Ciudad de México.- La Secretaría de Marina-Armada de México como Autoridad Marítima Nacional y en funciones de Guardia Costera informa que el día de ayer, personal naval adscrito a la Primera Región Naval, en coordinación con la Aduana Marítima de Veracruz, aseguraron seis maletas que contenían en su interior 387 paquetes de polvo blanco con las características similares a la cocaína con un peso aproximado de 420 kilogramos, tras efectuar la revisión a un contenedor que se encontraba en el Recinto Portuario de Veracruz.

Esta acción se realizó como resultado de trabajos de campo y gabinete, donde se tuvo conocimiento de una presunta carga ilícita en el contenedor, por lo que, al realizar una inspección física con los medios técnicos y humanos capacitados, se logró la localización de dicha carga.

Lo asegurado será puesto a disposición de la Procuraduría General de la República para la determinación del peso ministerial, realizar las pruebas correspondientes e integrar la carpeta de investigación.

Es importante destacar que, con estas acciones, la Secretaría de Marina, como Autoridad Marítima Nacional, refrenda el compromiso de trabajar en coordinación con dependencias de los tres órdenes de gobierno, para combatir a la delincuencia organizada con los recursos que le provee la Ley, siempre en estricto apego a los Derechos Humanos. 

“La Autoridad Marítima Nacional garantiza un México con puertos limpios, seguros y eficientes”

Felipe Sánchez Banda/ Agencia Informativa Conacyt/ Saltillo, Coahuila.- Con la finalidad de fomentar la transición energética en México por medio de la investigación y el aprovechamiento de las energías renovables, la Secretaría de Energía (Sener) y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) desarrollaron la iniciativa del Centro Mexicano de Innovación en Bioenergía (Cemie-Bio); conformado por cinco clústeres, cada uno de ellos está enfocado en un área especializada en materia energética.
 
El clúster de Bioalcoholes (biocombustibles lignocelulósicos para el sector autotransporte) es un proyecto que reúne once organizaciones nacionales y extranjeras, coordinado por el  Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav), unidad Guadalajara. En este clúster, la Universidad Autónoma de Coahuila (Uadec) tiene una importante participación en el tema y desarrollo en la etapa pretratamiento de la biomasa para producir este biocombustible.
 
El proyecto “Estrategias operativas y estudio técnico y económico en la producción de bioetanol utilizando bagazo de Agave tequilana” forma parte de las actividades del clúster de Bioalcoholes.
 
Dirigida por el doctor Héctor A. Ruiz, profesor investigador del Grupo de Biorrefinería del Departamento de Alimentos (DIA) de la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec, esta investigación mixta estudia, a partir de resultados experimentales a nivel laboratorio y la simulación tecnoeconómica del escalamiento en una planta de biorrefinería, la viabilidad de la producción de biocombustibles a partir de bagazo de agave.
 
En entrevista para la Agencia Informativa Conacyt, la maestra en ciencias Daniela Lidieth Aguilar Pérez, egresada de la Facultad de Ciencias Químicas de la Uadec y colaboradora del clúster y del proyecto, explica cómo desarrollaron este estudio, su importancia, resultados y alcance en un contexto donde la contaminación y altos costos de los combustibles fósiles exige la generación de alternativas energéticas a partir de la investigación.
 
Agencia Informativa Conacyt (AIC): ¿En  qué consistió el proyecto?
 
Daniela Lidieth Aguilar Pérez (DLAP): Hicimos todo el proceso de producción de biocombustible a partir de bagazo de agave, el bagazo de agave que utilizamos fue Agave tequilana Weber var. azul, proporcionado por el Ciatej, unidad Zapopan en Jalisco, que a su vez fue obtenido de la industria tequilera.
 
Lo que hicimos con este bagazo fue pretratarlo mediante procesos hidrotérmicos (considerados amigos del ambiente), después aplicar una estrategia operativa que se llama presacarificación y fermentación, en donde se prehidroliza el sustrato ya pretratado (bagazo de agave) y después se inocula un microorganismo para la fermentación y obtención de bioetanol.
 
Después de toda esta parte experimental, realizamos un estudio tecnoeconómico de la producción de bioetanol; es importante mencionar que esta etapa fue realizada bajo el apoyo del doctor Arturo Sánchez, del Cinvestav, unidad Guadalajara.
 
Lo que hicimos fue simular mediante un software comercial una planta de biorrefinería de segunda generación (2G), en donde obtuviéramos como producto principal el bioetanol. En este estudio tecnoeconómico utilizamos todos los datos que surgieron de la parte experimental del proyecto, fueron tomados como base para poder realizar la simulación. Los equipos, el diseño de la planta, etcétera, fueron basados en procesos industriales que ya están establecidos y que han estudiado en el Cinvestav Guadalajara, donde realicé una estancia y esta parte del proyecto.
 
