Ciudad de México.- Son mujeres líderes, reconocidas en sus comunidades por sus habilidades, conocimientos y destrezas para la atención del embarazo, parto y puerperio, y que de manera ancestral atienden a las embarazadas brindándoles cuidados y atención.
Las siete mil 31 parteras voluntarias rurales que colaboran con el programa IMSS-PROSPERA comprenden los códigos culturales basados en el manejo de la lengua, tradiciones, mitos y costumbres en comunidades rurales, que las convierte en agentes naturales de salud, al vigilar la salud del binomio madre-hijo hasta llegar a buen término.
Son capacitadas de manera permanente para la atención de la salud reproductiva con enfoque intercultural, especialmente en las comunidades indígenas y alejadas de los servicios de salud, en donde comparten información sobre prevención del embarazo de alto riesgo, control prenatal, derivación oportuna a unidad médica y métodos de planificación familiar.
También conocen técnicas de atención del parto limpio, esterilización del instrumental para la atención del parto y técnicas de higiene de las manos; fomento de la lactancia materna y nutrición y prevención de la anemia materna.
La edad promedio de las parteras voluntarias es de 60 años; el 62 por ciento son indígenas y pertenecen a 43 pueblos indígenas del país. Con su apoyo se constituyen como uno de los principales recursos con que cuenta IMSS-PROSPERA para la atención de la población indígena.
Para apoyar de manera más eficaz la labor de las parteras, los equipos de salud en las Unidades Médicas Rurales mantienen una estrecha y permanente vinculación y son ellos quienes otorgan capacitación y asesoría, de forma bimestral, además de reforzar sus conocimientos a través de la impartición de talleres delegacionales, regionales y en Hospitales Rurales, en los que se promueve la salud reproductiva, ginecológica y materno-infantil.
Trinidad López López, a sus 74 años de edad, ha atendido más de 200 nacimientos en 58 años como partera tradicional en zonas rurales de Chiapas; principalmente atiende a mujeres de escasos recursos, que se encuentran alejadas de los hospitales por las zonas que habitan.
A unos metros de su casa, acondicionó un espacio como consultorio para atender a sus pacientes, ahí les mide la cintura para saber cuánto tiempo les falta para dar a luz y realiza diversas acciones para que el parto sea exitoso. En caso de alguna complicación, canaliza a las embarazadas a la Unidad Médica Rural “Rosario Yocnajab”.
Hace dos años doña Trini logró cumplir un sueño al recibir su certificado de primaria. Aprendió a leer y escribir al lado de niños menores de 13 años y se graduó con ellos, motivada en que este nuevo conocimiento le ayudará a reforzar su trabajo como partera rural y ser aún más eficaz.
Ella es un ejemplo de constancia y empeño porque, además, consiguió certificarse a través de IMSS-PROSPERA para mejorar la atención en salud materna y planificación familiar. Su máximo deseo es contagiar ese espíritu de lucha y superación a las nuevas generaciones.