Articulista Invitado
Las Defensas Rurales
Héctor Yunes Landa
Muchas regiones de Veracruz y de otras latitudes del país viven hoy situaciones de violencia inéditas. Cada vez más, los ciudadanos se sienten inseguros, lo mismo en las ciudades que en las zonas rurales. Es un fenómeno que debemos entender y enfrentar, pero que de ninguna manera se puede convertir en parte de nuestra vida cotidiana. La violencia no está en nuestra naturaleza.
Esto lógicamente tiene un gran impacto en el desarrollo de nuestras actividades económicas. Los ciudadanos requieren de condiciones de seguridad para realizar su trabajo, para asistir a las escuelas, para atender sus negocios y desarrollar el comercio, para realizar actividades que hagan producir el campo y, en general, para disfrutar de un entorno social de tranquilidad para sus familias.
En el caso particular de las zonas rurales, es muy importante que estas condiciones de seguridad se cumplan. Y lo es, porque ahí se encuentra la fuerza de nuestro sector primario. Del campo nos alimentamos y obtenemos una gran riqueza. No importa si vivimos en ciudades grandes o pequeñas, o en cualquier comunidad, dependemos directamente del campo para subsistir.
La seguridad es una obligación del Estado a la que todos tenemos derecho. Y en ese sentido, es que debemos buscar alternativas de organización institucional y participación social que nos permita mitigar los efectos de la violencia y la delincuencia.
Por eso es muy importante que las acciones que se emprendan en contra de ambas, se hagan dentro de la ley. No podemos, bajo ningún argumento, violentar nuestro marco jurídico porque entonces corremos el riesgo de convertirnos precisamente en lo que buscamos combatir.
En este propósito se reconoce la existencia de los cuerpos de defensa rurales en muchos de los estados del país. Por supuesto que el Estado y el gobierno federal no pretenden combatir la violencia con más violencia, sino por el contrario, organizar a los ciudadanos para que contribuyan a este esfuerzo por la paz social y el orden público.
Según su reglamento –en el que se establece con claridad sus obligaciones, derechos y responsabilidades-, los Cuerpos de Defensa Rurales (CDR) son unidades constituidas por ejidatarios organizados, equipados y adiestrados, para que cumplan con eficacia en tareas muy específicas que tiene que ver con la conservación del orden y seguridad pública en el campo, el cuidado de la riqueza nacional y en las operaciones de auxilio en casos de desastre o emergencias.
La naturaleza de estos cuerpos de seguridad no admiten confusión. Están organizados en unidades armadas, equipadas y adiestradas, con instrucción de la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) integradas con personal voluntario de ejidatarios mexicanos por nacimiento y que no adquieran otra nacionalidad. Son considerados como un apoyo de carácter extraordinario a nuestras fuerzas armadas.
Dentro de las obligaciones de las Defensas Rurales, destacan las de vigilar las regiones y su entorno, lo que desde luego contribuye a mejorar las condiciones de seguridad.
Su propósito es contribuir a la solución de los problemas, por ello, la ley es muy clara respecto a sus facultades, por lo que, por ejemplo, no pueden realizar labor de policías, no obstante en caso de flagrantes delitos pueden aprehender a los delincuentes y ponerlos a disposición de las autoridades; tampoco tienen la atribución de hacer cateos, ni de ingresar a domicilios de personas sin su consentimiento. Tampoco pueden operar fuera del ejido al que pertenecen, circunscribiendo su actuar en pro de la seguridad a la población donde se encuentren establecidos.
La integración de estos cuerpos de defensa rurales ha servido como solución en muchas regiones del país, gracias a que quienes las integran son personas honorables y reconocidas dentro de su propia comunidad, que se conducen con la responsabilidad que se requiere, conscientes de que el personal de ejidatarios que integran dichos cuerpos, quedará sujeto al fuero de guerra, cuando se encuentre desempeñando actos del servicio que le sean encomendados.
Como un estímulo a la labor desempeñada por los miembros de las defensas rurales, el Ejército Mexicano otorga reconocimientos y condecoraciones a aquellos que realicen actos de valor y mérito extraordinarios.
Ante la situación que prevalece en muchas regiones rurales de Veracruz, la integración de esta figura de defensa es una opción viable y necesaria, que complementa los esfuerzos que realiza el gobierno federal a través de sus fuerzas armadas. En Veracruz no queremos más violencia, y los cuerpos de defensa rurales podrían ayudarnos a alcanzar este propósito.
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