Patricia Aguilar Pardo. Veracruz, Ver. 10 de febrero del 2022.- El desconocimiento por parte de los jóvenes de cómo y a dónde dirigirse para obtener a los recursos necesarios para incursionar o reforzar sus proyectos de emprendimiento hacen que éstos no consoliden, consideró Jafet Rodríguez García, presidente de la comisión de jóvenes empresarios de Coparmex Veracruz.
Dijo que el problema radica en que ignoran la falta de promoción o los plazos cortos que establecen las mismas misma convocatorias para generar sus proyectos.
En entrevista, refiere que, aunque existen las convocatorias pertinentes para la generación de proyectos diversos, estas son ignoradas por los chicos por la falta de promoción o por los plazos tan cortos que establecen las mismas.
"A pesar de la pandemia, las convocatorias han sido realizadas por empresas y por el gobierno y han llegado más fácil a los chicos, sobre todo por la conectividad del internet. También es cierto que, luego los jóvenes no tienen acceso a ciertos materiales, pues se complica un poco la logística, precisamente los tiempos y la comunicación a veces no permite que haya una coordinación fluida", explica.
Veracruz, ocupa las últimas posiciones a nivel estatal en los índices de innovación, contrario a entidades como Guadalajara, Querétaro y Ciudad de México, trabajan de manera más coordinada con estudiantes y jóvenes, donde incluso realizan convenciones para temas de innovación, lo que ayuda a crear una sinergia.
Es por ello, que entre las dinámicas que tiene la comisión de jóvenes empresarios de la Coparmex, es la de impulsar a los jóvenes para integrarlos al mundo de la innovación y competitividad.
"Y bueno, sabemos que todos quieren apoyar pero cada quien lo hace de manera desintegrada, entonces la finalidad es tener un punto en común para poder apoyar todos juntos a los jóvenes", remató Jafet Rodríguez.
Ruta Cultural. El amor en la dramaturgia de Alejandro Casona (II). “Nuestra Natacha.”
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EL AMOR EN LA DRAMATURGIA DE ALEJANDRO CASONA. (II)
“Nuestra Natacha.”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
En el año 1931 a Alejandro Casona le encomendaron la dirección del Teatro Ambulante y Teatro del Pueblo, este proyecto lo llevó acabo de manera magistral recorriendo pueblo tras pueblo en la España de la preguerra civil, el propio dramaturgo sobre esta bella experiencia declaró: “Recorrimos los artistas, muchachos estudiantes y yo –declaró entonces Casona –, en días de fiestas, domingos y vacaciones, pueblos y aldeas próximos a la capital y a varias otras provincias. Era un teatro como el que pasa en la carreta del Quijote: sencillo, montado casi siempre en la plaza pública, con un escenario levantado con madera toscas por los propios muchachos artistas. Los trajes eran muy sencillos, realizados con un gasto mínimo de unas pesetas, y el carácter general de este teatro era la belleza, predominantemente lirica, aliándose con las antiguas canciones populares corales y los romances tradicionales… Si alguna obra bella puedo enorgullecerme de haber hecho en mi vida, fue aquella; si algo serio he aprendido sobre pueblo y teatro, fue allí donde lo aprendí. Trescientas actuaciones al frente de un cuadro estudiantil y ante públicos de sabiduría, emoción y lenguaje primitivos, son una tentadora experiencia.”
La guerra civil española puso fin a este bello proyecto cultural, no obstante, en esos años de Teatro Ambulante se escribieron obras, se presentaron clásicos de la dramatúrgica universal, y en el caso particular del Alejandro Casona, escribió una obra de teatro que se estrenó en Madrid en1936 titulada: “Nuestra Natacha”, donde parte de la historia narra románticamente la experiencia del Teatro Ambulante, incluyendo temas como el amor, la solidaridad de los estudiantes, se realiza una fuerte crítica contra el autoritarismo, contra ese sociedad rígida, insensible, algunos personajes representan a las nuevas generaciones con ideas modernas, progresistas, y por otra parte están los personajes que encarnan a una España que seguía anquilosada en el pasado y no quería salir de él, de hecho, el resultado de la guerra nos enseñó que por varios años más triunfó el pasado sobre el futuro, la dictadura sobre la democracia, el autoritarismo sobre la libertad, sin embargo, aunque los dogmatismos en momentos se impongan, aunque los populismos, el fascismo, la intolerancia, triunfen; también es verdad que el mal nunca reinará de manera permanente y más porque la esencia del hombre es luchar por la libertad, aspirar a la igualdad, los hechos nos demuestran que siempre ha sido así, y seguimos siendo así, hoy a nosotros nos toca bregar contra la opresión, la uniformidad, el fanatismo, la terquedad, y una manera de hacerlo es acercándonos a este tipo de teatro liberador, critico, humanista, romántico, un teatro que podría parecer quijotesco, empero, ¿Acaso no es la ilusión de una mejor vida la que día a día nos inyecta de energía para ser mejores en lo individual y social? Sí, creo firmemente que esa es la esencia del hombre por materializado que parezca. Por lo tanto, se abre el telón y conozcamos la historia de “Nuestra Natacha”.
