Ruta Cultural
El Amor en la obra de Benito Pérez Galdós (I)
“Fortunata y Jacinta: primera parte”
Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.
Febrero, mes del amor y la amistad, mes que será dedicado a una de las obras cumbres de la literatura universal titulada: “Fortunata y Jacinta”, del prolífico escritor español Benito Pérez Galdós. La novela es considerada la mejor obra de Galdós, y al mero estilo de las novelas decimonónicas estamos ante una obra muy voluminosa, pero créanme que magistral. La amplia historia tiene de todo; amor, amistad, costumbres, política, en general, la idiosincrasia de la sociedad española en sus diversos ámbitos en la segunda mitad del siglo XIX. El libro fue publicado en 1887, se integra de cuatro partes e ingresamos a la historia narrando lo fundamental de la primera.
Los personajes centrales de la historia son: Juan Santa Cruz, Fortunata y Jacinta. A partir de estos personajes contaré los sucesos. Juan es el único hijo de Baldomero y Bárbara, esto implica que es un muchacho consentido, bien educado, apuesto y muy galán con las damas, además, sus padres son personas de dinero, con apellidos de abolengo…Galdós explica detalladamente el origen de cada familia, como fueron relacionándose, emparentándose, como adquirieron sus fortunas. En cuanto a Jacinta, esta bella joven es hija de Gumersindo e Isabel Cordero, puntualizando que Gumersindo es hermano de Bárbara, la mamá de Juan, es decir, Juan y Jacinta son esposos y a la vez primos hermanos, situación que en aquellos años era bien vista en las relaciones matrimoniales, de hecho, el matrimonio de estos jóvenes fue cerebralmente planeado por Bárbara e Isabel, madres de Juan y Jacinta.
Juan y Jacinta se casaron en 1871, precisando que, si bien fue un matrimonio planeado y sugerido, los jóvenes no lo vieron mal; se conocían desde niños, se tenían cariño y al momento de escuchar la propuesta de sus padres, ambos lo pensaron y aceptaron con gusto. La boda se llevó a cabo, los nuevos esposos se fueron de luna de miel recorriendo varios pueblos españoles. Aquí Galdós realiza un minucioso recorrido por Valencia, Zaragoza, Sevilla, y todo aparentaba ser pura felicidad, no obstante, arriba afirmamos que Juan es un joven atractivo y antes de matrimoniarse fue todo un don Juan. Esta conocida faceta de Juan no le era totalmente desconocida a Jacinta. En el viaje de luna de miel ella poco a poco fue interrogando a su esposo, en algún momento él le contestó dándole evasivas, en otro le dijo que era su vida pasada y que ahora su presente era ella, que la amaba y estaba feliz de haberse casado, empero, Jacinta fiel al estilo de la mujer celosa y quisquillosa, insistió y cuando los enamorados esposos se encontraban en Sevilla, Juan prendió una buena borrachera y ya con las copas encima empezó a contarle a su esposa los amoríos de su vida pasada, relegando el tema a un solo amorío, y aquí surgió un nombre en particular, el nombre de una mujer bella, de orígenes muy humilde, mas imponentemente bella y atractiva llamada Fortunata.
El lector sabe de Fortunata antes que de Jacinta, solo que con ese estilo de narrar tan particular que tiene Galdós donde va desarrollando a los personajes poco a poco, sabemos a plenitud de la relación que tuvo Juan con Fortunata hasta que éste ya está casado con Jacinta. Juan conoció a Fortunata en un ambiente modestísimo, el autor claramente nos presenta a dos clases sociales muy definidas, la pequeña clase burguesa que tiene todo, y la gran cantidad de pobres que viven al día. Fortunata es una mujer que no tiene madre, vive en plena pobreza. Juan cuando lo vio en ese edificio sencillo donde vivía quedó deslumbrado, la enamoró y ella accedió, en toda esta primera parte no sabemos meticulosamente cómo fue el galanteo, la pasión vivida, lo único que Juan le confiesa borracho a su mujer es que él actuó como un verdadero canalla abandonándola, todo indica que posiblemente embarazada, aceptando que al final intentó socorrerla, pero ella desapareció para siempre y nunca más se supo de su paradero.
