TIJUANA, B.C.- Nunca mejor que estas fechas, que la tradición consagra a una de las mayores expresiones de religiosidad popular, cifrada en la representación del viacrucis y crucifixión de Jesús de Nazaret, para recorrer una exposición de arte sacro.
Al respecto, el Centro Cultural Tijuana, institución de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, presenta "Alegorías de la fe. Arte sacro de los siglos XVI al XX de la Colección Ayala-Muñiz", la cual puede ser visitada en un micrositio alojado en el portal de la institución: www.cecut.gob.mx.
Físicamente, la colección se encuentra montada en la Sala 1 de El Cubo, y será una de las primeras exposiciones que podrán admirarse en forma presencial una vez que el Cecut reanude actividades en sus instalaciones. Entre tanto, el micrositio permite conocer el contenido de la exposición acompañado de abundante información de contexto.
Dividida en cuatro secciones temáticas: Introducción, Evangelización, Arte Sacro en México y Alegorías de las virtudes, la exposición agrupa casi medio centenar de obras, 40 pinturas y 9 esculturas, procedentes tanto de la citada colección, como del acervo permanente del Centro Cultural Tijuana y, en particular, del Museo de las Californias, que cedió temporalmente varias piezas para esta muestra.
Las obras de arte religioso que el público podrá admirar en este micrositio están inspiradas en temas asociados a las manifestaciones de la fe que a lo largo de la historia han sido motivo, como se sabe, de una vasta producción pictórica, escultórica, gráfica y de otro tipo en el mundo entero.
En el caso de México, y en general de la multitud de pueblos de lo que se denominó en su momento el Nuevo Mundo, es un hecho conocido que el arte sacro estuvo al servicio de la evangelización de los pobladores recién conquistados, que al mismo tiempo que se convirtieron en vasallos del rey de España pasaron a ser los "nuevos cristianos", o al menos eso se pretendía.
"Alegorías de la fe. Arte sacro de los siglos XVI al XX de la Colección Ayala-Muñiz" reúne una valiosa muestra de arte religioso producido en la Nueva España y en el primer siglo del México independiente, aunque de hecho esta muestra de arte sacro se extiende al siglo XX, pues la pieza más reciente que incluye está datada en 1907, mientras que las más antiguas son dos del siglo XVI, si bien la mayoría corresponde a los siglos XVIII y XIX.
En la historia universal de las religiones, el uso de imágenes ha jugado un papel fundamental como vehículo de enseñanza y propagación de la fe. En México, tras la Conquista de hace cinco siglos, las imágenes religiosas sirvieron como instrumento pedagógico para la evangelización de los pueblos del Nuevo Mundo.
De allí que uno de los propósitos centrales de este muestrario de arte sacro sea "entender la potencialidad de la pintura como herramienta pedagógica, específicamente las virtudes que la educación eclesiástica impuso en el pueblo mexicano", según explica uno de los textos curatoriales.
"En la historia del arte", añade, "las pinturas con motivos religiosos –conocidas como arte sacro por rendir culto a la divinidad– han sido uno de los principales medios para lograr el adoctrinamiento de las y los fieles, la difusión y la conversión de las y de los no creyentes".
Por su naturaleza, esta colección de arte sacro abarca imágenes pictóricas de personajes y episodios bíblicos centrados en la vida de Jesús y su madre, retratada ella con nardos blancos, símbolo de pureza, tanto en la Anunciación, como en las diversas representaciones de la Inmaculada y la Purísima, que comprende la exposición.
Hay en la exposición un conjunto de pinturas que se distingue de las demás por el uso de cierto simbolismo que incluye, por ejemplo, la presencia de dagas o puñales para simbolizar el dolor sufrido por los distintos personajes retratados y que no son sino encarnaciones del dolor de María al atestiguar el suplico de su hijo, llamadas por eso las "Dolorosas".
Se denominan así, porque se trata de representaciones del dolor sufrido por María en las distintas estaciones del calvario al que fue sometido su hijo, antes de culminar en el paroxismo de la crucifixión, y para cada una de esas fases de aflicción hay, digamos, una "Dolorosa" que lo representa, como Mater Dolorosa, la Señora de los Dolores, la Señora de la Soledad o La Piedad, cuando María ya no tiene ningún otro sentimiento más que ése, luego de que su hijo ha sido sacrificado.
Visite "Alegorías de la fe. Arte sacro de los siglos XVI al XX de la Colección Ayala-Muñiz" en estos días en que el drama que reflejan muchas de sus piezas se actualiza. Disponible en el micrositio: http://cecut.gob.mx/exposiciones/micros/arte-sacro/
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