popular a pesar de su gran fortuna. Vivía en una casa de dos pisos de un vecindario de clase media-alta de Panamá, a diferencia de las mansiones opulentas en las que solían residir otros dictadores latinoamericanos, pero su manera de gobernar no estuvo exenta de crítica.
En los años que estuvo detenido en una prisión a las afueras de Miami, Noriega recibió un tratamiento especial como prisionero de guerra. Le permitían vestirse con el uniforme militar de Panamá para ir a los tribunales, vivir en una sección apartada de los otros presos y tener su propio televisor y equipos para hacer ejercicio.
Le sobreviven su esposa Felicidad y sus hijas Lorena, Thays y Sandra.
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