La pieza teatral se compone de tres actos, aquí nos encontraremos con varios personajes sobresalientes, claro está que todos giran en torno a Natalia Valdés, “Natacha”. Los estudiantes viven en la residencia de estudiantes de Madrid, Natacha es la primera mujer de España en doctorarse en Ciencias Educativas, todos sus compañeros están felices por ella, Santiago que es Rector de la Universidad y amigos de los Estudiantes es los personajes que se siente más orgulloso por el logro de Natacha, el motivo de esta enorme felicidad son los orígenes de la bella y singular Natacha, lo platico.
Natalia quedó huérfana de niña y sus tutores decidieron enviarla al reformatorio de las Damas Azules, aquí la aún niña fue tratada inhumanamente, cuenta Natacha que el reformatorio se asemeja más una cárcel que a un lugar donde puedan educarse a los jóvenes con amor y buenos principios. Natacha recuerda su infancia y primera juventud con terror, tristeza, y siente un enorme agradecimiento por el tío Santiago, ya que el Rector fue quien la liberó de ese monstruoso centro de supuesta educación y formación de jóvenes. Uno de los estudiantes llamado Lalo se está encargando de organizar el proyecto del Teatro Ambulante, Lalo es un joven pudiente, se percibe como buena persona pero inestable, eso sí, muy activo y solidario con sus compañeros estudiantes, Lalo y otros compañeros le dicen a Natacha que el Teatro Ambulante se presentará en al reformatorio de las Damas Azules, esta noticia puso helada a Natacha, sus recuerdos son muy dolorosos y lo que menos quisiera es regresar a ese lugar, de pronto, en la historia aparece un personaje llamado Sandoval, este busca a Natacha y le dice que el patronato del reformatorio de las Damas Azules la han elegido para que sea la nueva directora del reformatorio, Natacha al inicio duda, pero como le aceptaron las condiciones que ella pedía para dirigir el reformatorio, al final aceptó el proyecto de la dirección.
Antes que Natacha emprenda el viaje para dirigir el reformatorio Lalo le expresa su amor, ella lo rechaza y le hace ver que ese amor que él dice tenerle no es más que vanidad: “¿Por qué no le busca un cauce social a esa alegría, a esa fe en la vida que le desborda siempre?”Lalo decide no darse por vencido e intentará demostrar a Natacha que sus sentimientos son sinceros, en el segundo acto Natacha llega al reformatorio y empieza a llevar a cabo una serie de reformas que causaron muchas incomodidades al personal administrativo, maestros, y toda persona que trabajaba en el reformatorio, pero a las educandas las reformas las tenían felices, se eliminaron los castigos severos, se trataban a las educandas con respeto, se les preguntaban sus inconformidades, deseos, propuestas, por supuesto que en una sociedad cerrada este tipo de reformas incomodaron mucho, los jóvenes estudiantes encabezados por Lalo llegaron al reformatorio y presentaron una obra de teatro titulada: “Balada de Atta Troll”, obra inspirada en el poema satírico de Heinrich Heine.
Todo lo anterior sucede en el segundo acto, ya para el tercero Natacha empezará a tener fuertes problemas por las profundas reformas efectuadas en el reformatorio y la despedirán del cargo, aquí aparecerá nuevamente la figura de Lalo, quien con sus hechos le demostrará a Natacha que si bien es un joven alegre, en momentos no serio y poco responsable, tiene muy claro no sólo que la ama, sino que las buenas obras que están realizando como generación deben seguir adelante, tanta es la nobleza, buena disposición y actitud de Lalo, que logra hacer que Natacha se enamore de él:
“Don Santiago. –Ese muchacho te quiere de verdad. Natacha. –Lo sé; y esa es mi angustia. Porque yo también lo amo, tío Santiago. Aquí le he conocido bien: un alma siempre abierta; el primero en la alegría, el primero en el trabajo. Un hombre. Lalo no tenía más que el gran pecado de nuestra generación: pensar que el corazón no es elegante, y tratar de esconderle siempre. ¡Y cuanta fecundidad posible, cuanta nobleza humana se nos ha ahogado a todos ahí debajo! Santiago. –Y queriéndole así, ¿le vas a dejar marchar? ”
El Teatro Ambulante dirigido por Alejandro Casona terminó en el año 1936, las estúpidas y estériles guerras siempre acaban con muchas cosas de valor, aun así, Natacha y Lalo se siguen amando y el Teatro del dramaturgo Alejandro Casona sigue triunfando y cabalgando…he aquí.
