Carmen Báez/ Agencia Informativa Conacyt/ Ciudad de México.- Más de dos décadas de estudios y análisis en laboratorio dieron como resultado el desarrollo de Fibroquel, una nueva opción terapéutica para el tratamiento de la osteoartritis. Esta innovación, que ayuda a inducir una reparación de alta eficiencia en el cartílago articular y aliviar el dolor en los pacientes con este padecimiento, tiene autor intelectual: Guadalupe Janette Furuzawa Carballeda.
Janette Furuzawa Carballeda, investigadora del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ), ha guiado su quehacer científico con pasión, compromiso y con la convicción por el bien común. Sus principales líneas de investigación son el estudio de mecanismos inflamatorios en enfermedades autoinmunes y la regulación de estos a través del uso de proteínas de matriz extracelular modificadas, como el colágeno.
Su mayor ambición en el campo de la investigación científica es la aplicación de sus resultados del trabajo de laboratorio. Reconoce que hasta ahora, su principal logro profesional es el desarrollo del Fibroquel, en el que también participaron sus colegas del instituto.
“Trabajé prácticamente más de 20 años en este desarrollo; fue muy difícil encontrar el camino porque teníamos el principio activo del producto, pero la apertura de espacios para hacer la evaluación fue compleja. Tuvimos que trabajar mucho para desentrañar el mecanismo de acción, además de que éramos investigadores muy jóvenes e inexpertos y no sabíamos cómo realizar los trámites requeridos para el registro de la molécula ante la Secretaría de Salud, para lograr la patente nacional y después la internacional”.
El desarrollo obtuvo el reconocimiento del Colegio Mexicano de Reumatología y de la Cámara Nacional de la Industria Farmacéutica (Canifarma). Hoy, Fibroquel forma parte del cuadro básico de medicamentos de la Secretaría de Salud, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE).
El trabajo de investigación actual de la doctora en investigación biomédica básica consiste en buscar una opción terapéutica para pacientes con osteoartritis, a través del uso de moléculas de la matriz extracelular modificadas del tipo de las matricinas o matricriptinas, con el fin de regenerar el cartílago y devolver la homeostasis a la cavidad articular.
La osteoartritis o enfermedad articular degenerativa se presenta cuando hay una inflamación no autoinmune de una articulación y esta se acompaña por dolor, crepitación y rigidez. En el país, afecta de tres a 20 por ciento de adultos mayores de 50 años. De acuerdo con la especialista, actualmente no existe una opción terapéutica para los pacientes que presentan esta condición, a excepción de los tratamientos sintomatológicos.
“Buscamos algunas moléculas de la matriz extracelular con la capacidad de regular procesos fisiológicos y patológicos, como la angiogénesis, la remodelación del cartílago, el crecimiento óseo, la reparación tisular, la cicatrización, la inflamación, etcétera, y encontramos que existen, por lo menos, un par de proteínas que combinadas pueden detener la inflamación en pacientes con osteoartritis. Nuestro objetivo primario es encontrar moléculas que puedan detener la progresión de la enfermedad y evitar que los pacientes lleguen a cirugía de reemplazo de la articulación”, explica.
“Siempre pensé que la ciencia era mi vocación”
Janette Furuzawa Carballeda nació en la Ciudad de México en diciembre de 1968. Realizó sus estudios de licenciatura en la Facultad de Química y el posgrado en el Instituto de Investigaciones Biomédicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en el área de Inmunología y Biología Celular.
Desde muy pequeña, la hoy miembro nivel II del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) mostró dotes para la ciencia: la temporada navideña era el pretexto perfecto para pedir a los Reyes Magos juguetes didácticos y científicos de la marca Mi Alegría.
“Era lo máximo pedir los juegos de química Mi Alegría. Mi abuela tenía un palomar en su azotea y ahí, con unas láminas, construí un laboratorio. Siempre pensé que la ciencia era mi vocación”, rememora.
En los primeros años de su vida, Janette Furuzawa estuvo convencida de que su futuro sería en el área de la investigación en alimentos, pero al ingresar a la universidad se interesó por la bioquímica.
