Ruta Cultural
LOS QUE SE FUERON, PERO SUS LETRAS PERMANECEN CON NOSOTROS. (IV)
“David Huerta Bravo (1949-2022.)”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Cuando leemos un poema, luego luego se siente la delicadeza del autor en la forma de expresar, transmitir, sentir, pensar. La forma en que cada lector interprete, sienta y analice el poema, es tan subjetiva como la del propio creador. Este ejercicio de absoluta libertad interpretativa-subjetiva lo realizaremos en el presente artículo con dos poemas de David Huerta; el primero titulado: “Maquinarias” ubicado dentro del libro de poemas: “Historias” publicado en 1990, y el segundo poema es: “Antes de escribir un texto confesional”, el cual se encuentra en el libro: “Lápices de antes” de 1994.
David Huerta es un poeta profundo, exigente, hay poemas que requieren lectura lenta, varias relecturas, y al final, te quedarás con lo que tu pienses y sientas del texto. Por supuesto que las reflexiones del lector estarán influidas por las circunstancias que vive, porque la poseía es como la vida misma, producto de todo lo que nos rodea. Me permitiré transcribir solo la parte I del poema: “Maquinarias”:
“Para qué sirve todo eso te digo tu fiebre tu sollozo
Para qué sirve gritar o darle cabezazos a la niebla
Por qué romperse en las ramas rasguñar esos níqueles
Con qué objeto salarse mancharse darse dolor o darse ira
Te digo que uno no sabe a veces cómo salir de esta campana
Te repito que anda uno por las calles ahogándose
Y por todos lados nos preguntan el precio la obligación
Ya no nos dejan dormir tranquilos soñar tranquilos murmurar
Estamos solos amor no sabemos nada sabemos nada nada
Solamente puedo ver esos chispazos al fondo de tus ojos
Puedo sentir tu saliva en los deslizamientos nocturnos
Toco las sábanas que cubren tus hombros perfectos y me callo
Suenan maquinarias profundas en medio del azul formidable
Se rasgan las orillas dicen que estamos enfermos que somos tontos
Sé que ves en mi boca los dulces envenenamientos del beso
Comprendo cuánto vas olvidándome cuánto te voy perdiendo
Para qué sirven digo mi fiebre o mis lágrimas bajas
Pinches basureras palabras Y una vez más por qué enojarse
No hay motivo nada pasa nada sucede El alto cielo mexicano
Está llenándose Así el silencio va cubriendo el amor.”
Acaso el poema es una invitación a la nada, a un pesimismo que nos lleve a un callejón sin salida, o que la única salida sea la renuncia o el suicidio por desinterés. NO. Es una invitación a tratar de no desgastarnos por nada: “Para qué sirve gritar o darle cabezazos a la niebla.” Porque esta actitud es la más sensata, ya que nos evitará perder mucho tiempo... ¡el valor de tiempo!, ¿cómo lo utilizo? “Puedo sentir tu saliva en los deslizamientos nocturnos.” Por supuesto que no podremos evitar murmuren, hablen, opinen, empero, ¡qué más da! Al final, todo, todo, no será más que: “Pinches basureras palabras Y una vez más por qué enojarse.” ¡Por qué atormentarse!, verdad es que parte de la condición humana incluye sufrir, aunque no se quiera será inevitable, aun así, solo es una parte, y nuestra obligación es rebelarnos, manifestarnos, no callarnos, utilizar nuestra voluntad, ¡la voluntad! ¡qué belleza! No faltará el que nos enfrente y afirme que la voluntad está limitada, que hay un destino. ¡Qué maldito! No te detengas, tu voluntad incluye oponerte e intentar resistir como Edipo. Que de pronto se cumplió ese destino; ¡qué importa!, ¡qué más da! Tu cumpliste contigo mismo. Y así, cuando al final escribas tu texto confesional te acordarás de este poema:
“Antes de escribir un texto confesional”:
“Invéntalo todo, hazte el héroe,
haz el ridículo con plenitud, bebe en Cuernavaca,
escribe sin Sabines, sin esas voces de Apocalipsis,
sin Lowell, sin Cantar de los Cantares
y sobre todo sin exagerar, si de veras
vas a inventar tu vida en estos versos
y a contarla como quien cuenta la muerte
“adorable” de Pasolini que él ya no pudo contar
-pues de la confesión (o como se llame en estos versos)
tendrá que salir el fuego puro
de las palabras que te pertenecen
o de las palabras que te olvidarán...”
Estas son las palabras que hoy me pertenecen. Se las comparto. Los poemas son las palabras que le pertenecen a David Huerta, palabras que no son: “pinches basureras palabras”, porque gracias a ellas hoy lo recordamos, no lo olvidamos.
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