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José Miguel Romero de Solís, tres décadas de rescate paleográfico

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Pedro Zamora Briseño/ Agencia Informativa Conacyt/ Colima, Colima.- El historiador José Miguel Romero de Solís ha dedicado más de tres décadas de su vida al rescate paleográfico de miles de documentos del siglo XVI, que forman parte del acervo del Archivo Histórico del Municipio de Colima (AHMC).

 

Pocas semanas después de su nombramiento como director del entonces Archivo Municipal de Colima, en mayo de 1985, el ahora investigador emérito del AHMC empezó la labor de preservación de los contenidos de los documentos, que actualmente está casi terminada, con la digitalización y paleografía de más de siete mil fojas disponibles para todo el público en Internet.

 

El documento más antiguo data del año 1532, casi una década después de la fundación de la Villa de Colima por parte de los conquistadores españoles, en 1523, y se trata del registro de la compraventa de unas yeguas entre vecinos de esta población.

 

Doctor en ciencias sociales por El Colegio de Michoacán y miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), Romero de Solís es profesor investigador jubilado de la Universidad de Colima.

 

En entrevista, el académico cuenta que en el arranque del trabajo paleográfico, el Archivo contó con el apoyo de El Colegio de Michoacán, donde tenía a grandes amigos como el historiador Luis González y el entonces director, Andrés Lira, quien envió al investigador Cayetano Reyes, con gran experiencia en paleografía.

 

A finales de ese mismo año, Romero de Solís publicó un primer fruto del trabajo paleográfico: el libro La alcaldía mayor de Colima. Siglo XVI, una compilación de resúmenes de los documentos por él trabajados inicialmente. A la fecha suman alrededor de 40 las publicaciones realizadas por el historiador, la mitad artículos o reseñas y el resto libros, incluida su tesis doctoral.

 

En la actualidad han sido digitalizadas entre siete mil y ocho mil fojas de documentos, pero el trabajo aún no está concluido, pues falta un cuatro o cinco por ciento. En los últimos años, problemas de la vista han impedido al investigador continuar con su labor, pero espera concluir pronto.

 

Expone: “Es interesantísimo, en lo que se refiere a México, este es de los archivos más ricos en cuanto al siglo XVI. ¿Cómo es posible que se haya conservado en una tierra de temblores, de enorme humedad, de poco cuidado, de poca atención? Yo soy el primer sorprendido. En ese sentido hay que hacer siempre un homenaje a los antecesores míos que durante tantos siglos estuvieron cuidando este archivo, que también por otra parte ha sido saqueado como muchos otros archivos del país”.

 

De acuerdo con José Miguel Romero de Solís, la riqueza documental del acervo del siglo XVI tiene a la vez otra riqueza interior, pues al ser un archivo local no contiene documentos importantes de la época como grandes nombramientos, cédulas o eventos reales, sino que se trata de registros de la vida cotidiana de la Villa de Colima: compraventas, pleitos entre vecinos, robos, quejas a la administración, etcétera.

 

“Esto trae una viveza, una riqueza de matices que he sido el primero en gozar. Me fascinaba pensar que era el primero en siglos que le tocaba abrir un expediente que nadie había visto nunca. La voz de los muertos; hoy en día no les hemos dado importancia a los que mueren, pero son los que han labrado esta sociedad: negros, esclavos que no tenían palabra, a mí me tocaba recuperar su palabra, de alguna manera me tocaba resucitar muertos, darles vida. Por eso siempre que puedo volver a esos momentos vuelvo, no solo por gratitud a la generosidad que esos documentos me prestaron a lo largo de los años, sino porque también era para mí fascinante meterme en las triquiñuelas, en la intimidad, en las entrañas de la vida cotidiana de Colima en el siglo XVI”.

 

El historiador califica como admirable que los primeros pobladores de la Villa de Colima hayan dejado su memoria, testimonio de sus bienes, de sus hijos, de sus nacimientos, de sus muertes, de sus testamentos, cosas de las que hoy en día, en el siglo XXI, hay gente que no se preocupa.

 

Destaca que además del trabajo paleográfico, el AHMC se ha preocupado por restaurar también los documentos originales, muchos de los cuales han sido lavados, se han aclarado las tintas, se ha reforzado su soporte material y han quedado más legibles, pero también hay documentos que ya se han perdido y el único testimonio que queda es la paleografía que se hizo en un momento dado.

 

Romero de Solís recuerda que en una ocasión publicó en la revista Estudios del Hombre, de la Universidad de Guadalajara, un artículo sobre los libros de caballería que leían los vecinos de la Villa de Colima en el siglo XVI, con base en los hallazgos realizados en los documentos, que llamó la atención del historiador francés Jean-Pierre Berthe, quien posteriormente visitó Colima y pidió ver el documento que sirvió de base.

 

“Cuando lo vio me dijo: ‘Es admirable el trabajo que has hecho, porque ya casi no se puede leer el documento’. Él era un gran experto y estaba contentísimo. Entre la información, estaba el registro de que un vecino leía La Celestina, que era una novedad editorial en esa época. Habría que preguntarnos cómo llegó un ejemplar de ese libro a Colima en esa época”.

 

El contenido de los documentos, subraya el especialista, permite asomarse a los sucesos de la vida cotidiana, entre los que también hay hechos dramáticos, como el caso de un esclavo negro que fue apedreado en la calle y llegó malherido a la casa de sus amos, donde la cocinera al verlo muy lastimado le preparó un chocolate. Posteriormente, el hombre murió a causa de las lesiones y el hecho quedó registrado en un acta donde se narraron las circunstancias como ocurrió.

 

“Esto nos enseña no solamente el cariño que había entre el personal de servicio de un vecino, sino ese cuidado, esa atención que se tenían, el detalle del chocolate, además de que Colima en ese tiempo era un gran productor de cacao a nivel nacional, junto con Chiapas, pero aquí se vendía cacao y se llevaba por toda España”.

 

Sobre las historias que ha podido rescatar y difundir a lo largo de los años dedicados a la paleografía, José Miguel Romero de Solís comenta su deseo de que se pudieran escenificar sainetes o pequeñas obras teatrales de cinco, diez o quince minutos, que reflejen la vida cotidiana de aquellos tiempos.

 

Entre las principales obras académicas surgidas de su trabajo paleográfico, se encuentran Colima marinera en el siglo XVI, El conquistador Francisco Cortés. Reivindicación de un cobarde, El señuelo de la imaginación. Conquista y fundación de la Villa de Colima, Protocolos de escribanos de la Villa de Colima (siglo XVI), Andariegos y pobladores. Nueva España y Nueva Galicia (siglo XVI), El Padrón de 1532. Vecinos y pueblos de Colima, Padrón de negros en Colima de la Nueva España (siglo XVI), Conquistas e instituciones de gobierno en Colima de la Nueva España (1523-1600), Clérigos, encomenderos, mercaderes y arrieros en Colima de la Nueva España (1523-1600).

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