“Mi interés era tratar de evitar el hambre. Cuando ingresé a la carrera de químico farmacéutico biólogo con orientación al área de alimentos, en el primer día del tronco común nos dieron a elegir entre farmacología, alimentos o bioquímica y microbiología y ahí fue cuando me di cuenta que lo mío era el área de la salud y la medicina. Cambié de carrera pero no les dije a mis papás, porque la bioquímica no era un área donde yo pudiera tener un trabajo que me permitiera tener una economía holgada”, expresa.
La incertidumbre que representó esta decisión, y pese a las recomendaciones de su padre, la doctora Furuzawa Carballeda no desertó. “Recuerdo que mi papá decía cuando ingresé al posgrado: ‘Hija, ponte a trabajar porque esto no es un trabajo’. En cambio, mi madre siempre me alentó a seguir adelante. Una vez que terminé el doctorado, me preguntó: ‘Qué harás ahora, porque esto no te dará para vivir’. Sin embargo, aunque nunca me lo dijo, yo sabía que estaba orgulloso de mí, así como lo estaba mi madre. Hoy creo que fue la mejor elección. Amé mi carrera sobre todo en los últimos semestres en los que tuve bacteriología, virología, micología, parasitología y análisis clínicos”, expone.
Más que un trabajo, es una pasión
Para Janette Furuzawa Carballeda, la investigación traslacional, aquella en donde los conceptos básicos pueden aplicarse a la clínica, es más que un trabajo, es una pasión que desborda día a día.
“Siempre me levanto pensando en que tengo que ver por el bien común. Me siento honrada de trabajar en este lugar que me ha dado la oportunidad y la libertad de realizar investigación. Ha sido una de las cosas más importantes de mi vida y yo me quiero morir trabajando en el laboratorio. No me visualizo haciendo otra cosa: amo lo que hago, lo vivo y lo disfruto, es parte de mí”, comparte.
En el INCMNSZ, institución a la que ingresó en 1995 como estudiante de maestría y continuó hasta el doctorado, conoció el rigor que exige la investigación de alto nivel, con la tutoría de especialistas como los doctores Jorge Alcocer Varela y Donato Alarcón Segovia. En 2001, por invitación del doctor Alcocer Varela ingresó al instituto como investigadora titular.
“Mis estudios de maestría se enfocaron en la evaluación de la inflamación a nivel molecular en los pacientes con artritis reumatoide y osteoartritis. En el doctorado me dediqué a evaluar cuál era el mecanismo a través del cual las proteínas de matriz extracelular modificadas, particularmente la colágena-polivinilpirrolidona, eran capaces de regular la inflamación. Terminé mis estudios de posgrado y me contrataron en el Instituto de Investigaciones Biomédicas, después ingresé en el Instituto Nacional de Cancerología y más adelante me incorporé a mi alma mater, el INCMNSZ”, comenta.
La vida cotidiana de una científica
Por la mañanas, la doctora Janette Furuzawa Carballeda se consagra al laboratorio. Mientras que las tardes las destina a la convivencia con su hija, que cursa los estudios de secundaria. El trabajo de escritorio, como la redacción y lectura de artículos científicos, completan su jornada. Asegura que en su día a día trata de buscar el equilibrio entre el trabajo y su vida personal. La lectura, visitas al cine, caminar y disfrutar de un buen café son elementos que conforman los intereses personales de la investigadora.
“Procuro cumplir todos mis pendientes del laboratorio, porque una parte importante para mi tranquilidad emocional y felicidad es ver crecer a mi hija, sacarla adelante, guiarla, darle los principios y valores para que sea una persona de bien. Tengo que compartir la responsabilidad de mi trabajo con la educación de mi hija. Por otro lado, trato de ver la vida de forma positiva y de brindar siempre una sonrisa”, expresa.
Respecto a cómo le gustaría ser recordada responde: “Quiero que la gente me recuerde pensando que hice algo positivo por alguien. No importa si es en el ámbito científico o a nivel personal. Quiero que mi trayecto en esta vida no sea fútil”, concluye.