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Emilio Rabasa entre la Constitución y la Literatura (I). Por Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez.

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Ruta Cultural

Emilio Rabasa, entre la Constitución y la Literatura (I)

Mtro. José Miguel Naranjo Ramírez

"La Bola"  

En el presente mes de febrero se cumplen cien años de la promulgación de la Constitución Política vigente de nuestro país, y como antecedente histórico ciento sesenta años de la Carta Magna de 1857, con defectos y virtudes, con todas sus reformas necesarias e innecesarias, la Constitución es el documento que nos organiza como nación, nos da identidad, soberanía,  otorga derechos y obligaciones, cada ciudadano de manera libre puede leerla y comprenderla, en esta ocasión en los festejos del centenario presentaré a uno de los personajes más influyentes en el constituyente de 1916-17, me refiero a Don Emilio Rabasa (1856-1930).

El libro más leído de Don Emilio Rabasa sin ninguna duda es: “La Constitución y la Dictadura” e incluso me atrevo a afirmar que el escritor chiapaneco es más conocido como constitucionalista que literato, sin embargo, Don Emilio antes de ser uno de los hombres más respetados e influyentes en la vida pública de México, fue un hombre que desde muy joven se dedicó a las letras, y es precisamente su etapa como literato la que conoceremos en este ciclo literario. 

Entre los años 1887 y 1888, Emilio Rabasa escribió cuatro novelas seriadas, una de las principales características que tendrá esta serie es la literatura realista, el entonces joven Rabasa quien años más tarde será Diputado, Senador, Gobernador, reconocido catedrático y escritor, a través de su obra literaria estaba describiendo y criticando los cacicazgos en el poder, la vida de las provincias, el abuso de autoridad, la falta de principios que tendrán los movimientos revolucionarios, en general, son novelas que nos muestran claramente al México porfirista y sobre todo al futuro México revolucionario.

 La primera novela que integra la serie se titula: “La Bola”, en el presente artículo comentaré algunos puntos claves para que estemos familiarizados con toda la serie, existirán muchos personajes importantes, pero desde una lectura personal Mateo Cabezudo y Juan Quiñones son protagonistas sobresalientes en la historia, a ellos agregaría en algunos lapsos a Remedios, el pueblo central donde sucede todo se llama San Martin de la Piedra, el contexto histórico de lo narrado es en la época porfirista, la voz narrativa es la de Juan Quiñones y la palabra “Bola” quedará definida al momento de que les empiece a contar la historia. 

Mateo Cabezudo es hijo de una humilde mujer de pueblo quien trabajaba de lavandera en la casa de los papás de Juan Quiñones, en la casa de la familia Quiñones, Mateo aprendió a leer y trataron de conseguirle un empleo, pero Mateo un día se fue a la bola y cuando regresó a su pueblo adquirió una imagen de valiente, años después:

 “Un nuevo movimiento revolucionario llegó a sus noticias, armó de machetes y garrochas a una docena de pedreños, toma de propia autoridad el grado de teniente, salió de San Martín y se incorporó a la primera fuerza organizada que encontró  a su paso, sin averiguar si era de tirios o troyanos. Creo que nunca llegó a saberlo; sólo supo que triunfó su partido, que hizo maravillas de valor y estrategia, y que volvió a San Martin un año después, con el despacho de comandante de escuadrón, de autenticidad no comprobada, y con el nombramiento de recaudador de contribuciones que atrapó quien sabe Dios cómo.”

Ya convertido en Comandante, Mateo Cabezudo era un hombre temido y respetado, el Presidente Municipal tenía que ceder muchas prerrogativas a Mateo, Camilo Soria siendo Alcalde de San Martín embarazó a una hermana de Mateo a la cual abandonó, de esta relación nació Remedios, Juan Quiñones estaba enamorado de Remedios, sin dejar de señalar que Juan es un joven honesto, trabajador, estudioso, vive con su madre, y tiene las mejores intenciones con Remedios.

 Jacinto Coderas llegó como Presidente Municipal, por años la costumbre era que Mateo Cabezudo tomaba la bandera para presidir el paseo cívico del 16 de septiembre, Jacinto Coderas este acto no lo permitió y en público humilló a Mateo, todo el pueblo sabía que esta acción del Presidente ocasionaría se armara la bola, Mateo empezó a buscar a sus aliados que era la gente del barrio pobre llamado “El Arrollo”, además, Mateo supo que en la Capital el Licenciado Pérez Gavilán andaba organizando un movimiento revolucionario de grandes dimensiones, como era de esperarse la bola se armó y empezó la matazón, el saqueo, el robo descarado, las violaciones, como siempre el Gobierno acordará con el bando ganador, después de toda la barbarie Mateo Cabezudo derrotó a Jacinto Coderas y accedió al poder absoluto.

 Juan Quiñones en todo el proceso de violencia su único objetivo fue cuidar y salvar de los peligros a su amada Remedios, al participar Juan en la bola del lado de Mateo, su madre fue encarcelada, Juan hasta esta primera entrega de la serie es un personaje víctima de un sistema autoritario, bárbaro, incivilizado, en realidad Juan no quería participar con ningún bando, pero las circunstancias lo obligaron, en el momento de la lucha Juan fue el verdadero héroe, pero en la historia quedó Mateo Cabezudo como el padre y líder el movimiento triunfador, lo antes apuntado a Juan le era indiferente, él lo único que quería era vivir en paz con su madre y poder casarse con Remedios, la madre de Juan por las consecuencias de la mandita bola murió.

Juan buscó a Mateo Cabezudo para pedirle la mano de Remedios, este caciquillo empoderado le negó el permiso para casarse con su sobrina, le dijo a Juan que él ya estaba muy encumbrado y que si quería casarse con su sobrina, era preciso que valiera más de lo que valía en ese momento,  Juan y Remedios sufrían por no poder consolidar su amor:  

“Yo me retiré a mis pequeñas tierras, triste, abatido y solo. Escribía yo a Remedios a veces y de ella recibía algunos renglones que respiraban siempre ternura y bondad. Ni ella ni yo perdíamos la esperanza de dominar al fin la vanidad del coronel. Y puesto que era necesario buscar el nivel entre él y yo, picado de mi amor propio y ansioso de llegar a decirle “valgo tanto o más que usted”, me entró grandísimo afán de hacerme hombre ilustrado.” 

 Claramente se percibe que Juan Quiñones es en el pueblo el único hombre interesado en la cultura, por  los estudios y por lo vivido tiene muy en claro la diferencia entre los conceptos de revolución y la bola: “La revolución se desenvuelve sobre la idea, conmueve a las naciones, modifica a una institución y necesita ciudadanos; la bola no exige principios ni los tiene jamás, nace y muere en corto espacio material y moral, y necesita ignorantes. En una palabra la revolución es hija del progreso del mundo, y la ley ineludible de la humanidad; la bola es hija de la ignorancia y castigo inevitable de los pueblos atrasados.”

 Juan Quiñones no se vencerá y seguirá luchando por su amor y sus ideas, el camino que ha elegido es la cultura, la próxima semana le daremos continuidad a la segunda entrega de la serie ahora bajo el título de: La Gran Ciencia. 

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