Orfis y Legislatura, la complicidad en el saqueo
Alcaldes inconformes, la diferencia en los discursos
Este jueves, Veracruz amaneció convertido en la capital nacional del
caos: los alcaldes de PAN y PRD continúan la toma de Palacio de
Gobierno; las calles de la capital del estado, bloqueadas, al igual que
12 carreteras, así como algunas oficinas públicas.
Las instalaciones de las secretarías de Educación y Finanzas y
Planeación fueron también objeto de bloqueos. Por si fuera poco, desde
el pasado miércoles, la sede de la Secretaría de Protección Civil fue
cerrada por el propietario del inmueble, debido al incumplimiento en el
pago de once meses de renta.
Convertido en una fosa séptica es como termina el gobierno que inició
Javier Duarte, hoy prófugo de la justicia, en 2010.
Las manifestaciones de protesta no son gratuitas; a la actual
administración estatal le queda menos de un mes y a partir del primero
de diciembre, el nuevo ejecutivo tendrá el compromiso de resolver los
problemas heredados por un gobierno tan ineficiente como corrupto.
A la deuda bursátil y a los compromisos con la banca, se suman los
pasivos que enfrenta el gobierno del estado con la Universidad
Veracruzana; con los empleados, burócratas y maestros, con los
proveedores, constructores y contratistas; y con los ayuntamientos.
Desde hace un par de años, en el Altiplano circulaba la versión de que
el gobierno de Javier Duarte se había convertido en un barril sin fondo,
donde los recursos desaparecían y no llegaban a los destinatarios para
los que eran etiquetados. Sin embargo, ni la Federación, ni las
instancias estatales de Contraloría y Fiscalización actuaron a tiempo.
En el ámbito federal, la única instancia que levantó la voz para
denunciar los desvíos y las irregularidades en el manejo de los recursos
fue la Auditoría Superior de la Federación, que convirtió las
observaciones a las cuentas del gobierno de Veracruz en denuncias
penales.
En el ámbito estatal, el Órgano de Fiscalización Superior, tuvo una
actuación débil, tibia y hasta pusilánime.
Precisamente por esa actuación, el diputado Ricardo Ahued Bardahuil
subió a la tribuna del Congreso del Estado para exhibir la vergüenza en
que se convirtió el trabajo del ORFIS, dependencia que –dijo– debe
desaparecer.
En medio del saqueo y de la corrupción que imperó en la administración
de Javier Duarte, otra instancia cuyo trabajo se convirtió en ejemplo de
complicidad fue la Legislatura del Estado, cuya mayoría priista aprobó,
sin chistar, toda iniciativa que saliera del Ejecutivo.
La Legislatura veracruzana es una de las más costosas del país; en los
últimos dos sexenios, el Congreso local ha gastado más de 5 mil 500
millones de pesos, que de ninguna manera se justifican, dada la pobre
actuación de los diputados locales.
La Legislatura saliente avaló no sólo las cuentas públicas de Duarte,
sino que también autorizó, por ejemplo, el endeudamiento y hasta la
sesión a particulares de los bienes públicos de los veracruzanos.
Lo único positivo de dicho escenario, es que este viernes será el último
día de la sexagésima tercera Legislatura del Estado, cuya mayoría
priista dará paso ahora a un verdadero y sano equilibrio de fuerzas.
Alcaldes inconformes, la diferencia en los discursos
Mientras por la mañana del miércoles, el secretario de Hacienda, José
Antonio Meade, decía en televisión que, por Ley, la SHCP no puede
rescatar Veracruz –aunque sí dijo que tiene facultades para entregar
participaciones federales a los municipios–, a media tarde, el
gobernador electo, Miguel Ángel Yunes, difundía su foto con el
Presidente Peña Nieto.
Mientras por un lado el alcalde de Boca del Río, Miguel Ángel Yunes
Márquez, se sumaba a la toma de palacio de gobierno, por otro, el
alcalde de Xalapa, Américo Zúñiga Martínez, se reunía con más de 80
munícipes –la mayoría del PRI– y lanzaba un mensaje de negociación, con
propuestas avaladas por el senador José Francisco Yunes Zorrilla,
pidiendo a la SHCP que haga valer el artículo sexto de la Ley de
Coordinación Fiscal que prevé que en caso de que el Estado incumpla con
el pago de las participaciones, la Federación podría depositarlas de
manera directa y después descontarlas al propio Estado.
Los alcaldes de PAN y PRD que mantienen su movimiento en Palacio de
Gobierno, gestionan y exigen "lo que les pertenece"; en tanto, Américo
Zúñiga, el grupo de alcaldes y senadores, proponen una ruta que tuvo
respuesta de la SHCP, dependencia que señaló que eso es posible y que se
valorará.
Una más, de este mismo jueves:
Un alcalde, el de Boca del Río, sale a Enríquez a sumarse a un bloqueo y
transmite en vive en Facebook, mostrando su indignación, real, válida,
correcta, de lo que sucede en Veracruz; otro alcalde, el de la capital
del estado, inaugura una obra en la colonia Portón Colorado, enviando el
mensaje de que "en Xalapa el dinero público se utiliza para lo que es,
para obras que mejoran la calidad de vida de los xalapeños". En términos
de protestas, esas son algunas de las diferencias entre los dos grupos
que se han manifestado, el de los alcaldes de PAN y PRD, y el de los
priistas que encabeza Zúñiga Martínez, con el apoyo del senador Pepe
Yunes. @luisromero85