Ciudad de México.- El 58.7 por ciento de las niñas y 55.8 por ciento de niños de zonas de alto riesgo social consideran que "está bien" que sus padres los eduquen con violencia.
En la presentación del trabajo “Investigando las heridas”, en el Instituto Nacional de Psiquiatría (INP) “Ramón de la Fuente Muñiz”, una estrategia piloto de atención a la salud mental en las comunidades expuestas a altos índices de violencia colectiva realizada en Ixcateopan de Cuauhtémoc, Guerrero (zona donde cruzan algunas rutas de trasiego y cultivo de amapola), el 32.6 por ciento de los niños también consideran "aceptable" que un maestro los corrija dentro del aula con medidas físicas, como jaloneos, apretones y golpes.
Una sociedad que tiene una mayor aceptación de la violencia como método en las relaciones humanas, tiene como efecto un alto índice de violencia colectiva de una región, explicó la doctora Dení Álvarez-Icaza González.
Otro hallazgo del diagnóstico realizado por el INP y coordinado por el doctor Juan Ramón de la Fuente, es la alta utilización de la violencia física por parte de los padres como método de crianza. Una de las repercusiones de que los menores sean educados con violencia –en la casa y escuela-, es que cuando crecen, admiten la violencia como parte de su vida y la ejercen con sus parejas y familia.
En las comunidades estudiadas, el 41 por ciento de los hombres consideran aceptable usar la violencia física con sus parejas y 31 por ciento de las mujeres asumen que es válido.
“Para cambiar la situación existente en la comunidad de Ixcateopan de Cuauhtémoc, Guerrero, se realizaron 149 sesiones con los profesores, incluyendo monitoreo en las actividades del aula.
La idea del programa es que sea en cascada, que los profesores adquieran herramientas y las transmitan; obviamente si tienes un profesor que piensa que golpear a los niños es bueno, ¿cómo transmitirá a sus alumnos una cultura de paz?
“El problema de estos programas de intervención escolar, es que los mismos profesores no fomentan una cultura de paz en su vida ni con sus alumnos, entonces en estos programas se tiene que trabajar muchísimo con la sensibilización de los maestros", agregó.
El proyecto Redes para la vida, está dirigido a identificar el verdadero impacto que los hechos violentos tienen sobre las víctimas y los pobladores de las comunidades, ya que México no se tiene un programa que brinde atención a los habitantes de zonas con altos índices de violencia ni con menos acceso a servicios especializados, como es la salud mental.
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