Ensenada, Baja California.- El doctor Eugenio de Jesús Carpizo Ituarte es un especialista en ecología y biología del desarrollo del Instituto de Investigaciones Oceanológicas (IIO) de la Universidad Autónoma de Baja California (UABC), que desde hace 40 años decidió estudiar el mar y los organismos que habitan en él.
En entrevista con la Agencia Informativa Conacyt, el investigador originario de León, Guanajuato, narró que su pasión por la biología nació desde niño, en los viajes que realizaba con sus padres al bosque de Chapultepec en la Ciudad de México.
“Yendo a Chapultepec vi que el zoológico había sido creado por un biólogo naturalista, entonces yo dije ‘eso es lo que tengo que ser, tengo que ser un biólogo naturalista para trabajar con animales’”, relató.
Contó que años después, por medio de un amigo se enteró de la existencia de la carrera de oceanología perteneciente a la entonces Escuela de Ciencias Marinas de la UABC, por lo que buscó y obtuvo información que lo convenció de trasladarse hasta Ensenada, Baja California.
Ya en la licenciatura, Eugenio Carpizo quedó asombrado con el estudio de los invertebrados, gracias a la semilla que sembró uno de sus maestros, el profesor Alberto Carvacho Bravo.
“Salíamos al intermareal y nos encontrábamos fauna de todas formas y tipos y yo me quedé maravillado con eso; me entusiasmaron mucho desde ese tiempo los invertebrados, fue un universo para mí completamente extraño y nuevo”, compartió.
De regreso a la academia
Dr. Eugenio Carpizo Ituarte 2En 1982, Eugenio Carpizo egresó de la carrera de oceanología de la UABC y debido a que ya había formado una familia, tuvo que buscar oportunidades de trabajo en otras áreas que no estaban relacionadas con el sector académico.
“Al término de la carrera, me recibí con mi tesis de un lado y mi esposa y mi hija mayor del otro lado, entonces yo tenía que trabajar. Me gustaba mucho la investigación pero tuve que andar como ocho años haciendo otras cosas que no eran la academia”, comentó.
Sus primeras experiencias laborales como profesionista fueron desde el centro financiero Banpesca en la región centro del país, hasta colaborar en la fundación del Centro de Estudios Superiores del Estado de Sonora.
“Lo último que hice antes de regresar a la academia, fue comercializar mariscos en el golfo de California, entonces me tenía que subir a los barcos y yo la verdad estaba más preocupado por el deterioro que le estábamos causando al medio ambiente marino que por lo que me iban a pagar”, mencionó Eugenio Carpizo Ituarte.
Es entonces cuando decide regresar al municipio de Ensenada y con ello logra su reincorporación en el sector académico como profesor de asignatura en la Facultad de Ciencias Marinas de la UABC, pero casi en forma simultánea, tuvo la oportunidad de integrarse a la misma universidad como técnico académico del IIO.
“Afortunadamente quedé como técnico y rápidamente me di cuenta de que si quería continuar en investigación, tenía que seguir estudiando, entonces aproveché la oportunidad que nos daba la UABC en ese entonces y me metí a estudiar la maestría en oceanografía costera, la que dan aquí, y se fueron abriendo las posibilidades”, recordó.
Un experto en biología larval
Eugenio Carpizo recuerda que fue gracias a la profesora Meredith Gould, de la Facultad de Ciencias de la UABC, y a su director de maestría, Jorge de la Rosa Vélez, que en su etapa de maestría tuvo la oportunidad de tomar cursos en la Universidad de Washington, en Estados Unidos, donde estuvo bajo la supervisión de académicos mundialmente reconocidos en esas disciplinas: Eugene Kozloff, en zoología de invertebrados, y Richard Strathmann y Gregory Gray, en embriología comparada de organismos marinos.
“Entre el apoyo que me dio Jorge para impulsarme a seguir y Meredith que finalmente me consiguió que me fuera a tomar esos cursos, acabé haciendo el doctorado en la Universidad de Hawai y fue el doctorado en zoología marina, en donde trabajé con la regulación de la metamorfosis en un gusano poliqueto, que digamos es un pariente marino de las lombrices de tierra”, refirió.
Fue entonces que comenzó a labrar su trayectoria como especialista en biología larval, ya que sus estudios de doctorado se centraron en esa etapa de transformación en la que los organismos marinos culminan su fase como larvas.
“Es una transformación de muchos animales marinos como la que conocemos de las ranas o las mariposas, entonces a mí me entusiasmó mucho esa área del conocimiento porque me pareció espectacular ver que animalitos tan chiquitos y diminutos se transformaran en lo que nos comemos y que lo hicieran de esa manera tan delicada que es increíble”, explicó.
La investigación: al norte y al sur
El ahora miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) consideró que su experiencia en Hawai fue enriquecedora y no solamente en el aspecto académico sino también en términos personales y culturales, pero su regreso a México era inminente.
En 1999 se integró nuevamente al IIO, ya no como técnico académico sino como investigador, y por sus conocimientos y especialización, se incorporó en proyectos de desarrollo larvario para acuacultura, inicialmente con erizos de mar.
“Al mismo tiempo que hice eso, me fui diversificando porque me llamaba mucho la atención la respuesta al estrés de los animales y fue como poco a poco me fui metiendo en esa área como investigador”, indicó.
Por sus colaboraciones con investigadores de California, Eugenio Carpizo dedicó un año sabático en el Instituto de Ciencias Marinas de la Universidad de California en Santa Bárbara (UCSB), donde profundizó en el conocimiento de la respuesta de animales marinos ante el cambio climático global.
Otra parte de sus colaboraciones se sitúa al sur de México, donde ha tendido lazos para el estudio de corales y larvas de erizos con especialistas de la Universidad de Guadalajara (UDG) y la Universidad del Mar en Oaxaca (Umar), mientras que con sus colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabaja en la restauración de arrecifes de coral en el Caribe.
“Estudiar el mar es simplemente hermoso, nada más por la vista que tenemos al frente y normalmente conoces gente y lugares que están al lado del mar viviendo algo equivalente, todos los lugares que me ha tocado visitar tienen algo memorable y eso es también muy valioso, esto se vuelve una forma de vida porque todo lo que te rodea está asociado al mar y después de 40 años me sigue pareciendo un sistema apasionante, su amplitud nunca me ha dejado de asombrar”, concluyó.
Conacyt