Ciudad de México.- Con el sueño de algún día convertirse en astronauta, Emmanuel Urquieta Ordóñez, médico de origen mexicano que actualmente colabora en la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio (NASA, por sus siglas en inglés), platicó su historia de vida y proyectos a futuro con los que pretende algún día llegar al espacio.
Hace 31 años en la Ciudad de México nació Emmanuel Urquieta, quien desde muy pequeño vivió rodeado de aviones. “Desde que tengo uso de memoria. Mi papá es ingeniero aeronáutico y mi abuelo fue piloto de Mexicana de Aviación. Mi papá me llevaba a ver los aviones en la base de mantenimiento en el hangar de Mexicana, entonces siempre quise hacer algo relacionado con los aviones”, dijo en entrevista.
Al finalizar la secundaria, Emmanuel ingresó a la Escuela de Aviación México para cursar el bachillerato en administración aeroportuaria; sin embargo, decidir qué estudiaría a nivel licenciatura le resultó difícil dado el gran número de intereses que tenía desde esa edad. “Quería ser piloto, quería ser ingeniero, me gustaban también los barcos, la astronomía, muchísimas cosas. Entonces un día un tío que era médico me invitó a ver a sus pacientes, ese tema me interesó y más tarde me quise convertir en médico aeroespacial”, explicó.
La decisión final de escoger medicina aeroespacial le permitió a Urquieta Ordóñez poder combinar todas sus pasiones: espacio, medicina, exploración, aeronáutica, astronomía. “Esta es una especialidad muy diversa que combina todas las áreas de la ciencia”.
Tras finalizar su licenciatura en medicina en la Universidad Anáhuac, continuó con su interés en la aviación por lo que obtuvo su licencia de piloto aviador privado en México y, posteriormente, realizó su maestría en medicina aeroespacial en Wright State University, en Ohio, Estados Unidos, con una tesis enfocada en los cambios en la estructura del ventrículo izquierdo bajo condiciones de microgravedad. Al concluir su grado de maestro, tuvo la oportunidad de obtener la nacionalidad norteamericana y así poder realizar su residencia médica en medicina aeroespacial.
Durante sus estudios de posgrado, Emmanuel trabajó en el sistema cardiaco y explicó que desde la década de 1960 con los programas Apollo y Gemini de NASA, por ejemplo, se conoce que cuando un cuerpo humano se encuentra en condiciones de microgravedad, los fluidos del cuerpo, como la sangre, se van a las extremidades, es decir, tienen una distribución diferente a la que se presenta en la Tierra.
En el caso específico de viajes de larga duración, el ventrículo izquierdo, que es la zona del corazón que bombea la mayor parte de la sangre hacia la aorta que la distribuye, trabaja más de lo usual. La razón de esto es el efecto de microgravedad que también afecta el corazón como órgano, “el corazón tiene que trabajar con un volumen diferente. Su forma, que normalmente es una especie de cono, se deforma a una esfera”, añadió.
Al volver a la Tierra los astronautas, ya sea de viajes de corta o mediana duración, esta condición en el corazón es reversible. Pero en vuelos o viajes de larga duración no se tiene el conocimiento o experimentación sobre qué sucede, tema en que se enfocaron los estudios de maestría de Emmanuel.
Explorador análogo
Residiendo en Ohio, aplicó para un programa de misiones análogas auspiciado por NASA llamado Human Exploration Research Analog (HERA), que trabaja con misiones análogas de 30 días en el Johnson Space Center que simulan viajes al espacio profundo.
“Aplicaron aproximadamente 600 personas y para ser sincero no esperaba ser seleccionado. Pero pasaron los meses y me llamaron de NASA para decir que les había gustado mi currículum porque cumplía con los requisitos académicos para el programa. NASA me llevó hasta Houston para hacerme los exámenes médicos y psiquiátricos”, comentó alegre Emmanuel.
Estos exámenes son muy similares a los realizados a los astronautas, pues buscan perfiles muy parecidos a los de individuos que viajarían al espacio, ya que el objetivo de las misiones es aplicar el conocimiento obtenido de las misiones análogas a las reales. Emmanuel obtuvo resultados positivos, un mes después de estas rigurosas pruebas fue avisado que cumplía los requisitos físicos y psicológicos.
Al mes siguiente resultó seleccionado como especialista de misión de HERA Mission 11, B710, la cual, si fuera realizada en el espacio, duraría 715 días. Esta misión permitió conocer un poco más los aspectos psicológicos que se presentarían en los astronautas tras meses o incluso años aislados y cómo afectarían entre ellos.
“HERA busca entender cómo se da el liderazgo, adaptación, cómo se generan y solucionan conflictos, los sentimientos y cómo se comunican. Se trabaja con una cámara de reconocimiento facial, el centro de control puede detectar cómo te sientes, además de un sistema de alerta en las condiciones físicas de los astronautas, algo muy importante para los viajes de exploración del futuro”, comentó.
Un futuro brillante
Los planes de Emmanuel enmarcan concluir su residencia y especialidad en medicina aeroespacial para, posteriormente, incorporarse como médico de vuelo en NASA, además, pretende enviar solicitud en la próxima convocatoria y convertirse así en un astronauta real.
Para este médico, la posibilidad y oportunidad de que las universidades e instituciones creen programas de posgrado y especialidad en medicina aeroespacial en México debe ser antecedido por oportunidades laborales en el campo. Explica además que con la apertura de la Agencia Espacial Mexicana se han abierto las puertas a que más gente se involucre o conozca sobre el espacio en México; sin embargo, considera que aún existe desconocimiento o la idea de que no existen muchas oportunidades y que es un campo limitado y competido.
“Pero siempre hay oportunidades, siempre hay becas y la posibilidad de viajar a otros países. Hay que seguir nuestros sueños y tratar de ser los mejores, si lo hacen, siempre alguien les abrirá las puertas”, añadió.
“México me encanta y siempre he tratado de volver y compartir todas las cosas que sé y poder transmitir e inspirar a las nuevas generaciones al tema espacial. Me encanta hacer estas cosas y cada vez que puedo voy a México a compartir esto”, concluyó.
Conacyt