María Gabriela López Suárez/ Agencia Informativa Conacyt/ Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- De cabello largo, actitud entusiasta y sencilla, es la física Karen Salomé Caballero Mora, profesora e investigadora de la Facultad de Ciencias en Física y Matemáticas de la Universidad Autónoma de Chiapas (FCFM Unach), quien considera importante la divulgación de la ciencia porque “una sociedad que no desarrolla su propio conocimiento científico está condenada a fracasar al tener que adaptarse a las necesidades de otras sociedades”.
Hacer ciencia en México o en Chiapas es una actividad en la que pocas mujeres participan, es importante conocer historias de jóvenes científicas que están haciendo ciencia, tal es el caso de Karen Caballero. “Siempre me llamó la atención el porqué de las cosas. ¿Qué es el universo? ¿Qué son las estrellas? Las estrellas cuando supe que existían, que fui consciente que allá hay cosas que no conocemos, que no podemos encontrar aquí en la Tierra, me fascinó ese misterio. El misterio de misterios, yo siempre le llamo así”, señala en entrevista para la Agencia Informativa Conacyt.
Formación académica
Karen Caballero nació en la Ciudad de México, estudió la licenciatura en física en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); cursó estudios de doctorado en el Instituto Tecnológico de Karlsruhe (KIT, por sus siglas en alemán), Alemania, con especialidad en física de astropartículas. Hizo una estancia posdoctoral en la Universidad Estatal de Pensilvania, Estados Unidos; trabajó en los experimentos IceCube y HAWC.
Hizo investigación posdoctoral en la Universidad de Santiago de Compostela, España, durante la cual trabajó en el experimento Pierre Auger. Asimismo, realizó una estancia posdoctoral en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), durante la cual trabajó en los experimentos Pierre Auger y HAWC.
Desde 2014 es profesora de tiempo completo en la FCFM Unach, miembro de las colaboraciones Pierre Auger, HAWC, LAGO y JEM-EUSO, y pertenece al nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Su interés por la física
“A lo largo de mi infancia, todas las cosas que tenían que ver con los fenómenos físicos como las mareas, el viento, la electricidad, me llamaban la atención. Mi mamá en ese sentido intelectual no me limitaba, si yo le hacía preguntas nunca me respondía no sé. Yo creo que veía la libertad de hacer cosas distintas”, comenta la investigadora.
Desde pequeña le interesó el arte, su mamá la llevó a clases de dibujo, la inscribió a un curso extra para leer y escribir. “No teníamos muchos recursos, ese espíritu de querer aprender, ese no murió nunca, siempre quería hacer lo más raro (…) Todos esos retos son parte de un carácter científico”.
En la secundaria cursó el taller de electrotecnia. “Me fascinó. Hacer un circuito, hacer un espectro electromagnético con imanes, era lo máximo para mí”.
En el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de la UNAM leyó el libro La familia del Sol, de Julieta Fierro y Miguel Ángel Herrera, “fue como un enamoramiento”.
Estudios en la UNAM y galardones
Cursó la licenciatura en física. “Los primeros semestres fueron difíciles, uno tiene que razonar de forma distinta, lógica, sencilla, abstracta. Me sentí como pez en el agua, siempre había sido yo el 'bicho raro', pero en la Facultad de Ciencias todos eran como yo, ese carácter de querer entender, apreciar intuitivamente los fenómenos de la naturaleza. Me interesó también la informática, las matemáticas, la astronomía y las partículas elementales”.
Trabajó su tema de tesis con datos del Observatorio Pierre Auger de rayos cósmicos. Al terminarla, decidió dedicarse a la física, para ello debía continuar sus estudios de posgrado. Siempre se sintió interesada en ir a Alemania, por su cultura, sobre todo al leer el libro de Fausto, de Goethe, por el tema de las brujas, la alquimia y que era un científico que toda su vida se había dedicado a la ciencia y nunca se había dado tiempo para vivir su vida como persona, que tuvo que hacer un pacto con el diablo; todo eso le gustaba, señala la científica.
Uno de sus profesores la apoyó con contactos para continuar su posgrado en Alemania, obtuvo becas del DAAD (Servicio Alemán de Intercambio Académico) y el Conacyt.
En Alemania obtuvo como experiencia trabajar en un ambiente internacional y a un ritmo acelerado. Posteriormente, realizó una estancia posdoctoral en la Universidad de Pensilvania, trabajó en el experimento IceCube, enfocado en estudiar neutrinos, menciona que se siente afortunada de haber sido contratada. En esta universidad aprendió la visión de “ponerse la camiseta”.
En el posdoctorado en Santiago de Compostela, concretó su formación como investigadora y se involucró más con estudiantes; en el Cinvestav aprendió la dinámica con los científicos de México.
Con relación a su labor científica, afirma que se viven muchas experiencias. “En este trabajo uno viaja mucho, es muy gratificante porque además que haces lo que te gusta, conocer la naturaleza, satisfacer tu gusanillo y tu obsesión, conoces gente de otros países, qué cosas son universales en el ser humano, te enriqueces mucho. Hay retroalimentación y viajas mucho, vas a conferencias, vas a visitar los experimentos”.
En 2014, fue galardonada con una de las Becas para Mujeres en la Ciencia, “es una beca que otorga L’oréal junto con la Academia Mexicana de Ciencias, Conalmex, Conacyt y otras instituciones. Consiste en que cada año le dan a cinco mujeres una cantidad, en ese tiempo fueron 100 mil pesos, para apoyarlas en su investigación. Me abrió las puertas para que la comunidad científica en México me conociera y confiara en mí”.
Actualmente, le sigue gustando la ciencia, trata de hacerla a través de los estudiantes y se involucra. Ha tratado de desarrollar un grupo de trabajo con los alumnos, aplicar lo que ella vivió, da sugerencias para búsqueda de información, para trabajar y razonar.
Retos de la mujer científica y el canto
Dentro de algunos retos como científica, Karen Caballero menciona que “el mundo de la ciencia no es color de rosa, tienes que defender y convencer con buenos argumentos a las personas de tu trabajo, superarse a sí mismo. Es difícil siempre porque hay todavía mucho machismo. Yo he visto que existe en todo el mundo, no solo en México, y uno tiene que aprender a sortear eso, porque nos complementamos finalmente”.
Pero además, a Karen Caballero le gusta cantar. En la Facultad de Ciencias de la UNAM estuvo en un coro; en Santiago y en Alemania participó también.
Asimismo, disfruta correr y actualmente está aprendiendo a patinar. Le agrada leer, destaca la novela Rayuela de Julio Cortázar, las de García Márquez, novelas científicas como Frankenstein, libros clásicos griegos, obras de Miguel de Cervantes, Shakespeare, filosofía, textos de divulgación como El Universo de Isaac Asimov y ahora lee obras de Carlos Castaneda.
La científica destaca la importancia de conocer la ciencia. “Me alegro mucho que últimamente hay más interés en conocer la ciencia para el público en general, porque es una labor difícil de hacer y que me gusta que haya gente interesada, comunicadores a los que les interese eso. Es muy útil para que haya más conciencia”.