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Prosa aprisa
La cruda realidad de estar frente al toro
Arturo Reyes Isidoro
Para un veracruzano que desea que Veracruz transite por el mejor camino: el del trabajo productivo (de preferencia bien remunerado); el de la unidad dentro de la diversidad; el de la civilidad política que tenga como base el encuentro con el otro (por muy diferente u opuesto que sea), el diálogo, la negociación, el entendimiento y el acuerdo; el del respeto a los derechos humanos y la tolerancia a las más diversas expresiones del ser humano; el del apego al Estado de derecho; el que procure el bienestar social y garantice la igualdad de oportunidades; para un veracruzano como es mi caso resulta ya preocupante la postura adoptada últimamente por el gobernador Cuitláhuac García Jiménez, máxima autoridad del estado, sus declaraciones públicas, que lo comprometen, que lo exponen a la crítica mediática severa y al comentario hiriente en las redes sociales, que lo exhiben como desconocedor de muchos temas que aborda, que lo lastiman no solo como autoridad sino incluso en su persona.
Es preocupante porque como gobernador da de qué hablar de Veracruz, sobre Veracruz, acerca de Veracruz, no solo en el estado sino, desde hace ya un buen rato, en la capital del país, centro de los poderes, y en todo el territorio nacional y hasta en el extranjero. Lamentablemente da más de qué hablar negativo que positivo.
Lo digo totalmente convencido: tengo la impresión que es un buen hombre, una buena persona, que, en el fondo, en él no hay maldad, pero que, como dijera un inolvidable político y periodista, o viceversa, Ángel Leodegario “Yayo” Gutiérrez Castellanos, Dios no lo hizo para esto, ni para político ni para gobernador, aunque las circunstancias, contra las que nada se puede hacer, lo llevaron al poder y le dieron poder, para el que no estaba preparado. A viejos políticos del PRI, a gobernadores en funciones y exgobernadores una vez pasados por el cargo (Fernando López Arias, Rafael Murillo Vidal, Rafael Hernández Ochoa, Agustín Acosta Lagunes, Fernando Gutiérrez Barrios, Dante Delgado Rannauro, Patricio Chirinos Calero, Miguel Alemán Velasco y Fidel Herrera Beltrán, a los que ya alcancé a conocer y al lado de quienes trabajé siempre en el área de prensa, con la excepción de los tres primeros y de Chirinos, aunque anduve con Hernández Ochoa en su campaña); a personas como ellos les escuché decir que no había escuela para ser gobernadores.
En su experiencia aprendieron que una cosa era ver los toros desde la barrera, criticar al torero desde la primera fila del tendido o desde las gradas; que una cosa era llamar al toro desde la barrera donde ellos estaban, torear, pues, desde la barrera a salvo de cualquier riesgo, y otra estar en el ruedo frente a un toro de lidia de 500 o 600 kilos (el más grande que se ha lidiado pesaba 950 kilos, era de la ganadería Arranz y lo mató el diestro mexicano David Liceaga en la Monumental de Barcelona el 24 de julio de 1932); que era en el terreno, a la hora de la verdad, donde realmente se empezaba a aprender ese arte del que decía aquel inolvidable cronista Pepe Alameda, que el toreo no es graciosa huida (cuando la bestia embiste al torero, lo revuelca y al diestro no le queda otra que salir huyendo para protegerse) sino apasionada entrega. Todos, pues, aprendieron a gobernar ya en el poder, porque ahí enfrentaron la realidad, a veces muy cruda. Ahí aprendieron a usar el capote para salir avante, sanos y salvo, a dar capotazos naturales, chicuelinas, verónicas, gaoneras, derechazos, pases de pecho, trincherazos… pero también recibieron revolcones, magulladuras, heridas que los llevaron a veces a la enfermería de la plaza o hasta al hospital, cómo no, pero aprendieron.
