Prosa aprisa
PAN-PRD se consolida; Morena avanza
Arturo Reyes Isidoro
www.referente.com.mx
Cuando cierro esta columna ya es la medianoche entre el domingo y el lunes.
Esperé a que avanzara el conteo preliminar de los resultados de la elección para tener una idea más precisa sobre la tendencia ganadora de partidos y candidatos.
No se puede ser contundente y dar por definitivo cualquier resultado hasta que éste no lo oficialice el OPLE.
Pero con base en lo que se tenía hilo estos comentarios. Lo que aquí digo tiene el riesgo de modificarse, pero, insisto, me atengo a lo que se llevaba contado.
De seguir la tendencia como va, el gran perdedor es el PRI, como ya se esperaba, y el gran ganador, la alianza PAN-PRD. Morena consolida su avance, pues si bien no ganó muchas alcaldías, sí algunas de los municipios más grandes.
En la elección electoral municipal de 2013, cuando el PRI todavía traía la inercia ganadora de Fidel Herrera Beltrán, el tricolor, que fue en alianza con el PVEM y el Panal, alcanzó 1,242,263 votos. Atrás se ubicó el PAN con 783,177 sufragios, y en tercer sitio quedó el PRD con 237,543 papeletas a su favor. Entonces no existía Morena como partido.
Tres años después, el año pasado, la cosa cambió. La alianza PAN-PRD ganó la gubernatura con 1,055,544 votos contra 929,485 de la alianza PRI-PVEM-Panal-AVE-PFCRN, y en tercer lugar apareció ya Morena con 809,954 sufragios.
Como lo significó ayer el diario Reforma en su “tablero VERACRUZANO”, una amplia y completa gráfica sobre los comportamientos electorales en 2013 y 2016, el año pasado Morena fue el partido más votado en 7 de los 11 municipios con más de 90 mil electores.
Entonces la alianza PAN-PRD ganó en sólo tres grandes ciudades: Veracruz (422,324 votos), Boca del Río (121,539) y Papantla (113,729); el PRI, en sólo una: San Andrés Tuxtla (109,818); Morena, en las siguientes: Xalapa (343,676), Coatzacoalcos (229,455), Córdoba (145,646), Poza Rica (143,189), Minatitlán (121,623), Tuxpan (99,091) y Orizaba (95,389).
No se puede ni se debe desestimar que el año pasado todavía gobernaba el PRI en el Estado y siempre da ventaja tener el control político desde la altura del poder.
Eso pudo influir para el mayor número de alcaldías que obtiene ahora la alianza PAN-PRD (104), además de que ganaba en Veracruz, Boca del Río y Papantla, las mismas donde triunfó el año pasado, más Córdoba, aunque la votación iba muy cerrada con Morena, y San Andrés Tuxtla.
Morena iba arriba en Xalapa, Coatzacoalcos, Poza Rica, Minatitlán y Tuxpan, y el PRI sólo ganaba en Orizaba, de entre las grandes, de las más chicas.
El gran perdedor es el PRI. Ganaba únicamente en 5 municipios y sólo porque iba en alianza con el Partido Verde ganaba en 41 más, pero muchos no eran candidatos suyos, sino del PVEM.
La gran revelación era el Partido Nueva Alianza (Panal) que triunfaba en 17, ubicándose incluso igual que Morena con 17, mientras que Movimiento Ciudadano ganaba en 8, para ubicarse en el quinto lugar.
A reserva de las cifras finales, se esboza ya un posible escenario para la renovación de la gubernatura dentro de un año: la alianza PAN-PRD llegará fortalecida, con Morena atrás por el gran número de votantes que tiene en las grandes ciudades.
Al momento del corte la alianza PAN-PRD sumaba 757,243 mil votos contra 425,590 de Morena, que si busca una alianza podría sumar los 171,345 que llevaba Movimiento Ciudadano más los 113,223 que obtenía el PT, o sea, casi llegarían parejos.