Nos basamos en el concepto como tal de una biorrefinería 2G, obtener el producto principal: bioetanol y subproductos de alto valor agregado, en este caso fueron los xilooligosacáridos (producto que proviene de la hemicelulosa) derivados de la etapa de pretratamiento, considerados como melazas, que tendrían un costo a favor para el proceso.
 
AIC: ¿Por qué trabajar con bagazo de agave?
 
DLAP: Porque es uno de los residuos que más se producen en México, la industria tequilera es una de las grandes de bebidas alcohólicas en el país y se producen miles de toneladas al año, además que puede ser considerado una biomasa exótica.
 
De todo este Agave tequilana que se consume, alrededor de 40 por ciento es tratado como desecho. Incluso, de acuerdo con los productores, pagan para que se lo lleven, porque es un residuo que no le ven importancia. De ahí surgió el interés de utilizar este bagazo; para este análisis tecnoeconómico, se realizó una vinculación con el Cinvestav Guadalajara con el doctor Arturo Sánchez Carmona para evaluar el bagazo de agave a nivel industrial.
 
AIC: ¿Qué aspectos evaluaron en el proyecto y en cuánto tiempo se desarrolló?
 
DLAP: Nos basamos en diferentes escenarios que fueron: tamaños de planta y costos de materia prima. El diseño se basó en los datos que obtuvimos en el laboratorio, y el proceso se realizó utilizando pretratamientos hidrotérmicos y en una sola etapa para la obtención de bioetanol, hicimos una sola etapa y ahorramos pasos para que impacte bastante en lo económico.
 
Evaluamos capacidades por planta, desde 100 toneladas (ton) por día hasta mil toneladas por día. Para esto, nos basamos en la producción que hay de Agave tequilana en México para que pudiera ser sostenible el uso de esta materia prima. A los costos de materia prima les dimos un rango muy amplio, desde ocho dólares (USD) por tonelada hasta 100 USD por tonelada, considerando también el flete desde la tequilera hasta la zona metropolitana de Guadalajara.
 
Nos llevó más tiempo la parte experimental, más de un año. La simulación fue un periodo corto pero basado en una planta ya establecida, hacer modificaciones a esa planta y acoplarla a nuestro proceso, fueron alrededor de tres o cuatro meses de trabajo intensivo. En total, el proyecto se llevó por dos años.
 
AIC: ¿Qué resultados obtuvieron?
 
DLAP: En la parte experimental, además de trabajar con la presacarificación como estrategia operativa, también aplicamos altas cargas de sólidos pretratados y utilizamos hasta 15 por ciento de sólidos pretratados con muy buenos rendimientos para la producción de biocombustibles.
 
Obtuvimos rendimientos superiores a 90 por ciento en sacarificación y superiores a 85 por ciento para conversión de glucosa y bioetanol.
 
En la parte del estudio tecnoeconómico, observamos el impacto que tiene el concepto de biorrefinería 2G como tal. Sin duda alguna es importante considerar las melazas o los xilooligosacáridos como un subproducto, ya que esto disminuyó en forma significativa los costos de producción de bioetanol.
 
Evaluamos diferentes escenarios, como tamaños de planta, costos de materia prima, evaluamos un panorama muy grande para ver cómo iban a fluctuar los precios de bioetanol. Aun con los precios más altos y los escenarios con costos más bajos en cuanto a tamaños de plantas y costos de materias primas, resultaron costos de bioetanol muy competitivos en comparación con el precio actual de la gasolina. El costo más bajo de bioetanol fue de 0.5 dólares (USD) por litro y el más alto de 1.5 dólares por litro (USD).
 
AIC: ¿Por qué es importante el desarrollo de este tipo de proyectos?
 
DLAP: Para ver cómo se comportarían todos los datos que obtenemos del laboratorio, que no se queden solo en la escala pequeña sino realmente evaluarlos y ver cómo se comportarían a un nivel más grande, para un escalamiento a nivel piloto o industrial.
 
AIC: ¿Cuál es el futuro del proyecto?
 
DLAP: Los datos que obtuvimos experimentalmente están siendo utilizados por el clúster de Bioalcoholes del Cemie-Bio, estos datos serán utilizados para su escalamiento, su evaluación y ver cómo se comportan a un nivel piloto e industrial.
 
Como perspectivas podría ser el uso de otro tipo de materia prima, con base en regiones (con otro tipo de agave, bagazo de caña de azúcar, entre otros), utilizando este mismo diseño de planta, algún análisis de sustentabilidad o de vida que también es fundamental para este tipo de proyectos, evaluar tanto lo económico, ambiental y social, y ver el impacto en esas áreas.

Pablo Miranda Ramírez/ Agencia Informativa Conacyt/ Guadalajara, Jalisco.- “Somos lo que comemos”, reza el antiguo dicho, pero la doctora Marisela González Ávila, especialista en biología celular, va más allá: en su trabajo como investigadora aborda el estudio de la microbiota intestinal, conjunto de bacterias que viven en nuestro organismo y que pueden ayudar a dibujar un panorama de las enfermedades que padecemos.