Los esposos regresaron de su bella luna de miel y vivían felices en una enorme y cómoda casona. Todo sucede en Madrid, nos encontramos entre los años 1873-74. España atravesaba momentos de crisis política, el Rey Amadeo I renunció y los españoles vivieron su primera experiencia republicana, etapa que resultó muy efímera, porque en 1874 se dio la conocida restauración borbónica y bajo el mando de los reyes borbónicos vivirán hasta 1931 cuando cae Alfonso XIII y se instaura la segunda República. Todo este ambiente de cambios políticos, caos, levantamientos, son vividos por los protagonistas. Regresando a la agradable y tranquila vida de Juan y Jacinta, casi todo parecía perfecto, el único detalle era que la joven pareja no había podido tener hijos. Un día Jacinta por la plática de uno de los pobres al que ella ayudaba con comida y ropa se enteró que existía un niño que era hijo de Juan y Fortunata, este niño fue abandonado por su madre. Jacinta quedó impresionada, sentía coraje, celos, humillación, conforme fueron pasando los días y ya estando más tranquila, decidió ir a conocer al niño llamado Juanito.
El niño vivía con su tío José Izquierdo, el ambiente en que ha ido creciendo es de plena pobreza y suciedad. Jacinta decidió no decirle de inicio nada a su esposo del descubrimiento. Le llevaba ropa al niño, el pitusito como lo apodaban tenía tres años de edad, y al final, Jacinta le dijo al tío de pitusito que quería llevarse al niño a su casa, que, o se lo daba por las buenas o le pediría a su esposo lo reclamara en juicio, después de ciertas negociaciones el tío accedió y a pitusito lo sacaron de la miseria para llevarlo a vivir en plena riqueza.
Jacinta decidió llevar al niño a casa de una de sus hermanas en lo que preparaba el terreno para ingresarlo a la suya. Primero habló con su suegra Bárbara. Esta más que ilusionarse por la existencia de un nieto, le dijo a su nuera que era un tema muy delicado, aun así, acordaron que ella controlaría a su esposo Baldomero y Jacinta debía convencer a Juan. Toda esta parte de la historia sucede entre el 24 y 25 de diciembre, ya se imaginarán los regalos para pitusito, y el cambio de vida que representaba para el niño llegar a vivir con su supuesta nueva familia. Pasada la navidad Juan se enteró de los planes de su esposa, le dijo que la habían engañado, que era verdad que Fortunata había quedado embarazada de él, pero que el niño nacido murió y que él mismo cubrió los gastos para el sepelio. Le confesó a su mujer que esto sucedió cuando ellos tenían un año de casados, y que no le quiso platicar todo esto porque ella lo iba a tomar a mal, pero que esa era la prueba fundamental de que pitusito no era su hijo y que ya nada lo ligaba con Fortunata.
Jacinta se puso muy triste al escuchar las pruebas que parecen irrefutables de Juan. Ella ya se había encariñado con pitusito. ¿Qué pasará con el pobre niño? Lo sabremos en la continuación de la segunda parte. Por ahora concluyo esta primera parte contándoles que la abandonada y olvidada Fortunata ha reaparecido, dicen los que la vieron que, si antes era bella, ahora la han visto imponentemente bella, arreglada y con gran porte.
Juan la anda busque y busque, va a las cantinas, a los prostíbulos, a las casas más humildes y no logra encontrarla, hay instantes donde se pregunta para qué las busca si ya la tuvo, para qué la busca si él vive feliz con Jacinta, se responde que, por pura curiosidad…esta voluminosa primera parte de la novela se terminó de escribir en Madrid, España el 8 de enero de 1886. Esta primera parte del artículo novelado se terminó de escribir en Xalapa, Veracruz, México el 1 de febrero de 2023…La historia continua.
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