En el PRI, si se confirma la tendencia, su actual dirigente, Renato Alarcón Guevara, debería presentar este mismo lunes su renuncia y dejar que empiece la reconstrucción de lo que queda del otrora partidazo, que deberá empezar no de sus escombros, sino de sus cenizas. Si no lo hace y si pierden más tiempo no serán competitivos y no tendrán nada que hacer el próximo año.
Un gran detalle es que cuando llevaban ya la mayoría de las actas contadas (73.8330%), Morena obtenía la mayor votación en un municipio: en el de Xalapa, donde alcanzaba 48,580 sufragios, mientras que en Coatzacoalcos sumaban 39,144.
La alianza PAN-PRD llevaba en el puerto de Veracruz 40,795 votos y en Boca del Río 36,697.
Y el dinosaurio sigue allí, ahora azul
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Este cuento, “El dinosaurio”, considerado el más corto del mundo, de Augusto Monterroso, se vino aplicando desde su publicación en 1959 al PRI.
Lauro Zavala, comunicólogo y crítico literario hizo “anotaciones” a dicho texto y presentó notas para cada una de las siete palabras que lo componen.
Afirma que por la palabra “dinosaurio”, el texto pertenece también a la crónica periodística.
Ello debido a que en México, donde el relato fue concebido y escrito originalmente en su totalidad, “el término se refiere a un político perteneciente al antiguo régimen, es decir, cínicamente corrupto y caracterizado por el tráfico de influencias”.
Eso lo dice Zavala, aclarando que sus notas son estrictamente literarias.
Por extensión, el término “dinosaurio” se aplica en México a todo lo que significó el partido tricolor en su mejor (o peor) momento, cuando ejercía un poder omnipotente y omnipresente, con los peores vicios y las peores prácticas políticas que hemos conocido en el México posrevolucionario.
También originalmente, cuando se hablaba de antiguo régimen automáticamente se refería al del PRI.
El cuento no sólo tiene actualidad y su contenido, en el caso de nuestro país, creo, tiene la misma connotación aunque ahora en un nuevo escenario y con nuevas actores politicos; nuevos relativamente.
En el caso concreto de Veracruz, el PRI se presentó al actual proceso electoral, que tuvo su punto culminante ayer con la jornada comicial, bastante descalabrado luego de que hace un año perdió la gubernatura.
Ya no fue el partido tricolor la estrella del espectáculo sino que su papel se redujo a un actor segundón, sólo de reparto.
El pandero lo tiene ahora el PAN, que ocupa el Palacio de Gobierno y ejerce el control político, con un gobernante surgido de aquel dinosaurio tricolor, que lleva su ADN y por sus venas corre sangre verde, blanca y roja.
Un mes, el de las campañas, bastó para confirmar que el dinosaurio, como en el cuento de Monterroso, sigue allí, intacto, vivito y coleando.
Lo encontramos en toda la violencia que se presentó durante las campañas (hubo muertos y heridos) y en la jornada de ayer con la compra de votos, el acarreo de votanes, las amenazas, las agresiones para intimidar, con todo lo peor de que siempre se acusó al PRI cuando tenía el poder.
Hace un año, cuando el PAN ganó la gubernatura, creo que todos pensamos que venía una nueva etapa en la vida democrática de Veracruz; que habría cambios verdaderos, que esto se adecentaría un poco y que muchas viejas y malas prácticas pasarían a la historia.
Vamos de decepción en decepción. Ayer tuvimos una más. Ahora ya no es el PRI el que las practica, ahora es el PAN, el del gobierno del “cambio”, que nos vendió el cuento de que todo sería diferente.
No fue el único partido que dejó mucho que desear, ciertamente, pero fue el que usó y abusó de su poder para reproducir la peores artes de la política electoral que le conocimos a los tricolores.
El dinosaurio sigue allí, aunque ahora ha cambiado de color, camaleónico también, pues de tricolor pasó a ser azul, y no se puede negar que no lo hizo nada mal.
Ya mostró las fauces y las garras con las que atacará en 2018. El pueblo, sólo el pueblo unido podrá pararlo. Si no lo hace, tendremos dinosaurio azul para rato.