Desde hace cuatro años, esta investigadora del Centro de Investigación y Asistencia en Tecnología y Diseño del Estado de Jalisco (Ciatej) analiza la microbiota intestinal y la presencia en ella de bacterias patógenas, organismos dañinos, comensales que son funcionales para el organismo, y los probióticos, que brindan beneficios al huésped.

“Microbiota se refiere a todos los organismos que viven de manera constante y que tienen relación con el hospedero; todos ellos habitan el tracto gastrointestinal, que va desde la boca hasta el ano”, explica la investigadora del Área de Biotecnología Médica y Farmacéutica de Ciatej.

Los organismos benéficos fueron los que llamaron la atención de la doctora, quien encabezó un estudio para analizar distintos tipos de microbiota de sectores de la población, y posteriormente observó la presencia de probióticos en algunos pacientes que presentaban obesidad.

A raíz del descubrimiento, la doctora Marisela González enfocó sus esfuerzos en analizar la composición de la microbiota intestinal y su diferencia entre las personas con obesidad y aquellas que cuentan con un peso saludable. Uno de los primeros pasos en la investigación fue estudiar a pacientes hermanos con las mismas condiciones genéticas y de nacimiento para observar las diferencias.

“La primera sorpresa fue que son diferentes las condiciones de microbiota, genéricamente son compatibles al ser hermanos y las dietas tendían a ser las mismas, pero un hermano era obeso y el otro normopeso, y la diferencia que encontramos fue la composición de la microbiota intestinal”.

La investigadora relata que luego del estudio se cuestionó si se podía regular la microbiota del hermano obeso para emular la del hermano sano y así modificar el metabolismo para disminuir el peso. Para este fin se trabajó con una empresa privada para desarrollar un alimento para restablecer la microbiota intestinal.

“En este primer estudio con hermanos consanguíneos logramos tener una nivelación, entonces la microbiota, con la intervención del producto, se parecía más a la del hermano sano. Les pedimos que no cambiaran sus hábitos, la idea era regular la microbiota para probar la hipótesis de que regulándola, las personas pueden tener un cambio metabólico, y así fue”.

Además, al observar los patrones de personas con factores de riesgo también se puede prevenir que lleguen a desarrollar enfermedades como la diabetes. En otros casos, como el autismo, se descubrió que los pacientes tienen una microbiota específica, por lo que se trabaja en el desarrollo de probióticos que ayuden a equilibrar los procesos en sus sistemas nerviosos.

“Cada condición metabólica tiene condiciones peculiares, un patrón de microbiota particular, no he abordado todas, pero en las que he abordado siempre vemos un patrón que es característico de personas con un padecimiento, una situación metabólica o una enfermedad”.

Dime lo que comes y te diré quién eres
La doctora Marisela González explica que en cada persona la microbiota es distinta, casi como una huella digital, pues cada individuo ingiere bacterias que se adaptan a su organismo desde el primer aliento al nacer, aunado a esto se pueden adquirir otros, o alterar la presencia de estos, con factores como el uso de antibióticos o más comúnmente con la alimentación.

Marisela González Ávila menciona que, por ejemplo, las personas con obesidad cuentan con pocos microorganismos en su microbiota y la mayoría de ellos cuenta con la función de ahorrar energía, lo que se traduce como una acumulación de grasa corporal en el huésped.

En contraste, una persona sana puede tener otro tipo de bacterias que sirven como “gastadores de energía”, agrega la doctora, miembro nivel I del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

La investigadora recalca que el tratamiento de este tipo de bacterias puede utilizarse en beneficio de personas que padezcan desnutrición, por lo que se les puede administrar alimentos con probióticos para “ahorrar energía”.

Otra aplicación puede ser la administración de probióticos a personas sobrevivientes del cáncer, quienes luego de tratamientos como la quimioterapia sufren desgaste en su organismo, por lo que administrar bacterias benéficas puede ayudar a que agentes patógenos no ataquen a un paciente debilitado.

“Se han desarrollado conjuntamente con empresas productos con una combinación de prebióticos y probióticos para hacer una restitución o reequilibrio de la microbiota luego de tratamientos con antibióticos”.

El abordaje de esta línea de investigación tiene como fin desarrollar tratamientos preventivos, y aunque señala que los probióticos no son la cura a las enfermedades, sí son marcadores de procesos clave para mejorar la calidad de vida de las personas con algún padecimiento.

“Sí se dijo alguna vez ‘tú eres lo que comes’, pero agregaría que ‘tú eres lo que comes, lo que tus bacterias metabolizan y lo que logra integrarse a tu metabolismo’”.

Prevencion trata de personas en Veracruz

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