Hoy, el señor gobernador está ya en su cuarto año en el terreno, en medio de la Monumental Plaza Veracruz, pero casi todos los toros a los que se ha enfrentado, los que le han soltado, lo han embestido, lo han revolcado. Pareciera que no es lo suyo, que no se le da, pero tiene el compromiso de terminar de pie, sano y salvo, porque el dueño de la ganadería del Palacio Nacional lo ha venido presumiendo como un diestro a la altura de Manolete y hasta tiene todo listo para que lo saquen en hombros cuando termine. Entonces, algo hay que hacer. Tienen que ayudarlo, que entrar las cuadrillas de rescate en su auxilio.
Ayer, el gobernador García Jiménez volvió al tema del ultraje a la autoridad, sobre lo que ya no debe decir una sola palabra, porque además la pelota ya no está en su cancha, sino en la de Juan Javier Gómez Cazarín, del Congreso local. Pero no obstante que el toro le ha dado ya varias maromas en el aire, mediáticas y en las redes sociales, insiste. Puede terminar muy golpeado, lastimado, si no entra nadie de su cuadrilla a ayudarlo.
¿Dónde está –me pregunto, pregunto– la fiscal general del Estado Verónica Hernández Giadáns, corresponsable, culpable en gran medida, o en toda, del problema en el que está metido su jefe el gobernador, en el que pareciera que él se ha estancado o incluso caído en arenas movedizas? Ella es quien debe dar la cara, salir a dar la cara y responder a las preguntas que con sus respuestas comprometen al gobernador y sobre las que ella se supone que sí sabe qué responder con conocimiento. ¿Dónde está el secretario de Gobierno Eric Patrocinio Cisneros Burgos, a quien una buena parte de colaboradores de Cuitláhuac culpa, atribuyen la autoría intelectual del problema y de casi todos sus problemas? Lo han dejado solo y ninguno de los dos sale a meter la mano por él. Para más, solo Gómez Cazarín está tirando golpes para defenderlo, pero tienen poca consistencia.
Con algo más grave, a mi juicio. La fiscal actúa con deslealtad, porque se supone que ella sí sabe, pero no le explica ni le dice la verdad al gobernador. Volvió a declarar él ayer que si se deroga el delito de ultrajes a la autoridad saldrán libres 40 jefes de plaza y ahora le agregó 535 lugartenientes, malandros de alta peligrosidad objetivos prioritarios del grupo de coordinación que se reúne de manera diaria para analizar la incidencia delictiva en el estado, pues se supone que es una mesa de inteligencia. ¿No le ha explicado ella que si los detenidos(575) fueron puestos a disposición de una fiscalía local, el fiscal que conoció del caso respectivo debió dar vista, dentro del término de las 48 horas que prevé el artículo 16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, al ministerio público federal, al percatarse que los detenidos también cometieron ilícitos del orden federal tales como delincuencia organizada, portación de armas de fuego de uso exclusivo del ejército, la armada y fuerza aérea, y por delitos contra la salud? ¿No le ha dicho que desde que fueron detenidos, sus ficales debieron haber dado vista a los federales, avisarles que también quedaban a su disposición para que de manera conjunta los dos fueros conocieran de los casos en sus respectivos ámbitos de competencia? El columnista indagó ayer y fuentes de la FGR dijeron que ellos no saben nada. ¿Ya lo puso al tanto de que al no haberlo hecho, ella y sus fiscales pudieron haber incurrido en delitos que prevé el Código Penal federal, como dar ventaja a una persona, lo que encuadra en el delito contra la administración de justicia cometido por servidores públicos, que prevé el artículo 225 del código referido? O sea, si los 575 presuntos delincuentes quedan en libertad no será por culpa de los líderes del Movimiento por la Justicia sino de la Fiscalía General del Estado, ¿o no?
Con otra más del góber. Se lanzó contra los abogados, barrió parejo. Los acusó de hacer “un gran negocio” por ofrecer sus servicios a los encarcelados, de no tener ética, cuando la defensa legal de todo detenido se encuentra dentro de las garantías constitucionales en el derecho procesal penal; está, pues, dentro de la naturaleza del trabajo de los abogados, que no están impedidos para defender a cualquier persona que requiera sus servicios invocando el principio de buena defensa.
Finalmente, el gobernador nos representa a todos, nos guste o no. Hay que ayudarlo, porque de por medio está Veracruz, que es, finalmente, el gran perdedor. Claro, si se deja.
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